Cuidar la seguridad de los aficionados es un beneficio superior a los ingresos que dejan de percibir temporalmente los equipos. Sin embargo, los afectados por este aplazamiento abarcan también desde restaurantes hasta negocios informales.
Cuando la Selección nacional de fútbol se enfrenta en partidos cruciales para asegurar su clasificación al Mundial, su presencia no sólo domina los estadios, sino que también acapara la atención de toda la nación. Este mismo encanto se replica de manera notable durante el campeonato nacional (LigaPro).
Y es que 16 equipos no sólo mueven una pelota, sino también a millones de aficionados y estos, a su vez, a una parte de la economía nacional. Con todo este contexto, la decisión de retrasar para marzo el arranque del torneo nacional de primera división genera desazón en muchos sectores. ¿Qué pudo detener uno de los movimientos de masas literalmente más grandes del país? La respuesta: la lucha del Estado contra el crimen organizado, elevada desde el 9 de enero a la categoría de conflicto armado interno mediante un Decreto Ejecutivo, con la orden de neutralizar a 22 grupos criminales, catalogados como terroristas.
Y, como consecuencia, esta misma crisis de inseguridad en el país obligó a las autoridades del campeonato de fútbol a tomar esta medida: «En sesión extraordinaria de este viernes, el Consejo de Presidentes de la LigaPro decidió reprogramar el inicio del torneo para el 1 de marzo».
¿Qué representa, en la práctica, este retraso de casi un mes en la programación de las fechas de la primera fase, la cual deberá concluir previo al inicio de la Copa América el 20 de junio próximo?
La respuesta que con mucha cautela dieron a Ecuador Chequea fuentes de la Federación Ecuatoriana de Fútbol y de la LigaPro fue que cada equipo deberá estimar el posible impacto en su economía y finanzas. Esto, explicaron, en consideración de la mayor o menor dependencia de la taquilla como fuente de ingresos: la fórmula es muy sencilla, a mayor hinchada, mayores ingresos por taquilla y, por tanto, habría más perjuicios de jugar un partido sin público, como fue la opción que inicialmente preveían las autoridades, antes de resolver la postergación.
El jefe de prensa de Cumbayá Fútbol Club, Juan Carlos Sánchez, señaló que la postergación —en lugar de jugar sin público— evita que las pérdidas sean mayores para los equipos con grandes hinchadas.
Sin embargo, explicó, el perjuicio económico del que no se escapan es, precisamente, de no contar con las grandes cantidades de recursos que aportan sus hinchadas, de por lo menos 10 mil asistentes, por concepto de taquilla durante las dos semanas de postergación.
La postergación, dijo, tiene un aspecto positivo como una medida de seguridad para las hinchadas y la comunidad en general, pero también tiene su lado negativo.
“El lado positivo también está en que hay más tiempo para la preparación de los jugadores. Los extranjeros, por ejemplo, pueden tener una mejor adaptación a la altura y a la forma de juego. Pero lo contraproducente es que crece la ansiedad por jugar entre los jugadores y en todo el entorno del equipo”, comentó Sánchez.
Sin embargo, señaló que, de acuerdo con declaraciones de los propios directivos, la taquilla no tiene el mismo peso que los derechos por transmisión de los partidos por televisión, que alcanzan el 60% en el presupuesto anual de 2 millones de dólares, mientras el 40% restante corresponde a taquilla, aporte de socios y auspiciantes. “Todos los equipos esperamos estos rubros para cubrir los costos del fútbol que son bastante altos”, indicó.
El periodista deportivo Diego Melo comentó: “Seguro los equipos ya querrán tener esos ingresos, pero habrá que esperar porque en principio lo que iba a pasar es que iban a jugar sin público, con el problema económico que implica. Ahora dependerá si los equipos logran que asistan y que se mantengan 5, 10 o más de 15 mil asistentes, pero eso siempre será mejor que cero”.
“Hay equipos que sí piensan en la taquilla como un ingreso fuerte, otros no tanto, pero, en general, suma en una economía del fútbol, que se ha visto golpeada desde la pandemia con todos los inconvenientes que hemos vivido”, agregó luego de señalar que en estas dos semanas de postergación los equipos tienen el desafío de preparar mejor a sus jugadores y a sus eventos de presentación.
BENEFICIO SOCIAL
La economista y catedrática universitaria María Herrera comentó que el beneficio social de prevenir posibles actos de violencia que afecten a la comunidad durante partidos de fútbol con asistencia masiva es muy superior a los posibles perjuicios económicos para los clubes de fútbol durante las dos semanas de postergación en cuestión.
Esta es una responsabilidad compartida con los equipos de fútbol, a quienes les corresponde actualizar sus protocolos de seguridad a las nuevas circunstancias que enfrenta el país, para que se garantice el retorno masivo del público a los estadios, comentó el periodista deportivo.
El periodista deportivo Gianni Uquillas consideró que no sería lógico ni razonable criticar la postergación como medida de seguridad luego de que los propios ciudadanos hemos pedido que nos protejan ante el clima de violencia que se ha enfrentado en meses recientes.
PESO DE LA ECONOMÍA
La publicidad y los derechos de televisión son, en la práctica, lo más visible del movimiento de la economía nacional que produce el fútbol. Se trata de los contratos millonarios que están detrás de cada transmisión en directo, con anuncios publicitarios incluidos, de cada partido del campeonato.
En contraste con esta gran exposición en medios, en cambio, se encuentran miles de comerciantes informales que prácticamente rodean muchas cuadras, manzanas, calles y avenidas alrededor de los estadios en cada partido.
La economista María Herrera estimó que el mayor peso de la economía del fútbol se encuentra, precisamente, en los comerciantes informales, que dan cuenta, así mismo, de una considerable cantidad del empleo informal que existe en el país. “Es una economía formal en la medida de la venta de los boletos, la publicidad y los derechos de televisión, pero informal es casi todo lo demás, como la comida, vestimenta y aditamentos. Con excepción de una mínima parte que compra los artículos oficiales en locales comerciales”, indicó.
Todo este movimiento económico informal, prácticamente se pierde o se puede recuperar muy poco tras las dos semanas de postergación, estimó Herrera. En un balance entre ambos sectores, formal e informal, agregó, la postergación puede resultar un sacrificio, pero es necesario si contribuye a mejorar la seguridad.
La asistencia masiva de hinchas de la Liga de Quito, por ejemplo, genera ingresos adicionales para aproximadamente siete restaurantes, heladerías y otros establecimientos de alimentos y bebidas situados en la calle John F. Kennedy, en la zona del estadio Rodrigo Paz Delgado, en el norte de Quito.
Justin Enríquez, responsable de uno de los seis locales del patio de comidas ‘Plaza Vikingos’, destacó que la llegada masiva de hinchas, no sólo del equipo capitalino, sino también de los rivales con los que se enfrenta, resulta vital para las actividades de la zona.
“Este patio existe gracias a los hinchas. Es el sustento con el que vivimos y que se genera en los días de los partidos. Aunque los ingresos son menores en los demás días, se compensa con creces durante los días de los partidos”, explicó.
“Vienen de todas partes y es por eso que esos días de fútbol benefician a todos. Los hinchas nos brindan empleo; gracias a ellos, estamos aquí”, subrayó Justin Enríquez.
CASO APARTE
Tras la autorización del Gobierno nacional para que los municipios definan en qué ciudades se autorizan eventos masivos —con autorización y, de ser necesario, plan de seguridad por parte de las intendencias—, en Quito se dio luz al partido de Aucas, contra Nacional de Paraguay, en el marco de la Copa Libertadores. El evento está previsto para este jueves, pero se habilitará apenas el 60% del aforo del estadio Gonzalo Pozo Ripalda, según se conoció hoy.
Te puede interesar:
· Rusia no recibe más exportaciones de Ecuador
· Sobre el incremento del IVA, todo queda en un ‘amanecerá y veremos’