La madrugada del 17 de mayo de este año Ecuador amaneció con una insólita medida: el presidente de la República, Guillermo Lasso, había disuelto la Asamblea a través del Decreto Ejecutivo 741, en un proceso constitucional que se usaba por primera vez, conocido como muerte cruzada.
Si bien es un recurso contemplado en la Constitución, y aunque algunas veces se mencionó esa posibilidad desde distintos sectores políticos, siempre pareció lejana, incluso impracticable.
Se la tuvo como una figura de ‘adorno’, sólo para asustar al poder Legislativo, que —dicho sea de paso— muchas veces retó al Ejecutivo a que lo haga, sin pensar que les iba a tomar la palabra. Entonces, el mandatario lo hizo.
De un momento a otro, ya no hubo legisladores, ninguno de los 137 asambleístas podía ingresar a sus curules para continuar con el juicio político en contra de Lasso, que se había iniciado el día anterior. Con esta medida, no sólo se cerraba la Asamblea, sino que también terminaba en Ecuador un capítulo de su propia serie de intriga política, muy al estilo de ‘House of Cards’.
Pero la versión ecuatoriana de esa serie tuvo su propia ‘precuela. Casi un año antes del estreno de la muerte cruzada, en junio del 2022, aprovechando el paro nacional del movimiento indígena que lideraron la Conaie, la Fenocin y la Feine, y que derivó en vandalismo, violencia y caos a escala nacional, el correísmo vio la oportunidad de deshacerse de Lasso.
El 28 de junio del 2022, el Pleno de la Asamblea sometió a votación la propuesta de destitución a Lasso que planteó el correísmo por grave crisis política y conmoción interna.
Pero la ‘taquilla de esta precuela’ no le alcanzó al correísmo para cumplir su objetivo. Necesitaba 92 votos para la destitución del primer mandatario, pero obtuvo apenas 80 votos a favor, 48 en contra, 9 abstenciones y cero blancos. Lasso continuó en su cargo y el correísmo había quemado un primer cartucho, pero jamás bajó los brazos.
Una nueva oportunidad para continuar con su trama se le presentó a esta organización política el 16 de marzo del 2023, cuando ingresó la solicitud de juicio político en contra de Lasso, con 59 firmas de respaldo del correísmo, socialcristianos y parte de las bancadas de Pachakutik e Izquierda Democrática.
La asambleísta correísta Viviana Veloz, hoy primera vicepresidenta de la Asamblea, se abanderó de la causa y acusó al entonces Presidente de haber incurrido, a través de 12 hechos, en la causal 2 del artículo 129 de la Constitución por delitos de concusión y peculado.
Pasó el filtro de la Corte Constitucional que, sin embargo, sólo autorizó la causal de presunto peculado y por un solo hecho, una posible trama de corrupción en Flopec.
Con este dictamen, el proceso fue a la Comisión de Fiscalización, ya con un reparto definido:
Viviana Veloz, del correísmo; Pedro Zapata, del PSC; Mireya Pazmiño, expulsada de Pachakutik; y Rodrigo Fajardo, de una facción de la Izquierda Democratica, como los interpelantes.
Finalmente, el juicio político llegó al Pleno de la Asamblea, donde se inició el 16 de mayo. Lasso acudió a defenderse y, aunque la expectativa era grande por conocer si, como un gran mago, iba a sacar de la manga en algún momento el decreto de disolución de la Asamblea, no lo hizo. Sólo dijo su verdad y se fue.
Se abrió el debate y, tras casi 11 horas de sesión del Pleno y tras la intervención de 39 legisladores —de 70 inscritos para hacer uso de la palabra—, la sesión se suspendió. Todos abandonaron el Palacio Legislativo confiados en que al día siguiente se retomaría el debate. Pero Lasso sorprendió a todos y ya no hubo día siguiente para su juicio político.
En los cronistas parlamentarios y en otros sectores políticos siempre quedará la duda de si el correísmo esta vez sí iba a conseguir los 92 votos para la censura y destitución, o si esta nueva apuesta significaría la quema de un segundo y definitivo cartucho.
Para gran parte de la prensa no había los 92 votos, pero eso nunca se sabrá, porque Lasso bajó el telón de manera anticipada de esta escena de intriga política, aunque en cuestión de votos políticos ‘lo más seguro es que nada es seguro’. Y se dio paso, así, a otras escenas que usted podrá conocer en este especial de fin de año.