Estos son datos oficiales: en enero de este año hubo 471 muertes violentas. La reducción suena mayor, si se las compara con las 730 de diciembre del 2023, pero es drásticamente menor, si se las compara con las 512 de enero del 2023. Y en enero del 2022, la cifra no superó las 307. La estadística oficial sólo es inmediatista y resultadista, pero ¿estamos pensando en resolver la violencia a largo plazo?
El Gobierno asegura que con las declaratorias de Estado de Excepción y de conflicto armado ha logrado reducir el número de muertes violentas en el país. Según el comandante de la Policía, César Zapata, entre el 1 y el 8 de enero, el promedio diario era de 27,8; y desde esa fecha, con las dos medidas adoptadas por el régimen, el promedio diario bajó a 10,7.
En cambio el 20 de enero el viceministro de Gobierno, Esteban Torres, posteó en su cuenta de X que “las últimas decisiones del Gobierno han permitido bajar el promedio diario de muertes violentas de 28 a 6”.
Sin embargo, al revisar las estadísticas generales de la Dinased, departamento de la Policía Nacional, el promedio mensual total de muertes violentas en el primer mes de los años 2023 y 2024 se mantiene alto con relación al primer mes del 2022. ¿Es justificado el optimismo oficial? ¿Realmente las muertes violentas se han reducido tanto como lo dicen y eso significa una mejora en los niveles de inseguridad?
La cifra mensual
En enero de este año se registraron 471 muertes violentas; esto significó 41 muertes menos que en enero del año pasado, cuando hubo 512. Es una reducción leve en esta comparación, más si se nota que estas cifras son altas en comparación con enero del 2022, cuando se registraron 307 muertes violentas: 205 menos que en enero del 2023 y 164 menos que enero de 2024.
En cuanto al promedio diario de muertes violentas registradas durante los primeros meses de estos años, independientemente de la declaratoria del Estado de Excepción y de conflicto interno armado, las cifras siguen siendo altas en comparación con el 2022. Ese año hubo, en enero, 9,9 muertes violentas por día; en enero del año siguiente la cifra aumentó a 16,5 mientras que este año se ubicó en 15,1 al día.
Sin embargo, lo que sí llama la atención es que, de acuerdo con estas estadísticas, Pichincha entró este año entre las cinco provincias más violentas del país, aunque con cifras que no se comparan con Guayas, provincia que sigue liderando, y de largo, el número de muertes violentas, de acuerdo al siguiente reporte:
Las cinco provincias con más muertes violentas en enero:
2022 2023 2024
Guayas 133 Guayas 227 Guayas 249
Los Ríos 36 Los Ríos 63 Los Ríos 69
Manabí 27 El Oro 52 Manabí 40
Sucumbíos 23 Manabí 47 Esmeraldas 35
Esmeraldas 22 Esmeraldas 34 Pichincha 15
Las estadísticas también muestran que en enero del 2022 seis provincias no registraron muertes violentas: Bolívar, Chimborazo, Loja, Morona Santiago, Napo y Pastaza. En enero del 2023 este número de provincias se redujo a cinco: Bolívar, Cotopaxi, Imbabura, Orellana y Pastaza. Mientras que en enero de este año, no hay provincia que al menos no haya registrado una muerte violenta.
Entre las víctimas del mes que pasó se encuentran 424 hombres y 47 mujeres. 32 de las víctimas estaban entre los 12 y 18 años; 196 entre los 18 y 30 años; 234 entre los 30 y 65 años; 5 personas eran mayores de 65 años; y cuatro niños menores de 12 años.
Comparativo 2022 – 2023
El año 2022 cerró con un total de 4.632 muertes violentas, mientras que el año pasado (2023) la cifra fue de 7.892. La tendencia es siempre al alza. El último cuatrimestre del 2022 es cuando se registran más muertes violentas: septiembre (475), octubre (434), noviembre (398) y diciembre (523, el mes violento).
Esta tendencia se repite en el 2023: septiembre (743), octubre (797, el mes más violento), noviembre (731) y diciembre (730).
A escala nacional, las provincias de la Costa son las que registran más muertes violentas esos dos años:
2022 2023
Guayas 2.004 Guayas 3.714
Los Ríos 713 Los Ríos 997
Manabí: 518 Manabí 944
Esmeraldas 516 El Oro 559
El Oro 293 Esmeraldas 457
En el 2022 las cinco provincias con menor número de muertes violentas fueron Zamora Chinchipe (3), Pastaza (8), Morona Santiago (9), Carchi y Bolívar (12 cada una). En el 2023, en cambio, fueron: Carchi (8), Zamora Chinchipe (12), Napo (15), Chimborazo (22), Imbabura y Bolívar (24 cada una).
Los hombres son siempre el mayor número de víctimas: 4.207 en el 2022 y 7.215 en 2023. Mientras que en el 2022 hubo 425 mujeres víctimas de muerte violenta; y 617 mujeres en el 2023.
Por rango de edad, las personas entre los 18 y 65 años siguen siendo las principales víctimas. De 4.632 asesinados en el 2022 el 92,16% (4.269 muertos) estaba en ese rango de edad. Al año siguiente, de 7.892 víctimas, el 91,03% (7.184) estaba en ese rango.
Además, en el 2022 se registraron 40 muertos menores a 12 años y en el 2023 la cifra se elevó a 53. En el 2022, 156 adolescentes entre los 12 y 18 años fueron víctimas de muertes violentas y en el 2023 las cifra subió a 303, casi el doble.
¿Es justificado el optimismo oficial?
“Hay un problema con eso, porque las únicas cifras que hay son las mismas que publica el Gobierno”, contesta Diego Pérez, investigador en la Escuela de Seguridad y Defensa del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN). “Se necesita pensar que los datos por sí mismos no lo revelan todo. ¿Qué hace falta para entender el impacto real de las cifras? Datos cualitativos, información levantada en territorio para entender la realidad de las organizaciones delictivas en campo.
Coincide con él Daniel Pontón, también experto en seguridad: “En el análisis delictual se deben ver tendencias de largo plazo. Todo lo que implica semana a semana es un análisis táctico más que estratégico. La Policía se queda en el análisis táctico. (Guillermo) Lasso cuando decretaba estados de excepción y decía lo mismo. Ya tuvimos ese tipo de posicionamiento desde la perspectiva del logro”.
Pontón se confiesa más bien sorprendido de que la reducción en la tasa de homicidios no haya sido mayor. “Prácticamente vivimos todo enero en Estado de Excepción, los primeros días ya fueron tendencias a la baja, pero después tuvimos medidas muy duras. Me sorprende que la reducción sea tan baja”, dice.
El experto espera que las medidas sean pensadas a mediano y largo plazos, que no se queden sólo en el momento. Caso contrario, ve el riesgo de un agudizamiento en la violencia en el futuro. “Siempre las medidas de declaratoria de Estado de Excepción tienen efectos de dos o tres semanas —explica—, pero después empiezan a relajarse las medidas. Ahorita los militares ya anunciaron que se van a retirar de las cárceles. Yo habría esperado que dure todo el año, el sostenimiento de la política es lo que a me preocupa”.
Y, sobre las decisiones que deben tomarse con miras al futuro, las respuestas de ambos analistas coinciden: reinserción e inclusión social, dar trabajo a jóvenes, controlar la proliferación de armas de fuego… “Todo esto te sostiene una pacificación —concluye Pontón—, la política debe ser llevada hacia allá. Veo que se da fuerza al tema de la guerra pero, posiblemente, tengamos un año donde no tengamos reducciones tan significativas como se plantean. Y eso me preocupa”.
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