Varias organizaciones políticas han propuesto precandidatos que no son de sus filas. Y al revés, varios candidatos buscan partidos que no tienen mayores cuadros. Una práctica cuestionada que se viene repitiendo hace años, con amparo en la Ley.
De acuerdo con el calendario electoral, las organizaciones políticas habilitadas para participar en las elecciones generales de 2025, deberán escoger a sus candidatos a todas las dignidades entre este sábado y el 17 de agosto. Estos procesos de democracia interna son obligatorios. Sin embargo, desde mucho antes de llegar a estos procesos ya proliferan los posibles precandidatos presidenciales. El caso más reciente es el de la Izquierda Democrática, que anunció a Carlos Rabascall como su precandidato, para lo cual inclusive el fin de semana se afilió al partido, aunque esto no es un requisito para optar por una candidatura.
Analía Ledesma aseguró que será una precandidatura más y que la decisión final se tomará en las primarias, aunque, hasta el momento, no hay otro postulante para esa dignidad en esa organización.
Rabascall aceptó la precandidatura y aseguró que se someterá al proceso electoral interno. Su prepostulación generó una nueva pugna en el interior de la alicaída ID. El ala contraria a Ledesma, cuestionó a la directiva y pidió que no se apoye a Rabascall. En un comunicado, firmado por 18 dirigentes provinciales, aseguran que Rabascall comulga y representa al correísmo y ha sido defensor permanente de sus máximos representantes. Agregan que la Izquierda Democrática es un partido nacional, con trayectoria e historia que se debe respetar.
El precandidato ‘paracaidista’
Hasta el sábado Rabascall no pertenecía a los registros de la Izquierda Democrática y antes era afín al Gobierno del expresidente Rafael Correa.
De hecho, para las elecciones de 2021 fue el binomio de Andrés Arauz, candidato correísta a la Presidencia de la República.
En cambio, a principios de este año, se autoproclamó precandidato presidencial con el respaldo del movimiento Centro Democrático, que en el 2021 había apoyado a Arauz. Para finalmente integrarse a la Izquierda Democrática.
Gonzalo Ortiz, adherente histórico del partido, asegura que Rabascall es de esos candidatos “que bajan en paracaídas a donde caigan, que están esperando a lo largo de los años sin decir nada sobre las cuestiones candentes del país”. “Se callan y de pronto aparecen muy sonreidos a ver qué partido le coge”, dijo Ortiz. Añadió que es malo para el sistema político y democrático del país que existan partidos que busquen candidatos externos que no han hecho militancia, que no tienen formación ni la ideología del partido y que más bien han estado identificados con otras organizaciones políticas que han sido contrarias a la agrupación por la que hoy espera postularse.
“Se asemeja a la figura del líbero que hay en el fútbol, que es el jugador que ocupa varias posiciones”, aseguró.
Ortiz agrega que la Izquierda Democrática tenía una base ideológica y una estructura, que no ha sido respetada por una pésima dirigencia. “La refundación del partido, que fue liderada por Wilma Andrade, no logró una estructura sólida, ya que han ingresado un montón de personas que no están identificadas con el partido y sólo manejan ambiciones personalistas”, concluyó Ortiz.
Candidatos y partidos de alquiler
El caso de la Izquierda Democrática y de Carlos Rabascall no es el único ni el primero en nuestra política. No es nuevo tampoco y se repite para las elecciones 2025.
El Partido Socialista anunció como su precandidato al abogado Pedro Granja, que no es de sus filas. Pedro Freile se perfila como el candidato presidencial de SUMA, antes lo fue por el movimiento Amigo y luego buscó la Alcaldía de Quito por el Partido Socialista y el Movimiento SUMA. En cambio, Andrea González, exbinomio de Fernando Villavicencio (+) por el Movimiento Construye, está vez espera ir por la Presidencia de la República con el respaldo de Sociedad Patriótica.
Para Javier Orti, presidente de Avanza, está lógica de “partidos y candidatos de alquiler” se viene repitiendo desde elecciones anteriores y las de 2025 no serán la excepción, por lo que plantea una reforma al Código de la Democracia, donde conste como requisito para ser candidato a una dignidad de elección popular, que sea afiliado mínimo un año a la organización política por la que participará y que presente certificados de formación política en esa organización, ya que, de lo contrario, se generan distorsiones en la democracia.
Leonardo Tipán, del Movimiento Amigo, considera que hay candidatos que han pasado por varias organizaciones políticas y cuando pierden espacio de participación buscan un movimiento nuevo.
Franklin Peñaranda, de Democracia SÍ, agrega que hay partidos de alquiler que se prestan para auspiciar cualquier candidatura con tal de mantenerse vigente en el registro de organizaciones políticas y no desaparecer del mapa electoral. “Y mientras haya partidos de alquiler, habrá candidatos de alquiler”, dice Peñaranda, quien asegura que gran parte de responsabilidad en esta dinámica la tiene el Consejo Nacional Electoral que aprueba a organizaciones sin mayor militancia, ni estructura, ni formación ideológica.
Te puede interesar:
· Una ecuatoriana fue hallada muerta junto a su hija en la frontera de EE.UU. y México
· Las vías perimetrales concentran el 60% de accidentes en Quito
· La desinformación se potencia con la inteligencia artificial



