Las mismas falencias que se evidenciaron durante la virtualidad de las clases por la pandemia se han repetido en estos días de conflicto interno: falta de acceso a internet, desiguales condiciones de aprendizaje e incertidumbre. ¿No aprendimos la lección?
POR: Paola Simbaña Ramos
Niños jugando en los patios de las casas con pelotas de colores mientras se escucha: “mamá”; otros, jóvenes que entran y salen de sus casas en calentador. En las calles, existe una ausencia de las busetas escolares. Tampoco se ve a los padres acompañando a sus hijos con mochilas y loncheras. Este ha sido el panorama durante una semana.
El pasado 9 de enero, tras la declaratoria oficial del conflicto armado interno, el Ministerio de Educación dispuso que todas las instituciones educativas del país suspendieran todas las clases presenciales en el país; y, posteriormente, se definió que pasaran a labores virtuales.
Y la cartera de Estado ha definido que la modalidad virtual rige, al menos, hasta mañana, aunque sigue monitoreando la situación del país para ir actualizando esta decisión.
Además de esta grave situación, existe preocupación por el retorno a las clases virtuales. “Con el empeoramiento de la situación de seguridad, el cierre temporal de escuelas en todo el país ha privado a más de 4.3 millones de niños, niñas y adolescentes de servicios educativos adecuados”, manifiesta Unicef.
El organismo señala que está listo para apoyar a las autoridades en la reapertura de las escuelas tan pronto como las condiciones mejoren.
Entonces, la preocupación vuelve a ser la misma: los niños quedan fuera de las escuelas. De acuerdo con la encuesta ‘Tecnologías de la información y comunicación’ del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) —de julio del año pasado—, tan sólo el 44,4% de los hogares del país cuenta con acceso a internet. Lo que significa que 1’897.443 hogares carecen de este servicio.
El Banco Mundial enfatiza que los expertos recomiendan mantener las escuelas abiertas. Esto, bajo el Covid-19, que también significó una crisis.
“Las escuelas deben reabrir y permanecer abiertas. Los altos costos económicos, sociales, de educación y de salud mental por el cierre de escuelas sugieren que el cierre parcial o total de las escuelas debería ser el último recurso de los gobiernos como estrategia de mitigación frente al Covid-19”, dijeron en 2022. Por lo que, frente a las crisis, los organismos instan a que cerrar las unidades educativas sean la última medida.
¿Cómo afectará esta problemática a la educación?
Milton Luna, coordinador de Contrato Social por la Educación, explica que el que los niños regresen a la modalidad virtual afecta al desarrollo del ciclo escolar y, más aún, si el sistema educativo del país, no ha tenido desarrollo de educación virtual.
Por lo que aseguró que no se han adoptado medidas de política pública, para poner “a punto el sistema” con infraestructura de internet y dotación de equipos inteligentes. Y recalca que alrededor del 40% de alumnos en el país no tendría estas condiciones para continuar con sus clases en la modalidad virtual. Así, en ellos habría un impacto negativo en el desarrollo de su educación.
“Los gobiernos no toman consciencia de que es necesario, por obvias razones, tener a punto un sistema alternativo que brinda la educación virtual. De hecho, en la práctica no se han realizado los esfuerzos necesarios en términos de infraestructura, capacitación de docentes, entre otros”, dijo.
Recalca que los expertos en educación coinciden en que lo más importante es la educación presencial, pero, en la práctica, existen incidentes como el actual. Además, ‘pasado mañana’ puede haber una nueva suspensión, por una causa diferente, por lo que el sistema no puede dejar de funcionar y, para ello, hay que tener bien dotadas otras partes de la infraestructura.
“Por otra parte, tampoco es de decir: ‘bueno, todo el país de manera homogénea retornemos a clases’. Seguramente, toque un retorno a clases presenciales en ciudades que no estén tan afectadas por el impacto de la inseguridad y violencia. Pero, el conjunto debería comenzar a funcionar el sistema educativo de manera normal y regular, tomando las previsiones correspondientes, no sólo es el tema de internet, sino de seguridad y diálogo entre las diferentes instituciones, como municipios y el sistema educativo”, detalló Luna.
Jorge León, educador y miembro de la Alianza de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, afirmó: “Desde mi perspectiva educativa, el regreso a clases virtuales es negativo. Ya existe información de que no se desarrollan procesos de aprendizaje reales, sino solamente de información”, indicó.
Además, señala la preocupación de que existen dificultades de conexión, sobre todo, en zonas urbano populares y empobrecidas, donde no tienen acceso a internet. Y que la educación resulta más afectada porque existe un enfrentamiento abierto de las bandas criminales con el Gobierno.
Cree que instituciones como el Ministerio de Educación y Unesco puedan generar espacios de aprendizaje de otras experiencias, porque no se conoce cómo enfrentar esta situación; además de la alerta que se crea frente la situación de seguridad.
“Yo creo que va a ser muy difícil la recuperación. No se pudo hacer en procesos anteriores. Creo que el Ministerio de Educación no aprendió de las experiencias anteriores. Pues, educación virtual es a través de una plataforma dinámica que permite la utilización de varias herramientas e intercambio con los docentes. El Ministerio lo que aplica, a mi parecer, es sólo comunicarse a través de Zoom o WhatsApp, que no es educativo, sino comunicación. Lo que se requiere en este caso, para tratar de superar el problema es que el Ministerio financie la utilización de plataformas educativas, pero no se aplica eso”, aseguró.
Para Rossana Viteri, directora de Plan Internacional en Ecuador, en cualquier crisis, el organismo internacional promueve que lo primero que se haga es que los niños regresen a la escuela. Recuerda que en el caso de Ecuador, con el Covid-19, el cierre de escuelas fue más largo. Y afirma que los niños en la escuela tienen la oportunidad de tener un espacio protegido y tienen la oportunidad de recuperarse, y pueden desarrollar sus habilidades y sentirse mejor frente a la crisis que estén viviendo.
“Ahora, la situación de Ecuador no es sólo esta semana que se regresó a la virtualidad, sino desde mucho antes, en varios ciclos y se da muy complicado. Con decisiones de familias en Guayaquil, por ejemplo, en la Nueva Prosperina, los niños no van a la escuela. Entonces, esto necesita un planteamiento mucho más amplio. Varios analistas han dicho esta semana que no se trata solamente el tema de la inseguridad, se trata de que esta inseguridad a la que hemos llegado es, de alguna manera, un abandono de la política social. ¿Y cómo es esa política social? Es educación, es salud, es oportunidades de empleo. Y lo que hemos visto en la última década es intentar manejar esta crisis con control, mayor equipamiento, para la Policía, para los militares, pero no hemos visto el mismo ímpetu en las áreas de educación y salud”, expresó.
Pero, ¿cómo se viven las clases virtuales?
Eugenia Moncayo, madre de un estudiante de décimo de básica, indicó que no está de acuerdo con las clases virtuales, porque su hijo necesita un desempeño más práctico. Además, dice que le preocupa que su hijo no entiende las clases en forma remota porque es hiperactivo, se distrae y no pone atención.
Además, su trabajo lo realiza de manera presencial, por lo que explicó que es muy difícil dejar a su hijo solo en casa en las clases virtuales. Y recalcó que, cuando su hijo está en clases presenciales, está más tranquila porque sabe que está controlado por los maestros y puede compartir con sus amigos. Sin embargo, en casa no ocurre lo mismo, pasa solo y no sabe si entra a clases, por lo que la situación es complicada.
Moncayo afirmó que toda esta semana en clases virtuales ha sido difícil, porque todos los materiales de su hijo se quedaron en su colegio e insiste que las clases virtuales no son recomendables, porque el aprendizaje es muy básico.
Desde el fin de semana pasado les habían indicado que las clases virtuales se cumplen en el horario normal y se van a integrar a clases presenciales el 22 de enero. Aunque, ella señala que siempre dependerá de la situación actual.
Y explica que no ha tenido ninguna información sobre cómo se desarrollará con el tema de seguridad.
Lorena Cueva, madre de una niña de 3ero de básica, aseguró que su hija mantiene las clases virtuales, pero para ellas no ha sido tan difícil manejar la situación como lo fue al inicio con la pandemia. Además, recalcó que en el colegio de su hija ya manejan diferentes plataformas para que los niños puedan acceder a plataformas para su educación virtual.
Y puntualiza que en las clases virtuales reciben las mismas clases que en la escuela, realizan actividades y éstas son reforzadas en la casa. Para Cueva, ha sido más fácil este tipo de educación, pues contó que ella también se mantiene en teletrabajo, aunque explicó que, si no hubiera tenido esta facilidad, “no hubiese tenido quién se quede en la casa supervisando a su hija y controlando las clases”.
Sobre la situación que atraviesa, la madre de familia expresó que ha intentado explicarle a su hija el por qué ahora se regresó a la modalidad virtual y que en el colegio les han dado acompañamiento psicológico. “La psicóloga les explico qué era lo que estaba sucediendo con palabras que puedan entender, manifestó.
¿Cómo se puede evitar que se afecte la educación en las crisis?
Luna explica que, si la suspensión de clases es corta, el impacto va a ser menor, pero, si la suspensión es de más largo plazo, el impacto será mayor, como sucedió en la pandemia, que ocasionó un retroceso educativo y un abandono escolar.
“Considero que, por supuesto, hay un impacto negativo, pero no va ser mayormente afectado. Pero esta situación debe llevarnos a otra reflexión, estamos en otro momento de la historia de la humanidad. Un momento en que las nuevas tecnologías tienen aspectos negativos y positivos, debemos asumirlos y trabajar positivamente. ¿Que quiero decir con esto? Que, si mañana o pasado sucede un terremoto, una erupción o cualquier circunstancia, por los que se deba pasar de la presencialidad a la virtualidad y es un plan b que siempre debe estar a punto”, recalcó el experto.
Por su parte, Viteri aseguró que quizá, esta crisis que vive Ecuador, es el momento para reflexionar y definir un curso de acción que permita mejorar la calidad de la educación lo más rápido posible.
“Ahí es donde Ecuador les ha fallado a los niños. La educación en este momento no es suficiente. Hace poco, salió una noticia de cómo vamos con respecto a los niños de la región y, lo que aprenden los niños en Ecuador queda muy por detrás”, afirmó.
Según Viteri, los niños aprendieron poco o casi nada durante la pandemia, lo que debería guiar al Ministerio para tomar decisiones. Y también, hay instrumentos para que aprendan de manera activa y que se debe estar mejor preparados en caso de que se tuviera otra crisis. Además, hay que dotar a los docentes de las mejores estrategias para cuando se necesiten las clases virtuales.
La directora de Plan Internacional decía que le parece estupendo que estas clases se pudieran recuperar de manera presencial, pues el aprendizaje virtual deja muchísimo que desear. “Lo que vamos a tener son una generación de niños que cuando terminen sus estudios no tengan las habilidades que deberían tener para enfrentar estudios superiores o trabajo y eso tiene un impacto en la economía y desarrollo del país”, detalló.
Ecuador Chequea preguntó al Ministerio de Educación sobre si se va a tomar alguna medida sobre, ¿cómo se puede evitar que la medida actual afecte al desarrollo del año escolar?; sin embargo, hasta el cierre de esta edición no hemos obtenido una respuesta.
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