Las redes de la desinformación buscan todo el tiempo nuevas maneras de engañar y confundir a las personas que navegan en redes sociales. Una de sus recientes estrategias es desacreditar el trabajo de los periodistas y de la prensa. 

Las elecciones son el caldo de cultivo perfecto para que la desinformación prolifere. Sobre todo, escenarios atípicos, como los que vive Ecuador, luego de que el presidente, Guillermo Lasso, firmó el decreto 741, con el disolvió la Asamblea Nacional y llamó a elecciones anticipadas. Éste ha sido el escenario perfecto para que la desinformación aumente en esta época.

Los desinformadores buscan todo el tiempo nuevas estrategias que les permitan cumplir con su objetivo, que es engañar a los ciudadanos que consumen contenidos en redes sociales. Generalmente, la desinformación busca apelar a las emociones para que las personas caigan en el engaño y repliquen los contenidos, dejándose llevar por la emoción que les provoca un post en redes sociales, un video, un audio o una cadena de texto enviada por alguna plataforma de mensajería instantánea.

Sin embargo, desde la semana pasada, en varias páginas de Facebook, que Ecuador Chequea ha identificado como generadoras o difusoras de desinformación, se publicaron varios posts que buscan implementar la falsa idea de que la prensa miente.

Por ejemplo, luego de que el periodista Lenin Artieda, de Ecuavisa, entrevistó a Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), en distintas páginas de Facebook se dijo que Artieda es un mentiroso y que hace un periodismo mediocre. Pero no se tiene más información contextualizada en este tipo de publicaciones, simplemente la afirmación de ataque.

En otro grupo de Facebook, se dice que la prensa pedía libertad de expresión, pero buscaban libertad de prostitución.

El periodista Iván Flores menciona que hay una coyuntura muy clara que activa este fenómeno de desinformación, como lo son las elecciones extraordinarias.

“Entonces, la prensa, sean medios tradicionales o digitales, es el espacio de confrontación o de verificación de datos y de discursos en esta coyuntura política. Luego, al hacer la prensa un trabajo de verificación de los actores políticos, va a haber desde los mismos operadores de propaganda clústers de desinformación mediante granjas bots, gente contratada específicamente para la creación de portales con algún rasgo de similitud con medios y se activan como un juego de propaganda”, detalla.

Flores menciona que el periodismo siempre “estará en el blanco” de la desinformación, pero que, dependiendo de la época, se activan las cargas en función de la coyuntura, porque habrá más contrapunto de datos.

“El periodismo hace un escrutinio, confronta y brinda bitácoras contras las amnesias selectivas de ciertas élites. De allí que se retoman todas las fuerzas e intensidades de ataques contra los medios”, enfatiza Flores.

Algunos de los otros posts que circulan en redes sociales afirman que las empresas que desinforman son “la prensa basura”, y seguido de ello publican imágenes de los periodistas, de los medios de comunicación o de los programas.

Juan Carlos Calderón, periodista y director del portal Plan V, enfatiza que las redes de la desinformación son un instrumento de distribución, pero mantienen una intención permanente de los actores políticos y otros sectores vinculados a casos de corrupción o vinculados a temas de crimen organizado que intentan poner la información “al servicio de sus intereses y también desacreditar a quienes plantean una postura distinta, o a periodistas que se apegan a los hechos y plantean al público una serie de circunstancias de hechos”.

La desinformación busca llegar a más personas para lograr su objetivo, pero para hacerlo todo el tiempo busca nuevos temas en los que pueda meterse o nuevas estrategias para lograr el engaño.

Naciones Unidas señala que el periodismo es amenazado también por el monitoreo de los movimientos de los periodistas por medio de la inteligencia artificial y el troleo de informadores mediante la extracción de datos y ataques automatizados.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, argumenta que: “Los trabajadores de los medios de comunicación en zonas de guerra no sólo están amenazados por las bombas y las balas sino también por las armas de falsificación y desinformación que acompañan a la guerra moderna”.

Por ello, se menciona que con la tecnología y el acceso a la información se han generado graves desafíos.

Arahí Vega, periodista de La Hora, dice que en esta época electoral a cierto sector político no le suele gustar el trabajo que realiza la prensa y, por ello, buscan desprestigiar el trabajo periodístico, con el argumento de que el periodista está a favor de un candidato porque supuestamente él le paga.

“A quienes son militantes de una postura política no les conviene que desde el periodismo se muestre a un candidato de una manera que no va desde la relación pública o la propaganda, sino desde la información”, asevera.

Vega manifiesta que la inmediatez es el elemento por el cual hoy en día la desinformación toma mucha más fuerza y “lo que dicen es: nosotros ya te contamos la noticia, mientras los medios están callados”. Por ello, recalca que los medios se toman su tiempo para publicar una información que sea veraz, ya que requiere de un tratamiento periodístico y un ejercicio de contrastación de la información.

Los periodistas coinciden en que la ciudadanía debe tener un proceso de alfabetización digital que le permita distinguir o diferenciar cuándo está frente a un contenido cierto de un contenido con desinformación. Para enfrentar la desinformación es clave poder contrastar, ir más allá de los titulares, comprobar la fuente y el autor.

Arahí Vega enfatiza que, sobre todo en WhatsApp, la ciudadanía puede tener en cuenta el mensaje de ‘reenviado muchas veces’, pues este es un signo de que el contenido se está difundiendo a varias personas y existe la probabilidad de que sea desinformación. 

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