Se trata de una referencia clave para las inversiones nacionales y extranjeras, que ha crecido en las últimas semanas, en medio de la incertidumbre político-electoral. ¿Qué implicaciones reales tiene esto en la economía ecuatoriana?
POR: Juan Camilo Escobar
El Riesgo País de Ecuador, medido por el Banco Central a través del Emerging Markets Bond Index (EMBI) de JP Morgan, ha mostrado una alta volatilidad en las últimas semanas, en un contexto de creciente incertidumbre política, a sólo 20 días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2025-2029.
Ayer, mientras el país aún digería el agrio debate entre los candidatos presidenciales finalistas, la correísta Luisa González y el presidente-candidato Daniel Noboa, el índice se situó en 1.511 puntos, una caída de 36 puntos respecto a los 1.547 puntos registrados el viernes.
A pesar de la caída, el índice sigue por encima de los 1.500 puntos, un umbral clave que ha sido superado en dos ocasiones durante marzo: entre el 7 y el 12 de marzo, y nuevamente desde el 20 de marzo. Previamente, el 10 de marzo, el Riesgo País alcanzó su máximo de 1.561 puntos.
La reciente variación en este indicador se registra tras un debate que no fue un intercambio de propuestas sino un campo de batalla verbal. Noboa, el joven heredero de un imperio empresarial, acusó a González de estar vinculada al narcotráfico y de querer desdolarizar la economía. González, la protegida de Rafael Correa, le respondió con una daga afilada: lo desafió a someterse a una prueba antidopaje y lo señaló por no cobrar una millonaria deuda de impuestos a empresas de su familia. También le recordó que una de sus colaboradoras más cercanas estaba bajo investigación de la Fiscalía por presunto tráfico de drogas.
CRITERIOS TÉCNICOS
En este contexto, expertos consultados por Ecuador Chequea señalaron que la incertidumbre generada por la segunda vuelta electoral, programada para el 13 de abril, ha incidido en la percepción de los inversionistas: la estrecha diferencia entre los finalistas —menor al 1%— ha elevado la preocupación sobre el rumbo político y económico del país.
Pero la política no es el único factor en juego. Ecuador, un país que ha dependido del petróleo para sostener su economía, sufrió otro golpe el 13 de marzo, cuando un derrame de crudo en Esmeraldas obligó a Petroecuador a declarar fuerza mayor y a reprogramar exportaciones del crudo Oriente, de densidad media (23 grados API). La controversia sobre la concesión del campo Sacha también añadió en semanas recientes otra capa de incertidumbre.
La petrolera estatal intentó calmar hoy las aguas. Informó que las operaciones del Sistema de Oleoducto Transecuatoriano (SOTE) se habían normalizado y que los compradores internacionales ya habían sido notificados sobre la reprogramación de los envíos. Pero el daño ya estaba hecho.
Hace apenas dos meses, el 6 de febrero, el índice de Riesgo País registró una caída a 901 puntos, su nivel más bajo desde el 13 de junio de 2022, cuando se ubicó en 903 puntos, según datos oficiales.
Esto, señalan los expertos consultados, reflejaba en ese momento una mayor confianza de los mercados en la economía ecuatoriana. Ahora, en cambio, con el país atrapado en la incertidumbre electoral, cualquier atisbo de optimismo sobre la estabilización de este índice —que mide la confianza de los inversionistas en la capacidad del país para honrar sus deudas, cumplir con sus obligaciones de pago y atraer inversiones— se desvanece.
PERO, ¿QUÉ IMPLICA ESTE ÍNDICE?
Para el especialista en economía empresarial Oswaldo Lanzáduri, el Riesgo país, calculado a partir de los indicadores del Emerging Markets Bond Index (EMBI) de JP Morgan, es una herramienta crucial en el análisis financiero y las decisiones de inversión tanto locales como internacionales.
Este índice, explica Lanzázuri, no sólo refleja la percepción de riesgo asociado con la deuda soberana, sino que también influye directamente en las políticas gubernamentales relacionadas con la emisión de bonos, una medida esencial para asegurar el financiamiento necesario. Además, el EMBI desempeña un papel determinante en la asignación de capital por parte de los inversionistas, quienes, al evaluar su impacto, deciden si invertir en proyectos que pueden generar empleo y contribuir al crecimiento económico del país.
En pocas palabras, puntualiza Lanzáduri, si el Riesgo País se mantiene por encima de los 900 puntos —como ocurre actualmente, con un valor de 1.511— las posibilidades de que el Gobierno consiga recursos internacionales mediante la emisión de bonos soberanos se ven seriamente limitadas.
“En las últimas semanas hemos visto una evolución negativa del índice riesg. Es decir, sube el riesgo y cae el precio de los papeles ecuatorianos. Sube la tasa y el precio, es un principio financiero básico. Se ve que el mercado financiero está percibiendo una economía con mayor posibilidad de no pagar su deuda en el futuro. Eso fundamentalmente se relaciona con la situación política”, expresó Landázuri
“Con 900 puntos no se puede emitir deuda, y peor aún con 1.500. Lo que sucede ahora es que el mercado percibió, en primer lugar, que la información proporcionada por el presidente —según la cual podía ganar en una sola vuelta— era falsa, y, en segundo, que ambos candidatos están muy próximos. Esto incrementa los riesgos para los inversionistas, quienes temen que gane la candidatura menos comprometida con la disciplina fiscal”, comentó Lanzáduri.
EL IMPACTO REAL
José Hidalgo, director general de la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes), comentó que el Riesgo País ha fluctuado entre 1.400 y 1.500 puntos en las últimas semanas, después de saltos notables tras los resultados de la segunda vuelta electoral y cambios recientes en el Ministerio de Finanzas. Este rango es considerablemente alto, en comparación con los países vecinos, lo que hace inviable una emisión de bonos soberanos en el mercado internacional y limita las opciones de financiamiento del próximo Gobierno. Esto también afecta la llegada de inversión extranjera, crucial para la generación de empleo formal en el país.
Hidalgo enfatizó que cualquier variación negativa en el Riesgo País tiene un impacto directo en la vida diaria de los ciudadanos: “No sólo lo siguen los analistas económicos. También afecta la llegada de inversiones y, si al gobierno se le restringen fuentes de financiamiento, eso afecta los pagos a proveedores, la seguridad social y a los municipios. Este no es un indicador cualquiera; refleja el nerviosismo en el exterior sobre la capacidad o voluntad del próximo gobierno para cumplir con sus obligaciones económicas externas”.
POSIBLES SOLUCIONES
El economista y catedrático Santiago García destacó que el Riesgo País bajó a cerca de 900 puntos en junio de 2022, tras la presentación de la propuesta económica del Gobierno de Guillermo Lasso. Posteriormente, el índice se recuperó con el anuncio del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional bajo el gobierno de Noboa.
Según García, cuando un país muestra coherencia en sus políticas, el Riesgo País disminuye. En cambio, cuando se implementan medidas como la ‘Muerte cruzada’ —que implicó la disolución de la Asamblea y convocatoria a elecciones anticipadas en las que resultó electo Noboa— en mayo de 2023, surgen dudas sobre el cumplimiento de las obligaciones económicas internacionales de Ecuador.
“El evaluador de riesgo, independientemente de quién gane, evaluará qué políticas se implementarán”, indicó García. Añadió que la incertidumbre actual también está vinculada a los precios internacionales del petróleo, la guerra en Ucrania y las decisiones de Estados Unidos, que prácticamente ha impuesto un embargo a la ruta petrolera de Venezuela. «Todo esto altera las previsiones económicas», señaló.
En este contexto, García también subrayó la necesidad de un nuevo acuerdo político interno: “El país no avanzará, si no se abordan las crisis de inseguridad y pobreza. Ojalá que el próximo gobierno, a partir del 24 de mayo, proponga políticas a mediano y largo plazo. En este momento, no necesitamos planes que generen más incertidumbre. Estoy en desacuerdo con convocar una Asamblea Constituyente, ya que solo aumentaría la incertidumbre y, por ende, el riesgo país. Hoy, más que nunca, debemos generar confianza tanto dentro como fuera del país”.
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