El debate recobra vigencia luego de que un tren fue vandalizado este fin de semana. Entre los usuarios ven un sistema con más respeto que otros medios de transporte, pero con las aglomeraciones, especialmente en horas pico, vuelven algunas ‘malas mañas’.  

Durante la mañana y el mediodía de hoy, las estaciones del Metro vibraban con la rutina de miles de pasajeros. Catalina Rosa, una comerciante de ropa y calzado en un centro comercial en el norte de la ciudad, se aferra a la barra mientras el tren serpentea bajo la ciudad. «Nos hablan de ‘cultura metro’, pero no sé exactamente a qué se refieren», confiesa, con una sonrisa resignada. «Supongo que es sobre comportarse bien y respetar el espacio de los demás».

Algunos usuarios destacan la limpieza, organización y puntualidad del servicio, afirmando que se percibe un respeto generalizado entre la gente y hacia los trenes e instalaciones. Otros, en cambio, lamentan la falta de civismo en algunos pasajeros, especialmente en horas pico. 

Por ejemplo, se quejaron de que, al acercarse a las puertas del tren, los empujones se vuelven inevitables. Las filas ordenadas se transforman en aglomeraciones desordenadas. «Es caótico, especialmente cuando todos intentan entrar al mismo tiempo», comentó Juan, un estudiante universitario que toma el Metro diariamente para ir a sus clases de odontología en la Universidad Central.

Así, muchos usuarios consultados indicaron que la expresión “cultura Metro” sigue siendo una noción vaga y lejana, más un ideal que una realidad palpable. 

Para empezar, indicaron que no se ha explicado bien qué se quiere decir con «cultura Metro», más allá de ciertas referencias en los discursos de las autoridades. Indicaron que se tiene una idea general de que se trata de un comportamiento adecuado y respetuoso al usar los trenes y sus instalaciones.

El cambio cultural parece ser un proceso más lento de lo anticipado, tal como lo demuestra el reciente caso de vandalismo a uno de los trenes del Metro, registrado la noche del domingo.

¿Ha logrado Quito desarrollar una ‘cultura Metro’? Las opiniones entre usuarios y empleados del sistema son diversas, según un sondeo realizado por Ecuador Chequea en las estaciones.

EL ANÁLISIS

De este tema puede hablar, con solvencia, el experto en movilidad y transporte público César Arias, quien fue uno de los principales responsables de la implementación del Trolebús, que hace más de dos décadas marcó un antes y un después en el transporte público quiteño.

Tras destacar como importante, indispensable, pero insuficiente cualquier campaña de educación cívica, incluso si es permanente, Arias dijo que el Metro de Quito debe contar un plan de trabajo y un presupuesto específico para prevenir y reaccionar frente al vandalismo, “que siempre se va a presentar”.

De hecho, dijo, se estima que entre un 10% y un 15% de los usuarios de transporte público a nivel global presentan comportamientos vandálico-delictivos. “Hay que tener medidas de control y de prevención y, sobre todo, actuar rápidamente para detener estas olas de vandalismo, antes de que se conviertan en verdaderas epidemias”, comentó.

Se trata, explicó, de una capacidad de gestión que debe implementar la Gerencia del Metro para prevenir y controlar, pero también para realizar mediciones de manera inmediata. En el caso de la imnplementación del Trolebús como nuevo sistema de transporte a partir de diciembre de 1995, recordó Arias, “no se hizo una cultura Trole, pero sí campañas con expertos en la materia para la adaptación de los usuarios a algo que no había en el transporte de ese entonces: primero el ingreso a una parada, luego una forma de pago diferente y despúes la integración a otro transporte. Hoy es lo mismo, se necesita una adaptación”.

Y para dicha adaptación junto con un comportamiento cívico, dijo Arias, se requieren campañas especializadas que deben monitorearse y ajustarse de manera permanente, de acuerdo con evaluaciones de resultados obtenidos en los diferentes tipos de usuarios.

EDUCACIÓN CÍVICA

Para el analista social y psiquiatra Fernando Cornejo, lo que se nombra en los discursos como ‘cultura Metro’ no es más que la misma educación cívica, que todavía es materia pendiente en la sociedad ecuatoriana, pero aplicada al uso del Metro

«Se trata de un proceso muy interesante de inclusión y de respeto al espacio público, pero con un gran problema de sostenibilidad», comenta Cornejo. «Necesitamos la corresponsabilidad de los ecuatorianos, pero vivimos en una sociedad con un contexto de violencia, desde actos grandes, como el vandalismo de un tren, hasta actos pequeños, como no respetar las filas, ensuciar las estaciones o no ceder el asiento a quienes lo necesitan».

Para Cornejo, la intervención debe ir más allá de las campañas de concienciación y abordar profundamente las estructuras educativas y culturales. «Es necesario intervenir tanto en las estructuras educativas como en la cultura y convivencia para mejorar el uso del espacio público. Esto está totalmente pendiente y no sólo en el Metro de Quito, sino también en parques que son vandalizados inmediatamente».

Para el sociólogo Simón Ordóñez, la gran mayoría de usuarios sí ha logrado apropiarse del Metro, debido a que sienten que es un símbolo visible y muy concreto de una mejora en el funcionamiento de la ciudad, que hay que cuidar y defender.

“La gente se identifica con el Metro y lo cuida, con excepción de algunos porque siempre hay vándalos. Para la mayoría de personas, es como que le da un sentido de dignidad, que sí se puede vivir en un ambiente más agradable”, opinó el experto al recordar que en el caso de Medellín, sus ciudadanos han logrado apropiarse de su sistema de transporte.

TESTIMONIOS

Santiago Navas:

«Sí he escuchado lo que es la ‘cultura Metro’: es el manejo adecuado, por ejemplo, de la asistencia a personas de la tercera edad. Eso es muy bueno porque nos hemos olvidado de la cultura para un entorno seguro en el transporte. Por eso aquí se evita todo el caos y el ajetreo al que nos hemos acostumbrado en los otros transportes».

Alicia:

«Es un buen servicio para la ciudadanía, aunque también se ha escuchado que han grafiteado, eso me parece muy mal. Por lo demás, es una buena forma de trasladarse”.

Margoth:

“Estoy muy contenta con el Metro y ojalá las demás personas sepan respetar las instalaciones. Eso es lo que recomiendo porque el bien es para todos y se supone que tienen que cuidar”.

Vive la ‘cultura Metro’

En viajes entre las estaciones de El Labrador y San Francisco, Ecuador Chequea constató hoy la difusión de mensajes con recomendaciones sobre el uso del Metro. 

Estos mensajes, emitidos por altavoces y pantallas, ya sean pregrabados o locutasos ese mismo instante por conductores, incluyen indicaciones para evitar aglomeraciones en las puertas, preparar la salida a tiempo y ceder el asiento a quienes más lo necesiten. 

Los anuncios se reproducen unos minutos después de la llegada o partida de cada estación.

Mientras, las pantallas ubicadas a lo largo del tren también los despliegan.

Ecuador Chequea constató hoy que estos mensajes sobre normas de conducta en el Metro se comunican de cinco formas distintas.

La primera es a través de paneles informativos junto a las ventanillas de cobro y a lo largo de los pasillos en cada estación. La segunda es mediante altavoces en los andenes, con mensajes pregrabados. La tercera forma implica a guardias privados con carteles en mano que muestran la palabra “precaución”. Un guardia comentó que en los meses que lleva trabajando en seguridad no ha tenido incidentes graves, como caídas de pasajeros o de objetos a los carriles del Metro. “Tratamos de mantener el orden, pero en horas pico no es fácil, debido a las aglomeraciones”, dijo. “La gente todavía está aprendiendo a usar este sistema, y falta mucho para que tengamos una verdadera ‘cultura Metro’. Aunque sí es un poco diferente y con más respeto que en los buses normales, por ejemplo”.

La cuarta forma es a través de mensajes en el interior de los trenes y estaciones. Finalmente, la quinta forma involucra a funcionarios del Metro vestidos con chalecos de color naranja, que ocasionalmente dan indicaciones mientras recorren las instalaciones.

Uno de estos funcionarios manifestó que se trata de un trabajo diario. Los mayores problemas, a parte del ingreso de personas en estado de ebriedad, son el de usuarios que corren al interior de las instalaciones y de personas, en especial de jóvenes, que se sientan en pleno piso del tren, ocasionando dificultad e incluso tropiezos del resto de pasajeros.

Indicó que se han registrado algunos casos de caídas en las gradas o en los pasillos de personas que corrían. 

SANCIONES

Hasta el cierre de esta nota, esperábamos la respuesta a un pedido de información a la gerencia del Metro de Quito sobre los casos más frecuentes de malos comportamientos y sancones que se dan, tanto en los trenes como en las instalaciones. 

Por ahora, indicaron que se han impuesto 28 sanciones a personas por encontrarse en estado de ebriedad así como el retiro,  con la ayuda de la Policía, de 1,950 personas. Aunque no precisaron detalles de los tipos de casos, indicaron que el principal, es, así mismo, encontrarse en estado de ebriedad.

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