Durante la reciente campaña, Ecuador Chequea hizo un seguimiento y análisis de los planes y propuestas de los candidatos para combatir la inseguridad, así como el fact-checking de la desinformación que circuló con esta temática. Estos son los resultados de ese trabajo.
La inseguridad, lamentablemente, extiende sus garras fuertemente en el país. No hay encuesta en la que no aparezca como una de las principales preocupaciones de los ciudadanos; las palabras extorsión o vacunas se volvieron parte activa de nuestras pláticas; el narcotráfico, el lavado de activos y todos los delitos conexos han ganado terreno; y la crisis carcelaria ha llevado al Estado a ser un mero espectador de lo que sucede tras los barrotes. La cereza de este podrido pastel fue el asesinado del candidato presidencial Fernando Villavicencio, hecho que ha sido definido como un magnicidio y comparado con situación similares ocurridas en el pasado en Colombia o México. Este hecho es definitorio, no sólo porque sucedió en el contexto de las Elecciones Anticipadas, sino porque en el camino quedaron otros políticos asesinados, periodistas que han debido exiliarse por amenazas del crimen organizado y una población cada vez más atemorizada. El crimen contra Villavicencio no ocurrió en una zona remota de un pueblo olvidado, sino en la zona comercial de Quito, la capital, en plena hora pico, con una ciudad atestada de tráfico y tras un mitin político realizado en un colegio.
Con este contexto y en medio de unas elecciones atípicas e inéditas en el país, Ecuador Chequea se planteó dos grandes preguntas al inicio de la campaña: ¿qué proponían los candidatos para solucionar la grave crisis de inseguridad? y ¿qué estrategias usarían las redes de la desinformación para aprovecharse de esa crisis y hacer de las suyas? Este informe es el resultado del trabajo de análisis de los planes de seguridad de los aspirantes al sillón presidencial; y del monitoreo y fact-checking de contenidos que circularon en redes sociales.
1. Cuestión de prioridades
Pese a la gravedad de la situación, el asunto de la inseguridad estuvo ausente en el discurso de los candidatos durante la primera vuelta. Según publicó la Corporación participación Ciudadana, los principales temas sobre los cuales hablaron los ocho candidatos fueron la economía y lo social. Para ahondar en sus propuestas, hicimos un análisis a profundidad de los planes de gobierno entregados de manera formal ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) y lo publicamos en el especial ‘8 caminos; 8 propuestas contra la inseguridad’, cuya principal conclusión fue que los documentos se quedaban en meros enunciados que abarcaban el qué harían, pero no el cómo lo harían.
En la segunda vuelta, los finalistas —Daniel Noboa y Luisa González— hablaron algo más sobre la seguridad, en intervenciones y entrevistas en medios de comunicación. Sus planes quedaron registrados también en la segunda entrega especial del análisis de sus propuestas, que se tituló ‘Las 2 visiones finalistas sobre la seguridad’. Quizá, el tema en el que más coincidieron los candidatos fue la militarización de ciertas zonas, especialmente los puertos marítimos, para luchar contra la presencia del narcotráfico. El tema carcelario fue otra de las preocupaciones de ambos aspirantes: mientras González proponía recuperar el control del Estado, Noboa habló de separación de los presos más violentos o peligrosos y la construcción para ello de cárceles barcazas.
2. Cuestión de cifras
La desinformación como un actor político. Así de crucial fue el rol que jugó durante esta campaña. Y, como no hay tema que no les interese a las redes de la desinformación, la inseguridad no fue la excepción. La campaña atípica que se detalló en líneas anteriores, sumada a la ola de violencia que acecha al país provocaron que esta sea uno de los temas favoritos de quienes viven del engaño y la mentira.
Entre la primera y la segunda vuelta electoral, Ecuador Chequea realizó un total de 106 verificaciones que tuvieron que ver con la seguridad: 84 sobre contenidos que circularon en redes y 22 verificaciones al discurso público de los distintos candidatos. De ese total, el 84,9% (más de 8 de cada 10) fue clasificado como desinformación, es decir, entre falsos, engañosos e imprecisos. Este es el desglose:
- 48 falsos
- 27 engañosos
- 15 imprecisos
- 13 ciertos
- 2 inverificables
- 1 sátira
Entre las principales técnicas que usaron las redes de la desinformación para inyectar su veneno, constan:
- Publicación de declaraciones falsas de los candidatos u otros líderes políticos.
- Uso de declaraciones pasadas, con alto grado de descontextualización, para hacerlas pasar como actuales.
- Manipulación de audios y videos, a través de la tecnología, para cortar fragmentos de intervenciones pasadas o presentes, y hacer aparecer a un político diciendo cosas que realmente no dijo.
- Manipulación de fotografías.
- Descontextualización de videos.
- Imputación de falsas relaciones políticas.
- Falsas denuncias sobre delitos.
- Información tributaria sesgada y descontextualizada.
- Falsa información sobre los orígenes de los candidatos.
- Falsas propuestas.
Entre las temáticas que más abundaron entre los posts de desinformación referentes a la seguridad, constan:
- La crisis carcelaria.
- La presencia del narcotráfico.
- El rol de la Policía y las Fuerzas Armadas.
- La extorsión y el lavado de activos.
- El asesinato de Fernando Villavicencio.
En alianza con los medios aliados GK y Camaleón, y la carrera de Periodismo de la Universidad San Francisco —todos miembros de la Coalición Ecuador Verifica— realizamos el fact-checking en vivo de los debates presidenciales tanto en primera como en segunda vuelta. Entre ambos careos, se verificó un total de 8 contenidos referentes sólo al tema de seguridad.
Durante el periodo electoral, además, desarrollamos 46 notas periodísticas explicativas, netamente con enfoque en la temática de seguridad ciudadana, incluido el Fenómeno de El Niño, que seguramente afecte al país y cuyas consecuencias económicas y sociales acompañarán al nuevo Gobierno durante su periodo.
Un contexto necesario
Se podrían usar muchos lugares comunes: la tormenta perfecta, la alfombra roja, el caldo de cultivo. Lo cierto es que las características de estas pasadas elecciones —anticipadas, producto por primera vez de la muerte cruzada, en medio de una ola de inseguridad y de una polarización política profunda— facilitaron la incursión agresiva de la desinformación en toda la campaña. Normalmente, según definen los medios del mundo dedicados al fact-checking, la época electoral es uno de los momentos en los que la desinformación recrudece; pero en esta campaña esa realidad se vio amplificada muchas veces más.
Durante la reciente época electoral, Ecuador Chequea realizó en total 276 verificaciones del contenido que circuló en redes sociales —de seguridad y otras temáticas—. La tendencia se mantiene: el 87% de esos contenidos resultó falso o engañoso.
Este contexto es necesario para comprender el nivel de daño que puede ejercer la desinformación y la importancia de generar muros de contención. Desde nuestra redacción, siempre decimos: en las manos de cada usuario digital está la decisión entre convertirse en un eslabón más, o cortar la cadena de la desinformación.