El alcalde Jorge Yunda admitió este 27 de mayo que Quito debe cambiar el color del semáforo, pasar de rojo a amarillo en 15 días (10 de junio), según los análisis realizados en conjunto entre el Municipio, epidemiólogos, científicos y académicos. Sin embargo, adelantará esta fecha al 3 de junio por “razones económicas”.
Aunque la capital esté regida con el semáforo en rojo, en sus avenidas hay comercio informal y actividades no esenciales (peluquerías, lavadoras de autos). Todo ante el disimulo de las autoridades y con la finalidad de paliar la crisis económica que 72 días de cuarentena han generado.
El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, participó en la sesión ordinaria del Concejo Metropolitano del 26 de mayo e intentó demostrar que la semaforización no ha sido respetada. Informó que desde el 17 de marzo se han analizado 1320 casos positivos y el 54 % rompió el cerco epidemiológico. Es decir, 717 personas con COVID-19 circularon sin restricción un promedio de siete horas diarias. 
El porcentaje de diagnosticados que rompe el aislamiento se ha incrementado. El Ministerio de Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (Mintel) está a cargo del monitoreo de los pacientes. En su análisis del 3 de mayo, levantado con datos proporcionados por empresas de telecomunicación hasta el 30 de abril, de 500 infectados con el nuevo coronavirus el 50,4 % (252) violó la norma. Entonces hay un incremento de casi 4 % en menos de un mes.
Paradójicamente, otra información confirma que Quito no está preparada para entrar en amarillo. El secretario de Seguridad, Juan Pablo Burbano, expuso cuatro indicadores de ideales para cambiar de fase:
- Índice de convivencia ciudadana
- Índice de seguridad
- Índice de violencia intrafamiliar
- Índice de violencia sexual
Para cambiar de color los indicadores deben estar por debajo de 1,000. Sin embargo, para el 19 de mayo ninguno de ellos cumplía con este requisito. El Ministerio de Salud Pública (MSP) expone que del 29 de febrero al 27 de mayo se diagnosticaron 3769 casos de COVID-19. Además, hay sospecha en otras 2222 personas. Se registra, oficialmente, la muerte de 259 residentes de la capital por la enfermedad. En Quito viven cerca de 3.000.000 de personas y se han tomado 12.007 muestras para COVID-19. Es decir, se ha testeado el 0,4 % de la población. Pese al golpe de la pandemia y debido a la crisis económica, se busca estrategias para entrar a un “amarillo con ocho condiciones” a partir del 3 de junio:
- Continuidad de teletrabajo para funcionarios
- Actividades productivas y recreativas con protocolos de bioseguridad
- Jornada presencial con el 50 % del personal (suspendidas hasta el 15 de junio)
- Reapertura de locales comerciales con 30 % de aforo y medidas de bioseguridad
- Reanudación paulatina del transporte público
- Salvoconductos emitidos por el Municipio
- Manejo del cerco epidemiológico por parte del Municipio
De acuerdo al Municipio de Quito, de 500 pruebas entre el 7 % y 8 % da positivo. Es decir, de cada 100 tests, se confirma el contagio en siete y hasta ocho individuos. Yunda se comprometió a aumentar la cantidad de pruebas PCR a 1500 diarias a partir de la próxima semana, “esto confirma una esperanza para la ciudad para determinar quién tiene el virus o quién no lo tiene”.
El 26 de mayo el exsecretario de Salud, Lenín Mancilla informó ante el Concejo que de las de las 100.000 pruebas rápidas para detectar COVID-19 que llegaron a Quito el 20 de abril, un mes y 4 días después, solo se habían realizado 987. 24 horas después, la Fiscalía General del Estado (FGE) allanó la Secretaría de Salud del Municipio. La razón: un presunto sobreprecio en la compra de pruebas rápidas. Tras esto, Mantilla fue retirado de su cargo.
El 11 de mayo el Ministro de Salud informó que en Pichincha hay 1653 camas, 216 para hospitalización COVID y 59 en unidades de cuidados intensivos (UCI). Según el MSP, hasta el 22 de mayo ese número se incrementó a 2401 camas hospitalarias distribuidas en 14 hospitales. Sin embargo, Zevallos no fue tan alentador el 26 de mayo y añadió que “en este momento estamos en una gran necesidad de camas”. Expuso un gráfico con corte al 24 de mayo donde registra que para la fecha solo había 23 camas disponibles en Quito (15 del MSP y 8 del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social). Para el 26 de mayo solo 4 camas restantes. 
En ese contexto, este miércoles 27, el Alcalde anunció que el Centro de Atención (CAT), Quito Solidario, ubicado en el Bicentenario (norte de la ciudad) tiene capacidad para 370 pacientes. Ya han recibido a 20 personas con síntomas moderados. El Ministro de Salud aseguró que el pico de contagios en Quito sucedió entre el 26 y 30 de abril, cuando se produjeron 132 casos positivos de COVID-19 reportados según la fecha de atención. Pero los datos del COE cantonal ubican el pico de contagio entre el 17 y 22 de mayo. Es decir quince días después de lo indicado por Zevallos. 
El “pico” es un término que hace referencia al día con mayor cantidad de contagio registrado desde que se presentó “oficialmente” el caso cero en Ecuador el 29 de febrero. Daniel Orellana, científico ecuatoriano y experto es geoinformación y movilidad, explica que «para decir que llegamos a un pico de contagio habría que esperar al menos dos semanas de números descendientes para saber si hubo un pico”.
En contraste, otras ciudades ya pueden hablar de un pico y aportar experiencia en torno a la desaceleración de la transmisión. Por ejemplo, Wuhan, donde se originó la pandemia en diciembre de 2019, tiene al 12 de febrero como la fecha del pico con 20000 positivos y desde ahí comenzó la desaceleración. Un mes después, el 11 de marzo, la ciudad china anunció el cierre de hospitales construidos para recibir a los infectados con COVID-19. La curva del COE Pichincha contabilizó 343 diagnósticos entre el 27 y 30 de abril. Y 643 entre el 1 y 7 de mayo. Es decir, más confirmados durante la primera semana de mayo y no durante la última de abril como afirma el Ministro de Salud. 
Actualmente Pichincha es el lugar con mayor registro diario de casos, superando a Guayas (epicentro de la pandemia en Ecuador). Así, entre el 25 y 26 de mayo se incrementaron 86 casos, y entre el 26 y 27 esta cifra ascendió en 143 nuevos positivos. En otras palabras, el pico de contagio en la provincia aún no habría alcanzado su punto máximo.
