Ayudan a mantener la salud de niños y adultos, previniendo posibles enfermedades mortales. Además, no sólo protegen a quienes han sido inmunizados, sino que también pueden reducir la enfermedad en quienes no pueden inmunizarse, afirma la OMS.
En Twitter se publicó un contenido que señala que la vacuna contra la difteria fue desarrollada en 1890, la vacuna contra la polio en 1955, la vacuna contra la hepatitis B en 1969. La información es cierta.
La Revista Galenus, dirigida a los médicos de Puerto Rico, explica que en 1890 se publicó en el Semanario Médico Alemán los trabajos experimentales sobre la inmunidad en difteria y en tétanos, así en 1891, después de un año de ensayos en Berlín, se registró la primera niña tratada con el suero de Behring, que logró recuperarse a los pocos días. Con el suero antidiftérico, entre 1892 y 1894, se curó a un total de 20.000 niños.
Las tasas de letalidad ocasionadas por algunos brotes de difteria alcanzaban o superaban el 50% antes de que se introdujera la antitoxina en la década de 1890, menciona un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El País informó que Baruch Blumberg, antropólogo médico de Nueva York desarrolló la prueba diagnóstica para la hepatitis B y quien, junto al científico Irving Millman, inventó en 1969 la primera vacuna contra la hepatitis B.
Desde 1935, los científicos habían tratado de desarrollar una vacuna contra la polio, pero fue hasta 1953 que el estadounidense Jonas Salk logró crear una vacuna a partir de cepas inactivas del virus. Así, en 1954, se realizó un ensayo clínico de la vacuna de Salk, que fue «la prueba clínica más grande de un medicamento o vacuna en la historia médica», según la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). Entonces en 1955 las autoridades anunciaron que la vacuna mostró una efectividad entre el 80 y 90%, así lo reportó la BBC.



