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La violencia de género subsiste en Ecuador, merced a un Estado ausente
marzo 8, 2022

A lo largo de los años, el Estado ha mostrado escasos intentos reales por la equidad. Ante esto, los colectivos de mujeres y la sociedad civil, han tomado la bandera de lucha. Un vistazo a las cifras y las historias de esta realidad.

Por: Dagmar Flores y Félix Amaya

La violencia de género se refiere a los hechos dañinos basados en diferencias estructurales de poder. Puede incluir sufrimiento físico, sexual, amenazas, coacción, privación de la libertad, entre otros. El 65% de las mujeres en Ecuador ha sufrido algún tipo de violencia a lo largo de su vida, según el INEC. 

La violencia contra la mujer se conoce en tres dimensiones: el cuerpo físico, la salud mental y la sexualidad. Sin embargo, existen capas debajo de esa corteza conocida por las activistas como sociedad patriarcal y machista.

Las mismas se camuflan en los piropos, gestos obscenos, miradas ‘inofensivas’,  discursos de superioridad, y mucho más.

Y hoy, que se conmemora el Día de la Mujer, para reconocer sus luchas, sus conquistas y mirar el camino que falta por recorrer, es un momento preciso para hacer una radiografía de este tema y mirar hacia todas las cifras de esta realidad.

En un informe de la Fundación Desafío se explica que todos los espacios son susceptibles a la discriminación o agresión de género. Y en el Código Integral Penal (COIP) se consideran los siguientes tipos de violencia: 

  • Violencia física: Todo acto que se produzca para generar daño, sufrimiento físico, dolor o muerte. Se incluye cualquier agresión o castigo que como resultado provoque lesiones internas o externas. 
  • Violencia psicológica: Cualquier acción u omisión de conductas que causen daño emocional, de la autoestima, la honra, menosprecie, perturbe, provoque descrédito. Esto mediante la humillación, intimidación, encierros, aislamiento, tratamiento forzado, manipulación…La lista sigue. 
  • Violencia sexual: Acción que implique la vulearación al derecho a la integridad sexual y decidir voluntarimiente sobre su vida sexual; mediante coerción, uso de la fuerza, intimidación y más. 

El 2021, según la Fundación Aldea, fue el año más violento contra las mujeres y niñas desde la tipificación del femicidio en el COIP, que se dio en el 2014. En total, 172 mujeres murieron violentamente por razones de género entre el 1 de enero y el 15 de noviembre. Se trata de 103 feminicidios, 7 trans feminicidios y 62 muertes violentas por delincuencia organizada con elementos feminicidas. Estas cifras representan que se registró un feminicidio cada 44 horas. Por eso, las activistas catalogaron al año pasado como alerta roja. 

La Fiscalía General no ha actualizado las cifras sobre femicidios desde octubre de 2021. Hasta esa fecha, la entidad registraba 506 víctimas desde el 2014. Sólo el año pasado registró 55, de manera oficial.

En el 34,39% de los casos, el agresor fue un conviviente. Es decir, en la mayoría. El 34,39% de las víctimas tenía una edad entre 25 y 34 años. Junio del 2021 fue el mes más violento. La mayoría de los casos se encuentran todavía en investigación previa. 

Pero ¿por qué las cifras difieren tanto entre las de la Fiscalía y las de Aldea? El femicidio es el homicidio, el asesinato a mujeres por el hecho de ser mujeres. Feminicidio, en cambio, incluye la variable de impunidad o inacción estatal o de un sistema frente a la violencia contra la mujer. Ecuador Chequea explicó esto en una nota específica sobre el tema. 

En detalle

Una de las violencias más atroces y dolorosas se llama violación. Según el informe Sombra, realizado por varias organizaciones sociales, 13.969 mujeres han sido abusadas en los últimos tres años. Es decir, alrededor de 12 violaciones por día. De ellas, 718 víctimas tenían menos de 10 años y 449 fueron agredidas por sus familiares, representantes legales, profesores, personal de salud; en fin, gente cercana. 

De acuerdo con un estudio de la Cepal, 2 de cada 3 embarazos adolescentes son no intencionados. Sólo en 2015, hubo 25.400 en el mundo. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en los últimos 10 años 515.983 jóvenes parieron en Ecuador; y 1 de cada 4 de ellas sufrieron violencia sexual: 25% de las mujeres que dieron a luz, fueron víctimas de violencia sexual. Esto incide en los niveles de aborto.

El mismo informe explica que más de 45 de cada 100 mil mujeres mueren cada año a causa de un aborto; y que las que más abortan tienen entre 16 y 25 años. 

La Coalición Nacional de Mujeres emitió un estudio en el que se explica que la violencia contra las mujeres y las niñas le cuesta al Estado 4.608 millones. Esto equivale al 4,28% del Producto Interno Bruto (PIB). Precisa que la mitad de los costos lo asumen las víctimas, alrededor del 39% lo asumen las empresas y sólo el 11% el Estado. 

En 2018 se propuso una Ley para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres. Pero  Rocío Rosero, activista y socióloga, parte de la Coalición de Mujeres, asegura que se trata solo de un documento en proceso y sin financiamiento. Al final no hay política.

“Hay una ola en que se desestiman y se vanalizan los temas de violencia de género y desigualdad”, explica.

Existen muchos ámbitos en los que la mujer se desarrolla y en los que puede ser susceptible. Uno de ellos: las calles. Sobre el espacio público, el reporte de la Fundación Desafío establece que se puede ejercer la violencia, de manera individual o colectiva, en lugares de convivencia barrial, uso rural o urbano y transporte público.

“Mediante toda acción física, verbal o de connotación sexual no consentida, que afecte la seguridad e integridad de las mujeres, niñas y adolescentes”, explica. 

En Ecuador, según ONU Mujeres, el 91% de las mujeres reportó haber sufrido acoso y evita lugares o situaciones en las que pueda suceder nuevamente.

El 77% de ellas no se acerca a calles o esquinas donde se reúnen hombres. El 63% intenta completar sus actividades fuera de casa antes de las 18:00 para no regresar sola por la noche. El 36% evita realizar deportes o actividades recreacionales en lugares públicos que se consideran “inseguros”.

Las instituciones educativas no son la excepción: el 27% de las adolescentes ha sufrido acoso por grupos de hombres a la salida de los colegios. 

“Nos enfrentamos a un problema estructural, con raíces históricas de discriminación, por lo que continúan existiendo estereotipos y prácticas culturales que influyen en el mantenimiento de relaciones de poder que perpetúan la situación de subordinación de las mujeres frente a los hombres”, señala la ONU.

¿Qué significa ser mujer en una sociedad de violencia? Estar todo el tiempo alerta; y los ejemplos sobran. Sofía (nombre protegido) tomó un taxi por medio de una reconocida aplicación de transporte en Quito. Una vez dentro, se sintió amenazada, rodeada, con pavor. El conductor empezó a conversar con ella. Es normal, pensó. Así que respondió a sus preguntas amablemente. Sin embargo, las intenciones del señor iban mucho más allá. ¿Tienes novio?, dijo secamente. Sofía respondió que sí, pensando que si sabía que tenía pareja la dejaría de incomodar. Pero no, eso sólo incrementó su insistencia en conocer la vida sexual de la joven. Ella intentó decirle que parara, pero él siguió acechando con sus preguntas. Inmediatamente, se contactó con sus amigos y familiares para enviarles el número de placa y el viaje. Llamó a las personas que pudo durante el trayecto. Esto al menos alejó al acosador. 

Y las historias están en todo lado. Una usuaria en Twitter escribía: “a mí sí me parece muy triste que lo primero en lo que pienso siempre cuando me monto en un taxi es en con qué me podría defender”. Miles de respuestas y retuits confirmaban su testimonio. Muchas de las mujeres que comentaron su post compartían experiencias abrumadoras y escalofriantes vividas en el transporte público. Algunas de ellas escribían tips de cómo defenderse o qué hacer, estrategias de supervivencia básicamente. Otras hablaban de comprar gas pimienta…

¿Qué han hecho las autoridades?

En el 2017, por motivo del Día de la Mujer, la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) junto con el Ministerio de Telecomunicaciones y la Fiscalía realizaron un convenio, con el “objetivo principal de trabajar, de manera conjunta, en la lucha contra la violencia de género, a través de la aplicación móvil”.

Se trataba de una aplicación en la que se despliega una pantalla que incentiva la denuncia de los delitos contra la mujer. Cuenta con un test de violencia, sugerencias para mujeres afectadas y ayuda de organizaciones.

Además, tiene la opción de enviar mensajes de alerta a tres contactos escogidos por la víctima, al mismo tiempo que se contacta con el ECU-991. Pero, ¿ha sido efectiva?

Según cifras del Consejo de la Judicatura, en 2017 (fecha de inicio del convenio) se registraron 614  víctimas de femicidios y muertes violentas de mujeres. En el 2018 la cifra aumentó a 753. Dos años después del lanzamiento de la aplicación, en 2019, se registraron 902 casos. Es decir, en todo caso, estas alarmantes cifras, no han bajado. 

En diciembre del 2021, esa aplicación, llamada Junt@s CNT recibió un financiamiento del Fondo de Población de las Naciones Unidas. Con eso se esperan mejoras en el funcionamiento, alcance, contenidos y elementos técnicos. 

En mayo del 2018, el Municipio de Guayaquil lanzó un programa llamado ‘Amiga, ya no estás sola’. En 2020 se convirtió en parte de la política de Seguridad Ciudadana de Guayaquil.

El objetivo es la prevención y asistencia de la violencia contra la mujer, niños, niñas y adolescentes. Se estableció una línea de llamadas telefónicas que funcionaría las 24 horas del día para información.

Las usuarias reciben patrocinio legal y asistencia psicológica, todo gratuito. Además, el programa tiene una casa de acogida para las víctimas y sus hijos. Se otorgan becas de estudio. 

https://www.facebook.com/amigayanoestassola.gye/videos/466962070539263/

En 2022, diario El Universo informó que este programa ha receptado más de 4.000 llamadas para denunciar violencia. En 2019, en cambio, recibió 525 llamadas, 712  en el 2020 y 2.996 en el 2021. 

La mayor cantidad de llamadas atendidas provienen del norte de Guayaquil. Mientras que, el 34% son del sur y suburbios de la ciudad. La página que se registra en las redes sociales de la campaña no funciona. 


El aumento de cifras sigue la lógica del aumento de la violencia. Según el mapa de la Fundación Aldea, Guayas es la provincia en la que más femicidios se registraron en el 2021, con el 40% de los casos. Le sigue Pichincha.

En el 2010, la exconcejala de Quito María Sol Corral propuso implementar una flota de taxis de color rosa. La idea era que esos taxis fueran conducidos por mujeres y para mujeres. Se trataba de un servicio diferenciado para la población vulnerable, incluidos adultos mayores y niños. Cuando se presentó el proyecto se esperaba que 100 mujeres pudieran prestar el servicio de transporte y sería administrado por el Municipio.

El Taxi Rosa iba a inaugurarse en diciembre de 2011, pero quedó truncado. El entonces presidente de la Federación Nacional de Cooperativas de Transporte, Jorge Calderón, criticó e incluso demandó el proyecto, con la excusa de que esto sería una medida ilegal, sobrepasando la Ley de Tránsito, que explícitamente establece que los taxis serán de color amarillo y sólo se dividen en convencionales y ejecutivos. 

A pesar de que el objetivo del proyecto era la inclusión hacia las mujeres y eliminar la violencia, Calderón argumentó que en ese momento de los 60.000 taxistas que había, 4.000 eran mujeres. Al final, el proyecto no rodó. La justificación camuflada: “falta de argumentos legales”. 

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el presidente Guillermo Lasso anunció una campaña llamada: ‘De la indignación a la Acción’. El 25 de noviembre de 2021 dijo que incrementará el presupuesto para la erradicación de la violencia contra la mujer, de USD 1,5 millones a USD 24 millones. 

Según anunció la secretaria de Derechos Humanos, Bernarda Ordoñez, se creará un centro violeta, en el que las víctimas obtendrán atención psicológica, jurídica y médica. 

Lasso firmó un Decreto Ejecutivo que declara la violencia de género como prioridad nacional. 

Además, se hizo pública una campaña comunicacional con cuatro publicidades contra la violencia de género. 

En la página web: https://www.delaindignacionalaaccion.gob.ec/ hay acceso a la denuncia virtual por medio de la Fiscalía. Hay información sobre la identificación de señales de violencia, sobre los centros violeta, hay un párrafo de definiciones y promesas. Navegando por la página se encuentra un documento que contiene todas las casas de acogida y centros de atención a los que podría acudir una víctima, son 20 a nivel nacional.

Cuando se accede al botón ‘Número de atención’, se encuentran las líneas del 911, un número para realizar denuncias anónimas, juntas cantonales. No hay mucha novedad en todo esto. 

Según la activista y socióloga Rocío Rosero, parte de la Coalición Nacional de Mujeres Rocío, la Secretaría de Derechos Humanos es una “débil Secretaría». Ni siquiera es una acción de Gobierno como tal, sino su existencia es el resultado del trabajo de las organizaciones de mujeres. Rosero explica que no tiene el mismo rango que un Ministerio y no puede trabajar como tal.

Ella dice que en el modelo de Estado no hay una importancia en los temas de Derechos Humanos, ni tampoco de igualdad. “No está en sus prioridades y, por lo tanto, no está en el presupuesto. Anunció USD 24 millones, que es menos que en los anteriores gobiernos”, indica.

Según el medio Plan V, encontrar un presupuesto para la prevención de la violencia de género es complicado. En 2017 sólo el Ministerio de Justicia tenía un presupuesto de 135 millones para rehabilitación social, función judicial y el 1,24% se destinó a la protección de mujeres en situación de vulnerabilidad. Es decir, alrededor de 1, 6 millones. 

En el 2020 el presupuesto para la  implementación Ley Integral para Prevenir y Erradicar la Violencia de Género se redujo de USD 5,4 millones a USD 876.862. El Consejo de Participación Ciudadana indicó que el Gobierno de Lenín Moreno, en 2020, redujo el presupuesto para erradicar la violencia en un 84%. 

La socióloga explica que si no es del interés de este Gobierno, es “bien difícil encontrar acción sistemática sobre el tema”. El Plan Nacional de Erradicación es un documento que está en proceso y no tiene financiamiento, no hay política. “Hay una ola que se desestima y se vanalizan los temas de violencia de género y desigualdad”, explicó.

Casas de acogida y centros de atención

Cristhian Goyes, vocero del Patronato San José, que alberga dos casas de acogida en Quito, explicó a Ecuador Chequea que el caso del Municipio de Quito no determina un presupuesto para la prevención de la violencia de género ni para el Patronato. Ni tampoco se han determinado cifras de las agresiones contra la mujer. “El Municipio no ha hecho los estudios profundos necesarios sobre la problemática de la violencia de género”, comenta. 

Goyes explica que en las rutas, el espacio público y el transporte público hay mucha incidencia de violencia de género. “Vivimos en una sociedad machista que cataloga a lo masculino como superior. Se convierten en estereotipos y se traducen en conductas violentas. Hay una clara desventaja de las mujeres, según esta visión”, asegura. 

Además, el vocero señala que el espacio público se convierte en una fuente de vulneración de derechos. El Municipio de Quito ha generado algunos avances; por ejemplo, una campaña que nació desde el 2014, llamada ‘Bájale al acoso’, para las agresiones en transporte. Se crearon protocolos para fortalecer los espacios seguros.

Pero, existen ciertas rutas de mayor incidencia de casos de acoso y violencia sexual. Goyes justifica que las campañas no han podido disminuir las cifras de acoso y de violencia por un sistema interiorizado de agresiones. El Patronato San José ejecuta un proyecto para prevenir y tratar la violencia de género. 

Casa de la Mujer es una casa de acogida dirigida a mujeres adultas víctimas de violencia de género. En el año 2021 se suscribió un proyecto de emprendimiento económico con un período de atención de hasta 6 meses. También tiene a su cargo el Centro de Apoyo 3 Manuelas.

En Quito se encuentran seis centros de Equidad y Justicia, los cuales se encargan de la atención legal para las víctimas. 

En todo caso: “¿Dónde queda la garantía de derechos que el Estado debe cumplir?”. Esa es la pregunta que motiva a las mujeres a marchar todos los años y es la misma que se pregunta la activista Rocío Rosero. Ella comenta que frente a eso queda la actuación sistemática de los sectores sociales. Pero sobre todo, “esfuerzos increíbles de la sociedad civil”. 

Roseo comenta que las casas de acogida han sido resultado de la lucha de las mujeres. Explica que incluso se ha trabajado comunitariamente; se trata de iniciativas que no están reconocidas ni institucionalizadas que funcionan desde las mujeres y comunidades organizadas y que han estado internacionalmente apoyadas.

“Las casas de acogida son lo único que no ha dejado de funcionar en la pandemia porque son iniciativas sostenidas de la sociedad civil, en su mayoría. Hay muy pocas que son de gobiernos locales, como el de Quito”, explica.

Sin embargo, hay un problema muy grande de financiamiento. La casa Amiga de Lago Agrio suspendió su trabajo a principios de este año por falta de presupuesto. Ese presupuesto de USD 24 millones para los programas contra la violencia de género solo puede prestar ayuda a cinco casas de acogida, según Primicias.

A ese medio la presidenta de la Red de Casas de Acogida, dijo que tampoco el apoyo es total. Sólo se logra cumplir salarios de especialistas y un poco de alimentos. Incluso comentó que el financiamiento llega hasta con tres meses de retraso. 

Rosero señala otra de las problemáticas más grandes de la violencia contra la mujer: la escasa prevención. Y esta tiene como eje central la educación, según la socióloga. “Mantener el statu quo da la espalda para trabajar en la cultura de prevención. Y está sostenida en un cambio de patrones socioculturales”, comenta. 

La cultura de impunidad responde a la inexistencia de la cultura de prevención. Las denuncias de acoso, violación, entre otros, se quedan en denuncia y no hay sanciones. 

Ella termina con una idea que resuena: la violencia  en Ecuador está naturalizada. 

Iniciativas exitosas desde la sociedad civil

Por la indefensión que sienten las mujeres ante el acoso o la agresión y la poca acción del Estado surgen iniciativas de la sociedad civil o de tipo personal.

A nivel latinamericano varias iniciativas han salido a la palestra y evidencian cómo la transformación digital puede potenciar la equidad en los servicios sociales, al contribuir a cerrar las brechas de género y diversidad y, por sobre todas las cosas, a salvar vidas. 

Go Girl: en Quito y Guayaquil taxis para chicas conducidos por chicas

Este es el caso de Jenniffer Martínez, oriunda de Guayaquil, de 27 años, abogada egresada de la Ecotec, Máster en Derecho Penal Económico y madre soltera de dos hijos, de 5 y 8 años: “Para poder pagar todas las cosas de mis hijos, me vi en la obligación de ejercer mi profesión en el día y hacer Uber a partir de las 6 de la tarde en Guayaquil, pero me daba mucho miedo, porque en las noches se montaban personas tomadas y en muchos casos me acosaban, me hacían comentarios inapropiados, aunque debo decir que nunca llegaron a la agresión. Pero, siempre me dio mucho miedo porque en muchos casos simplemente estaba indefensa. Fue por ello que nació Go Girl hace 10 meses, para poder prestar el servicio con choferesas y hacer que las chicas se sientan más seguras”, relató Jenniffer. 

Esta ingeniosa abogada contó que no todo fue color de rosa, porque la iniciativa que nació en Guayaquil tuvo gran recepción por parte de las usuarias, pero se hizo muy difícil conseguir choferesas, porque tradicionalmente “este oficio es de hombres”. Pero, insistieron. Los primeros meses lograron arrancar con sólo 5 choferesas en Guayaquil. 10 meses después se dieron a conocer y activaron la app también en Quito. Ahora cuentan con 86 conductoras entre las dos ciudades, 60 en Guayaquil y 26 en Quito.

Martínez informó que en mayo cumplen un año y la App pasará de fase beta (aún en desarrollo) a estar lista al 100% y poder extenderla a más ciudades ecuatorianas. 

La experiencia de Ángela en Argentina

Fernando Zerega tiene un bar en la ciudad argentina de Salta y vio con asombro que en Argentina cada 30 horas se comete un femicidio, en promedio, y por ello en 2017, con la empresa de software Hawksrl, nació Ángela. Se trata de una aplicación con un código secreto por chica para poder detectar agresiones de género en tiempo real. 

“Nos dimos cuenta de que cuando lanzamos Ángela, que se trata de un sistema de dos opciones de retorno a casa y de un botón antipánico que funcionaba a los contactos o grupo de contactos que decida la usuaria en este caso”, comenta. El retorno a casa se usaba mucho en las universitarias que activaban la opción y sus seres queridos o allegados podían rastrear el recorrido desde la universidad y se apagaba al llegar al sitio de destino. Por otro lado, el botón de pánico sustituyó estos planes del Estado de colocar un botón de pánico “obsoleto”, que había que cargarlo y que las autoridades nunca respondían a tiempo. 

Tuvo tanto éxito la aplicación que no sólo figuró en Argentina, sino que lograron obtener varios usuarios en Estados Unidos; “pero ante tal tráfico tuvimos varios problemas con los servidores y contamos con el apoyo del gobierno regional de Salta, que nos facilitó varios servidores que nos permitieron funcionar hasta 2020 y estamos seguros que pudimos salvar muchas vidas”, puntualizó.

Pero llegó la política, y en 2020 ganó el Kirchnerismo en Argentina y, por tanto, cambiaron la autoridad local en Salta. Fue cuando  decidieron asignar esos USD 800 mensuales del costo de los servidores a otros proyectos o prioridades políticas y tuvieron que dar de baja la aplicación.

En Perú se promociona una “masculinidad sana”

En esta App se promociona una masculinidad sana a través de la tecnología digital y el programa está basado en las ciencias del comportamiento que se implementa a través de grupos de WhatsApp. Se desarrolló en forma piloto en 2021, en Perú, y tras su evaluación se hará disponible para su adaptación a otros países de la región.

Colombia: Ellas libres de violencia 

Uno de los países con mayor grado de violencia en América del Sur es Colombia, por sus casi 7 décadas de conflicto interno, a la que no han escapado las mujeres. ELLAS libres de violencias es una App que funciona en Colombia, que te permite conocer en qué casos o situaciones específicas estás siendo víctima de las distintas violencias y te indica a dónde debes acudir. 

México: En Quintana Roo No Estoy Sola

Con 1.004 feminicidios registrados en México en 2021 —un 2,66% más que en 2020— este país supera en muertes violentas de mujeres al año entre los países latinoamericanos y una de las alternativas más llamativas para prevenir esta trágica estadística es la App No Estoy Sola, que envía un mensaje con tu ubicación con un solo clic a contactos previamente definidos.

España apela a tú Sister para que no vuelvas sola a casa

Partiendo de un estudio que demostró que el 83% de las mujeres en España sienten miedo al volver solas de noche a su casa, nació Sister, con el objetivo de hacer más seguras las calles y poner freno al incremento de situaciones violentas e incómodas para todas las mujeres que puedan sentirse en peligro.

Sister se trata básicamente de una app de geolocalización para mujeres hecha por mujeres, con la finalidad de “acabar con la inseguridad que tantas veces sentimos», señalan las creadoras de la iniciativa.

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