El Presidente se refirió al tema en una de las conversaciones con el cronista Jon Lee Anderson
En el tiempo que el periodista acompañó a Noboa, el mandatario mencionó esa idea tras una visita a una cárcel en Cuenca, pero no es una propuesta formal ni oficial.
Ayer se publicó un perfil en The New Yorker titulada: “La arriesgada guerra de Ecuador contra los narcos”. Esta fue realizada por el periodista Jonh Lee Anderson al presidente, Daniel Noboa.
Frente al tema, un contenido en Facebook asegura que Daniel Noboa ofreció construir una cárcel en la Antártida. Se califica este contenido como falso. En la nota realizada por The New Yorker se señala que en una de las conversaciones con el reportero, mientras salieron de una visita a la cárcel de Cuenca, Noboa insinuó, como idea, la de construir una cárcel en la Antártida; sin embargo, esta no es una propuesta formal ni oficial, como se hace pensar en el post. Es apenas una declaración en medio de una de las entrevistas.
La aseveración del post de Facebook, se da después del perfil del periodista John Lee Anderson, especializado en temas latinoamericanos y guerras. Lee acompañó al presidente Noboa durante varias semanas. Allí, se menciona que el Primer Mandatario habló de varias acciones que ha realizado en su Gobierno, opinó de otros presidentes de Latinoamérica y se refirió a las amenazas que ha recibido.
En el texto Lee Anderson señala que un día volando de regreso a Quito después de una visita a una prisión en Cuenca, donde las autoridades habían descubierto un túnel secreto excavado por los reclusos, Noboa se preguntó si era posible construir una prisión en territorio al que Ecuador tenga acceso legal en la Antártida.
“Tenemos una porción, así que ¿por qué no?, dijo con una sonrisa astuta.Una prisión para solo cien chicos. Un ayudante mayor, sentado frente a nosotros, tosió nerviosamente. Señor Presidente, no es una mala idea, pero creo que las naciones antárticas están obligadas por un tratado, y su presencia allí se limita a la investigación científica y similares, dijo. Pero lo investigaré”, se lee en The New Yorker.
En el texto se dice que lo hizo como una “consideración momentánea”, a lo que después planteó otra posibilidad.
“Si la Antártida resultó ser demasiado complicada, ¿podría proteger a los fiscales y jueces que enfrentaban amenazas trasladándolos a las embajadas ecuatorianas en el extranjero? ¿Podrían legalmente tratar de sentenciar a los criminales desde allí? Pareciendo dudoso, el asistente prometió investigar eso también”, se lee.
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