El próximo periodo legislativo será bipartidista: ADN -correísmo. Pero ninguno de los dos grupos tendrá mayoría absoluta, por lo que necesitarán de las minorías.
POR: Hugo Constante
“La Revolución Ciudadana seguirá siendo la primera fuerza política en la Asamblea”, manifestó Viviana Veloz, actual presidenta de la Asamblea y legisladora reelecta por el correísmo.
“Nosotros venimos del resultado de las urnas, el resultado del pensamiento de los ecuatorianos que han dicho que quieren un nuevo Ecuador y una Asamblea distinta”, aseguró, en cambio, Nataly Morillo, asambleísta reelecta por el oficialismo.
Son representantes de las dos fuerzas políticas que dominarán la Asamblea a partir de may, cuando se instale el nuevo periodo. De acuerdo con los resultados, el correísmo lograría 67 asambleístas y el oficialismo 66. Serán la primera y segunda minoría respectivamente, con 133 legisladores en total, a los que se sumarán 18 asambleístas de otras organizaciones políticas, conocidos como minorías o independientes, para un total de 151 asambleístas que integrarán la próxima Asamblea.
El rol de las minorías
A pesar de que los dos grupos políticos han logrado un número importante de legisladores, ninguno tendrá por sí solo la mayoría, es decir, 77 curules, lo mínimo que se requiere para, por ejemplo, procesos tan simples como instalar la sesión del Pleno o para temas más complejos, como la aprobación de leyes.
“Se tendrá que lograr consensos con otras fuerzas políticas con representación en la Legislatura para aprobar proyectos de Ley que vayan en beneficio de la gente”, reconoció Veloz. “La Asamblea es la casa de la democracia, debe ser la casa de puertas abiertas donde todas las organizaciones políticas podamos dialogar, siempre y cuando tengamos el mismo objetivo”, dijo, por su parte, Morillo.
Es cuando entrarán en escena y cobrarán mayor importancia los 18 legisladores de esas minorías que con sus votos “inclinarán la balanza” hacia un lado u otro: correísmo u oficialismo. “Su importancia será trascendental porque sus votaciones serán fundamentales para generar esa mayoría absoluta de 77 votos para uno de los dos grupos”, manifestó Gonzalo Muñóz, constitucionalista y exasesor parlamentario.
Y de la importancia que tendrán sus votos en el próximo periodo legislativo están conscientes los legisladores de esas minorías. Cecilia Baltazar es una de ellas. Es asambleísta reelecta por Pachakutik, que para el próximo periodo pone nueve legisladores, la mitad de los de minoría. “Eso nos permite establecer tareas importantes para garantizar los derechos individuales y colectivos”, dijo Baltazar. En lo legislativo espera que sean convocados para empezar a definir quién ocupará la Presidencia de la Legislatura, las dos vicepresidencias, el Consejo de Administración Legislativo (CAL) y cómo se integrarán las 15 comisiones. “Estamos dispuestos a coordinar con las distintas bancadas, siempre y cuando sean de interés de la ciudadanía y no se pretenda vulnerar derechos”, dijo Baltazar. Se mantiene cauta sobre si están en alguna posibilidad de captar la Presidencia de la Asamblea; quien responde al respecto es Alberto Anaiguano, presidente de la Ecuarunari, una de las organizaciones base de Pachakutik. Anaiguano recuerda que en la historia legislativa se dieron dos casos en los que legisladores que no tenían bancada ni ningún grupo de respaldo, llegaron a presidir este poder del Estado: Fabián Alarcón y Virgilio Saquicela. “Nosotros somos nueve ¿por qué no?”, medita el dirigente indígena.
El “juego” político
Muñoz manifestó que es la primera ocasión desde el regreso a la democracia en que se tendrá una Legislatura bipartidista. “Siempre hemos tenido primeras minorías fuertes que siempre han necesitado de los grupos minoritarios para llegar a acuerdos puntuales”, dijo el especialista. Considera improbable que en el próximo periodo se consolide una mayoría sólida, ya que los grupos de minoría se sumarán a acuerdos puntuales, especialmente para la aprobación de leyes donde se requerirán mínimo 77 votos. “Hay que ver qué pasa con el tema del transfuguismo (camisetazo) y cómo se ‘coticen’ esos asambleístas”, dijo. “Cotizarse” con relación a que pueden existir intereses legítimos de los legisladores sobre el contenido de determinado proyecto de ley que beneficie o perjudique a sus electores, aclaró. “Esperemos que ese tipo de acuerdos no se presten para prebendas ilegales, institucionales y que pueden convertirse en actos de corrupción”, concluyó Muñoz.
Según un informe del Observatorio Legislativo, presentado en enero de este año, en el presente periodo legislativo 29 legisladores incurrieron en el llamado “camisetazo”, pues dejaron la organización política con la que fueron electos y se declararon independientes o se unieron a otra fuerza política.
La bancada que recibió más asambleístas fue la oficialista, a la que se adhirieron 14 asambleístas. Muchos de ellos se han declarado abiertamente de ADN, lo que les permitió optar por la reelección.
Otros asambleístas, en cambio, sin salir de su organización han actuado con la bancada oficialista. Es el caso de César Umajinga, asambleísta por SUMA pero que terminó votando y apoyando todas las acciones de ADN. El legislador aclara que está en esa bancada por resolución de la directiva nacional de SUMA, no por intereses personales, y que desconoce si a nivel de directivas llegaron a algún tipo de acuerdo.
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