15 segundos. 15 segundos de terror. 15 segundos de drama. 15 segundos de caos. En 15 segundos un magnicidio. En 15 segundos le quitaron la vida a Fernando Villavicencio. Ese es el tiempo que dura el video que captura el momento exacto en que el candidato presidencial de Construye sale de un mitin político y es acribillado apenas ingresa al automóvil asignado para su movilización ese día.

La tarde de ese 9 de agosto el crimen organizado le dio un golpe letal a la democracia, al sistema electoral, al sistema político ecuatoriano.

A 11 días de la primera vuelta presidencial, Villavicencio venía trepando en las encuestas de intención de voto y algunas le ponían inclusive en segundo lugar. El activista político se caracterizaba por ser frontal en su denuncias, en sus ataques, en sus confrontaciones.

En lo político, sus principales denuncias fueron en contra de correístas, en especial de su líder  Rafael Correa y de su estructura de Gobierno. Cada vez que tenía oportunidad, Villavicencio le recordaba a esta agrupación política y al país que una investigación suya y de Christian Zurita, llamada ‘Arroz Verde’, dio origen en lo penal al caso ‘Sobornos’, que terminó en sentencia condenatoria ejecutoriada a ocho años de prisión en contra de Correa —lo que generó que se mantenga en calidad de prófugo de la justicia ecuatoriana—, de su vicepresidente Jorge Glas y de otros ocho colaboradores de su Gobierno. 

En lo judicial, el activista político combatió a lo que llamó la ‘narcopolítica’ y a las grandes y poderosas bandas de grupos delincuenciales; los unos y los otros unidos bajo una misma línea de acción, según Villavicencio: la corrupción.

Esto hizo que su perfil se volviera de alto riesgo, aunque él siempre minimizó los riesgos a los que se exponía. “A mí me han dicho que use el chaleco (antibalas). Aquí estoy, a camisa sudada. Ustedes son mi chaleco antibalas, yo no necesito. Ustedes son un pueblo valiente y yo soy valiente como ustedes, ustedes son quienes me cuidan”, mencionó en uno de sus discursos ante sus partidarios, cuando ya era candidato.

Pero la tarde del 9 de agosto no hubo protección que le pudiera librar de su destino. Ni su (escasa y desprevenida) seguridad oficial. En un par de segundos un comando de sicarios silencio su voz.

Personaje controversial

De sindicalista petrolero, Villavicencio al activismo político y militó en organizaciones como la Coordinadora de Movimientos Sociales, Pachakutik e integró la alianza Honestidad, que agrupó a Concertación y al Partido Socialista.

Fue asesor del entonces asambleísta de Pachakutik Clever Jiménez y fue cuando ganó notoriedad política. Los dos, junto al médico Carlos Figueroa, tras la revuelta policial del 30 de septiembre del 2010, presentaron casi un año después ante la Fiscalía una denuncia para que se investigara al entonces presidente Correa por, presuntamente, haber fingido estar secuestrado en el Hospital de la Policía y haber ordenado la incursión armada al Hospital para su rescate.

La denuncia fue archivada y Correa les contra demandó por calumnia; los tres fueron condenados a 18 meses de prisión y el pago de 47.000 dólares como indemnización. Sin embargo, para evitar la persecución del Gobierno se refugiaron en la comunidad amazónica de Sarayaku, donde se mantuvieron hasta que prescribió la pena, excepto Figueroa, quien sí cumplió parte de su condena. Esto marcó una rivalidad que nunca se superó entre Correa y Villavicencio.

El activista, como parte de sus investigaciones, realizó otras denuncias que involucraron al correísmo y en no pocos casos de presuntas vinculaciones con delincuencia organizada en sus diferentes formas.

Siempre buscando un cargo político, Villavicencio obtuvo una curul nacional en las elecciones del 2021 y, una vez en el Parlamento, presidió la Comisión de Fiscalización, desde donde investigó casos de connotación nacional. Denunció a autoridades en funciones de tener vínculos con carteles de la droga o, por lo menos, de haber sido auspiciado por ellos, y a su larga lista de enemigos sumó también, a través de sus denuncias, a los principales líderes de bandas delincuenciales, como Los Lobos, Los Choneros, entre otros.

Definitivamente se hizo conocido y nunca ocultó su intención de llegar a la Presidencia de la República, que se suponía iba a buscar en las elecciones del 2025.

Pero con la muerte cruzada y el consecuente anticipo de elecciones, adelantó sus planes y, arropado por el Movimiento Construye, se presentó como candidato presidencial. El camino a Carondelet parecía posible, hasta que la tarde del 9 de agosto, en plena capital de la República, en pleno sector comercial norte, un gatillero frustró sus aspiraciones, lo que quedó grabado en esos 15 segundos.