Desde la cama en la que se encuentra postrada por una enfermedad incurable, la mujer de 42 años pidió su derecho a la eutanasia ante la Corte Constitucional. Los jueces la escucharon a ella, a su padre y a representantes de diferentes sectores que apoyan y rechazan su pedido.
En un hecho histórico en Ecuador, Paola Roldán, una mujer de 42 años que padece una enfermedad incurable que desde hace más de un año le ha dejado postrada y con dolores que la ciencia médica no puede controlar, suplicó hoy ante los jueces de la Corte Constitucional que le permitan acceder a la eutanasia.
Desde la cama de su hogar, en la que permanece sin poder mover un solo músculo, excepto los de la cara, Roldán hizo un esfuerzo evidente para hablar mientras el respirador artificial seguía bombeando torrentes de aire.
Y así se presentó, vía telemática, ante los magistrados del más alto tribunal del país al inicio del tratamiento de su pedido, presentado formalmente el 8 de agosto, cuyo trámite inició el 9 de este mes. Esto, luego de que la Corte decidiera que no se lo atienda en orden de presentación, lo que habría implicado un tiempo indeterminado de espera ante otras solicitudes presentadas con anterioridad.
Roldán dijo que su reclamo también representa a cientos de personas que atraviesan la misma situación. «No sé si la próxima semana pueda seguir hablando», alcanzó a decir, tras una nueva y dolorosa pausa que parecía interminable.
También reveló que tampoco puede dormir a pesar de que, dijo, “me sedan como a un caballo”. La noche anterior, por ejemplo, en 17 ocasiones fue cambiada de posición por parte de su esposo, quien ese momento continuaba a su lado.
Ese apoyo ha sido indispensable ante la gran cantidad de cuidados médicos y de enfermería, dijo Roldán, para realizar tareas mínimas, como respirar, comer y hablar. Y estas tareas se han complicado por los cortes de luz que afectan al país, agregó.
Roldán padece una discapacidad del 95%, a consecuencia de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad incurable y degenerativa del cerebro y de la médula espinal, que controlan el movimiento.
Tras escuchar a Roldán, el juez que preside el tribunal a cargo de tratar este caso, dio paso a la intervención a su padre, así como a los tres abogados que patrocinan su pedido.
Los tres presentaron diferentes argumentos de sustento de la demanda en manos de los jueces. Insistieron en que existe jurisprudencia a escala internacional para establecer una excepción a la norma que penaliza como homicidio la asistencia por parte de un médico para permitir morir a una personas que así lo ha expresado de manera consciente ante enfermedades incurables y dolores sin control médico ni de otro tipo.
Los jueces que impidan el derecho una muerte digna pueden ser sancionados explicó, por ejemplo, Farith Simon, el primero de los tres abogados patrocinadores en intervenir en defensa de la solicitud Roldán para acceder a la eutanasia.
“Debe existir un eximente de responsabilidad en caso de eutanasia”, señaló Pablo Roldán, el segundo abogado patrocinador, respecto a la necesidad de establecer una excepción en caso de eutanacia.
Insistió en que, desde el punto de vista penal, sancionar a aquellos que asistan por razones altruistas, por piedad, a una persona que solicita la muerte debido a padecer una enfermedad con dolores insufribles, es considerado inconstitucional y una barrera para ejercer el derecho a una muerte digna.
En la audiencia también se dió paso a la intervención en calidad de ‘amicus curiae’ a abogados y representantes de diferentes sectores, que expresaron posiciones a favor y en contra de este primer pedido formal de acceder a la eutanasia.
Ellos, al igual que los abogados patrocinadores, recordaron que no sólo existe jurisprudencia establecida a escala internacional para este tipo de casos, sino que códigos éticos de la profesión médica sí facultan a los médicos a aplicar “sedaciones terminales”, sin considerarlas como una mala práctica.
En este sentido, por ejemplo, se pronunció el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Juan Gérvas, al explicar los fundamentos científicos, médicos y humanos para adoptar la mencionada decisión, que ahora debate Ecuador. “Prolongar estas vidas daña a la persona, la familia y la sociedad”, dijo sobre la pérdida total de posibilidades de vida de una persona con enfermedades incurables en grado terminal.
“Con las terribles palabras que ha dicho la paciente, sólo somos testigos de un sufrimiento inenarrable para dar una respuesta”, acotó el médico español, también vía telemática. Por este mismo medio y al pie de un gran cuadro artístico de Jesucristo crucificado, compareció Paúl Ocaña, presidente del Colegio de Abogados de Pichincha, quien argumentó que extender la vida sin ninguna expectativa, a consecuencia de enfermedades degenerativas e incurables, representa someterla a tratos crueles, inhumanos y degradantes, los cuales están prohibidos y sancionados por el estado de derecho en Ecuador.
Del otro lado
En rechazo del pedido de Roldán, Pablo Proaño, abogado de una fundación privada, señaló que dicha solicitud no se adecúa a la Legislación vigente. También dijo que la demanda demostró la inconstitucionalidad sobre la falta de una excepción a la pena de homicidio, y sobre la vulneración al derecho a la dignidad.
Representantes de otros sectores en el país e incluso del extranjero también presentaron argumentos en rechazo al pedido, indicando, por ejemplo, que no existe un tratado específico que garantice el derecho a morir o que asistir a una persona que ha expresado su deseo de morir contradice el juramento hipocrático de los médicos
Antes de clausurar esta primera sesión, tras casi tres horas de instalada, el juez que presidió la diligencia consultó a los representantes de la Asamblea y la Presidencia si iban a replicar lo que presentaron las partes. Dijeron que no tal como se les consultó en una primera ocasión si presentarían argumentos. No hay fecha para la reinstalación de esta audiencia o para la entrega de una resolución.
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