
Rocío Carpio
Opinión
Una campaña que arranca y el terreno de combate listo. Por ahora, el Sí se manifiesta de manera agresiva, copa destacados y primeras planas de la mayoría de medios escritos, como si las 4 organizaciones por el No -aprobadas por el CNE– estuvieran ausentes de la contienda. Esto, al menos, en los medios informativos. Al consultar algunos de los medios escritos más importantes poco es lo que se puede saber sobre el otro lado de la balanza, salvo la pugna interna de Alianza PAIS, que diarios como El Universo ubicaron ayer (3 de enero) en sus destacados: «Ala del correato de AP llama a votar por el No en la consulta del 4 de febrero«. No obstante, hace dos días Teleamazonas informaba que habría sanciones para quienes siendo miembros de AP hicieran campaña por el No, lo cual envía un claro mensaje: la campaña, a nivel mediático, se manejará como una contienda entre la facción correísta y la oficialista pro Lenín.
En el primer día de campaña, las voces por el No se opacan desde los medios tradicionales y digitales, no así en redes, particularmente en Twitter, en donde el hashtag #MorenoNOesAP trepaba al trending topic por la tarde, algunas horas después de que la etiqueta promocionada (y pagado) desde el oficialismo #7vecesSí se mantuviera como única tendencia sobre la Consulta. Mientras el primero se centra en anular la imagen de Moreno como representante de AP, es decir, una campaña de desprestigio; el segundo es parte del marketing de la campaña por el Sí: es una especie de lema maleable que se puede convertir en un simple “sí, sí, sí, sí” o en el más elaborado “7 oportunidades para un futuro mejor”. Ello, no obstante, no deja de enviar el velado mensaje de separación del correísmo; por lo que, ambas campañas -aunque con estrategias inversas- emiten un mensaje similar: deslindar a la una facción de la otra.
De esta forma, el análisis de las preguntas queda a un lado, se persigue un voto emocional y en paquete: 7 veces sí o 7 veces no. El spot oficialista que empezó a circular y emitirse este 3 de febrero lo confirma: una canción pegajosa cuyo ritmo y melodía invitan a la alegría y la fiesta, pero que no hace referencia a ninguna de las preguntas, pese a durar más de un minuto. El mensaje, nuevamente, es la ruptura con el correísmo al centrarse en ideas como “el cambio” o “un mejor futuro”. No obstante, si se repara un poco en su letra, se halla que no es tan inocente como parecería, pues contiene un símil que podría interpretarse como una declaración beligerante. “Tu pluma es la espada al viento”, le dice a los votantes, quienes ahora convertidos en combatientes, deberán caer seducidos por uno de los dos bandos para quienes la campaña por la consulta parecería ser el espacio perfecto para medir fuerzas.



