Los candidatos finalistas se han referido en el proceso electoral a estos temas desde el desconocimiento y haciendo uso de los derechos de este grupo como forma de ataque hacia el otro. Conoce más sobre el tema y todo lo que debes saber para no caer en el juego.
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
“Niñez trans”, dos palabras que han cobrado fuerza en el último mes y que han ingresado, una vez más, al debate público y a las conversaciones del día a día de los ecuatorianos. El motivo: una sentencia de la Corte Constitucional que reconoció la vulneración de derechos de una niña trans en una unidad educativa de Salinas, donde su día a día se convirtió en un constante recordatorio de lo que decidió con sus padres: su cambio de género.
En medio de toda esta vorágine de información y desinformación sobre el tema, los candidatos presidenciales —y la política en general— también se han sumado a la conversación. Sin embargo, muchas de sus posturas —advierten expertos y defensores de derechos— se han basado en opiniones superficiales, desde el desconocimiento y desde la falta de comprensión de lo que realmente ha significado la sentencia para el país.
Y la desinformación no se ha quedado tampoco atrás. En páginas se han difundido publicaciones falsas que, usando este tema, buscan vender supuestos apoyos en la ciudadanía para afectar a los candidatos. Que si uno apoya el cambio de género, que si otro creará un plan para apoyar a las niñas y niños que vivan esto; todos argumentos que han utilizado a un tema tan delicado y la lucha constante como una moneda de cambio política, en medio de una campaña en la que, pareciera, todo se vale.
¿Qué se ha dicho sobre estos temas, qué han dicho los candidatos, qué se debe saber sobre la niñez trans y la sentencia de la Corte y cómo evitar caer en la trampa de la desinformación? Te traemos aquí todo lo que debes saber al respecto.
Sentencia de la corte
En los primeros días de 2025, la Corte Constitucional emitió una sentencia en la que daba por terminado un caso sobre una niña trans que, junto a su familia, había enfrentado una batalla legal de casi cinco años. La menor, que desde los ocho años había manifestado su identidad de género como femenina, fue víctima de discriminación en la unidad educativa donde estudiaba en Salinas.
A pesar de que su familia había solicitado que se le reconociera con su identidad de género en el registro del colegio, la institución se negó. El personal docente y administrativo insistió en llamarla por su nombre legal y no permitió que usara el uniforme ni los espacios correspondientes a su identidad.
La Corte Constitucional determinó que estas acciones vulneraban sus derechos fundamentales, particularmente el derecho a la identidad, a la educación sin discriminación y al libre desarrollo de su personalidad. En la sentencia, se estableció que el Estado ecuatoriano tiene la obligación de garantizar un ambiente escolar libre de violencia y discriminación para niños y adolescentes trans.
Además, como parte de la resolución, ordenó al Ministerio de Educación implementar protocolos que permitan que estudiantes trans sean reconocidos con sus identidades de género en el ámbito escolar, sin necesidad de que su registro civil sea modificado.
Es esta misma sentencia la que ha sido ocupada por la política para vender sus propias ideas y ganar aliados en la población. En discursos y declaraciones, se ha hecho creer que esta sentencia abre la puerta a los procesos de cambio de género de niños y niñas; también se ha dicho que estos permitirían la proliferación de lo que llaman ideología de género en las aulas, entre otros temas que no se han dejado pasar por alto.
Pero el documento de la Corte no implica lo que han señalado algunos sectores políticos y grupos antiderechos. No obliga a que se realicen cambios de sexo en menores, ni establece que las instituciones educativas deben imponer “ideología de género”. Tampoco fuerza a los niños y niñas a identificarse de una manera distinta a la que sienten. Se trata, en esencia, de garantizar que cualquier estudiante pueda ejercer su derecho a la identidad sin ser marginado o maltratado. Así lo explica Sarah Flores, activista trans.
“El fallo de la Corte no habla sobre tratamientos hormonales ni cirugías para niños, niñas o adolescentes”, agrega Christian Paula, abogado especializado en derechos Lgbtiq+ y director de Fundación Pakta. “Lo que garantiza es que los niños y niñas trans no sean violentados en la escuela y que puedan vivir sin discriminación”.
Sin embargo, esta decisión judicial fue rápidamente convertida en un arma electoral. Candidatos, figuras públicas y activistas conservadores difundieron la idea de que el fallo obligaría a todas las escuelas a promover “el cambio de sexo” en menores o que eliminaría la autoridad de los padres sobre la educación de sus hijos. Pero, una vez más, nada de esto es cierto.
Así, la niñez trans pasó de ser un tema de derechos humanos a una estrategia de campaña, una bandera para atacar a los otros candidatos en una sociedad que, según Flores, es mayormente conservadora. “Pocos se han preocupado por los niños y niñas reales que viven estas experiencias”, dice.
Desde un sector se dice que Noboa apoya a la niñez trans, desde el otro se dice el mismo discurso de González. Y es que parece que el apoyo a este grupo se ha convertido en una forma de ataque que busca afectar la votación del contrincante. Y esto ha difundido aún más desinformación sobre el tema, además de que los candidatos han sacado a relucir su visión conservadora con respeto a esta realidad.
Opiniones y declaraciones
En medio del ruido electoral, las declaraciones de los candidatos presidenciales de segunda vuelta, Daniel Noboa y Luisa González, han dejado en claro su postura sobre la niñez trans y la llamada “ideología de género”. Ambos han tomado una posición conservadora, alineándose con discursos que apelan a sectores religiosos y grupos tradicionalistas, lo que ha generado incertidumbre sobre el compromiso del futuro Gobierno con los derechos de la comunidad Lgbtiq+.
Por un lado, Luisa González, candidata por la Revolución Ciudadana, ha afirmado que la identidad de género es un tema que no debería ser discutido en la infancia. “Un menor no tiene la madurez para tomar decisiones irreversibles sobre su vida y peor sobre su género. Sólo al alcanzar la mayoría de edad podrán asumir cualquier decisión sobre sus vidas”, declaró en un evento de campaña.
Por otro lado, sus discursos han insistido en que se debe proteger a la familia y evitar que “corrientes externas” influyan en la educación de los niños.
A pesar de que su campaña ha rechazado las acusaciones de que busca promover políticas contra los derechos Lgbtiq+, González ha sido enfática en que la educación debe estar en manos de los padres y que no permitirá que “se impongan ideologías en las aulas”. Además, ha criticado el fallo de la Corte Constitucional, alegando que puede abrir la puerta a cambios que la sociedad ecuatoriana aún no está preparada para aceptar.
Por otro lado, Daniel Noboa, actual presidente y candidato a la reelección, ha reforzado su cercanía con sectores religiosos y conservadores, llegando incluso a firmar un compromiso con líderes evangélicos en el que se comprometió a “no incluir la ideología de género en los textos escolares” y a garantizar que en su posible gobierno “no se permitirá el cambio de sexo en menores de edad”.
El discurso de Noboa ha sido ambiguo en cuanto a los derechos Lgbti+. Aunque su plan de gobierno menciona la lucha contra la discriminación, sus declaraciones han apuntado a restringir cualquier política pública que implique un reconocimiento explícito de las infancias trans. “Voy a defender la educación tradicional y la libertad de los padres para decidir cómo educan a sus hijos”, afirmó en un mitin reciente.
Más allá de los discursos individuales, lo que queda en evidencia es la instrumentalización del tema para ganar votos en un electorado mayoritariamente conservador. Ambos candidatos han evitado hablar desde una perspectiva técnica o basada en derechos humanos, optando en su lugar por discursos emocionales que apelan al miedo y a la supuesta protección de la infancia; así lo detalla Danilo Gálvez, jurista defensor de derechos humanos.
La influencia de los grupos conservadores en la campaña ha sido evidente. “Los pactos con sectores religiosos han condicionado las posturas de los candidatos, haciendo que cualquier mención a la identidad de género o la diversidad sexual sea tratada como un tema tabú o incluso como una amenaza. Esto ha dejado en una situación de vulnerabilidad a niños, niñas y adolescentes trans, quienes no sólo han sido invisibilizados en el debate público, sino que han sido utilizados como una herramienta para atacar o desacreditar a los contendientes”, dice.
Desinformación
Colores violetas y rostros genéricos de niñas pequeñas con banderas color arcoíris lucen bajo el logo de ADN, movimiento político de Daniel Noboa, y la imagen del presidente-candidato. Todo luce como un arte de campaña electoral. Sin embargo, quien lo publica no es una red oficial del partido.
“En nuestra infancia trans, ya puedes tener una identidad de género diversa que no corresponde a la asignada en el sistema binario”, se lee en la misma imagen en la que se lee: “por nuestros derechos, yo elijo ser libre”.
La publicación fue realizada por la página Ecuador Resiste, recurrente cuando de desinformación se habla. Esta, siguiendo con la estrategia que se ha venido exponiendo, busca hacer creer a las audiencias que ADN y el presidente-candidato apoyan la niñez trans; una forma de ‘ataque’ a su candidatura.
Esto, además, se ve reforzado en la descripción de la publicación en la que se asegura que el partido del candidato propondría, estrictamente, el plan ‘Nuestra Infancia Trans’.
Pero esta no es la única publicación relacionada hecha por la página. Otra, siguiendo la misma línea, presenta una imagen con los mismos colores y estilo, pero con un nuevo texto: “Por los más ‘peques’. Infancia trans segura, oportunidades dignas y sin barreras”.
Ecuador Chequea verificó estas dos publicaciones, que buscan venderse como imágenes difundidas por las redes oficiales del partido. Sin embargo, luego de una búsqueda exhaustiva se encontró que estas no fueron publicadas por ADN, en ninguna de sus redes sociales.
Así, son estas formas de desinformar las que continúan valiéndose de la realidad de la niñez trans para mover las fichas del tablero electoral y ganar adeptos para sus propios candidatos.
Afectación directa
Para Flores, todas estas declaraciones y la desinformación que se ha generado alrededor, tanto en espacios digitales como desde los propios candidatos, es extremadamente dañina para la población Llgbtiq+ y para cientos de niñas y niños que, luego de haber sido aceptados por sus padres, tienen que enfrentar a una sociedad “poco inclusiva y tolerante”.
“Se siente un malestar terrible, ya que por el voto conservador los dos candidatos y algunos políticos han manejado desde la histeria colectiva discursos de desinformación y desconceptualización de una sentencia”, dice. “Lo que quieren es ganar el voto conservador en el país y la comunidad se queda en el vacío y sin opciones”.
La activista asegura que debido a esto se han reforzado también los escenarios de discriminación en diferentes entornos del país. Cita el caso de Rick, una niña trans de 12 años que, tras años de acoso escolar, decidió quitarse la vida en marzo de 2025. Su historia se convirtió en un doloroso recordatorio de la violencia cotidiana que enfrentan las infancias trans en Ecuador.
“Rick había encontrado apoyo en su madre, quien la aceptó y la acompañó en su transición”, cuenta Flores. “Pero fuera de su hogar, la historia fue otra. En la escuela sufrió bullying constante, profesores que se negaban a llamarla por su nombre y una dirección que miró hacia otro lado. La violencia escolar fue normalizada hasta que se convirtió en insoportable”.
El día en que Rick murió, su madre había intentado hablar con las autoridades educativas una vez más, exigiendo que tomaran medidas. Sin embargo, su pedido fue ignorado, como había sucedido tantas veces antes. Esa noche, la niña dejó una carta en la que hablaba de su cansancio, de su deseo de vivir en un mundo en el que pudiera ser aceptada sin tener que luchar todos los días por el simple derecho a existir.
La historia de Rick es sólo una de muchas. “Las infancias trans no están pidiendo privilegios, están pidiendo vivir sin miedo”, dice Flores. “Pero en lugar de discutir cómo hacer que las escuelas sean espacios seguros, los políticos están usando nuestras vidas como munición en sus guerras electorales”.
El caso de Rick fue invisibilizado por la gran mayoría de medios de comunicación y apenas fue mencionado en el debate público. Ningún candidato hizo referencia a la violencia estructural que enfrentan niños y niñas trans. Nadie mencionó la urgencia de garantizar entornos educativos donde no se repitan historias como la de Rick.
Mientras tanto, las redes sociales siguen inundadas de discursos de odio, de supuestas “advertencias” sobre la “amenaza de la ideología de género”, de candidatos que se comprometen a “proteger a los niños” pero ignoran a aquellos que realmente necesitan ser protegidos. Y la comunidad Lgbtiq+, como dice Flores, se queda viendo cómo su existencia es reducida a un tema de campaña, mientras la vida de sus integrantes sigue en riesgo.
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