Quito vivió una jornada atípica por el cambio de mando. En las calles, los vendedores aprovecharon la presencia de delegaciones de todas las provincias. Jorge Murillo aprovechó para vender los sombreros morados que le sobraron de Semana Santa.
POR: Karen Mantilla Ulloa
“¡A dólar el sombrero, a dólar!”, se escucha a lo lejos, mientras el fuerte sol acompaña a los cientos de simpatizantes que se dieron cita a los alrededores de la Asamblea, para ver a Daniel Noboa asumir como nuevo presidente de Ecuador. El sombrero es morado, no tan grande y varias personas se acercan al vendedor, Luis Mora, que esta mañana trajo consigo 200 sombreros, del color insignia de la campaña de Noboa, confeccionados por sus propias manos.
Una seguidora del presidente compra ocho sombreros, para ella y sus acompañantes. Dice que están baratos. Luis llegó antes de las 07:00, pero cuenta que empezó a confeccionar los sombreros hace dos semanas, porque en las noticias escuchó que la posición de Daniel Noboa sería a finales de noviembre. “Hay que aprovechar cuando se puede, no siempre hay estos eventos y como comerciantes tenemos que estar actualizados y enganchar al cliente, porque les gusta lo barato y novedoso”, dice Mora.
Para vender, él caminó y se dio vuelta por la Av. Patria, por la 6 de Diciembre y todos los alrededores y a las 10:00, ya sólo le quedaban 30 sombreros. Dice que con el dinero que ganó pagará las deudas y reinvertirá. “Hay que seguir trabajando para lo que se viene, las fiestas de Quito y la Navidad”, dice con un tono de satisfacción.
Y es que hoy, él no es el único comerciante. Varios, al igual que los simpatizantes, se dieron cita. Por ejemplo, para Jorge Murillo, quien también es un vendedor ambulante de paraguas y sombreros morados, este es un buen momento para tener algo más de dinero. Murillo, a diferencia de Mora, recicló los sombreros morados que le sobraron de la Semana Santa, también los vende a un dólar, trajo un poco más de 20 y espera vender todo.
Luis Mora, confeccionó 200 sombreros para su venta.
Para llegar al parque El Arbolito, y a los alrededores de la Asamblea Nacional, donde se iba a desarrollar la posesión, algunos de los seguidores de Noboa empezaron su viaje desde ayer, miércoles, en horas de la noche, pues sus ciudades quedan a siete, ocho y nueve horas de Quito. El objetivo de todos era ver al presidente y mostrarle su apoyo.
A las 07:00, en lo que parece ser un jueves normal para algunos quiteños, para otros no. En la ecovía, las conversaciones son un poco diferentes, unos hablan de que van tarde a sus trabajos, otros de que tienen el tiempo justo. Pero en el apretón que es común en este medio de transporte, esta vez viaja un grupo de quince personas, todos oriundos de Santa Rosa, en El Oro.
Ellos viajaron desde ayer a las diez de la noche y estuvieron a las seis de la mañana en el terminal. Usan doble abrigo, llevan carteles y galones de agua; dicen que caminarán mucho y tal vez les “agarre la altura”.
Entre ellos está Nicole Flores, quien asegura que el frío de Quito puede ser fuerte, pero que mientras avanza la ecovía va sintiendo el calor. Dice que antes de subirse fueron a comer en un restaurante en el sur de la ciudad, que ofrecía bolones, encebollados y tigrillos. Nicole pidió un tigrillo, pero cree que eso era todo menos tigrillo. Sus acompañantes se ríen, pero comparten su opinión; otros dicen que pidieron encebollado, pero se los pasaron sin cebolla “¿Sin cebolla?, ¿cómo nos dan sin cebolla?, vengan a nuestra provincia y les enseñamos”, dicen.
Nicole decidió viajar a la capital con su familia. Dice que Daniel Noboa fue a su cantón, lo vio de lejos y ella estaba segura de que ganaría las elecciones. “Hoy es un hecho, se convirtió en el presidente de los jóvenes”, dice entusiasmada. Ella dice que su propósito de hoy es ver a Noboa y aplaudirlo y, si tiene suerte, tomarse una foto. La emoción al ver la ciudad se nota en su cara, y cuando ella y su grupo llegaron a su destino, se sentaron en una de las entradas de la Asamblea, sacaron su cartel y tomaron agua. “Ahora sólo tenemos que esperar a Daniel”.
Nicole saliendo de la ecovía.
“De la lucha del pueblo,
nadie se cansa.
Subiendo la loma,
nadie se cansa.
Bajando la loma,
nadie se cansa.
De la lucha de Noboa,
nadie se cansa”.
El cántico se escucha a lo lejos en uno de los puntos del parque El Arbolito. Al llegar, se observa a unas setenta personas, todos de Guayas. Ellos alquilaron un bus particular para llegar a Quito, viajaron siete horas. “Tiene nuestro apoyo, queremos que haga las cosas bien, necesitamos que el país cambie para el bien de todos”, dice Kiuster Klinger. Todos concuerdan en que el viaje fue cansado. Klinger los motiva y dice que los cánticos deben ser más fuertes, mientras caminan hacia la Av. 6 de diciembre, para hacer un cordón de apoyo a Noboa. Este grupo regresará a Guayas a las 3pm, pero “con el corazón lleno”.
Los cartones de Noboa
Los cartones con la imagen de Noboa, popularizados y viralizados durante la campaña, también fueron parte de la soleada mañana. Pero hubo uno diferente: esta vez, el Noboa de cartón no lucía su camiseta morada y su ropa de caminata, sino traje y la banda presidencial. Héctor Merejildo lo trajo desde Santa Elena. Dice que los primeros cartones fueron hechos en Colonche y ahí se empezaron a viralizar. El cartón con la banda presidencial fue hecho apenas se enteraron de que Noboa ganó las elecciones. Los simpatizantes y ciudadanos que pasan por el sector se toman fotos y posan junto a Noboa.
La avenida principal del parque El Arbolito está llena, alrededor de doscientas personas hicieron una calle de honor. Pasan las horas y la entrada de vehículos de los asambleístas y autoridades empieza a congestionarse. En este lugar hay un poco más de 20 policías, que revisan los salvoconductos y las credenciales de los legisladores. Pasan más de 50 autos.
Los granaderos de Tarqui pasan por esta avenida, con pompones de los colores amarillo, azul y rojo, los simpatizantes aplauden y su emoción se desborda en sus rostros, ellos decían que esta era una señal de que Noboa estaba cerca.
Los minutos parecen eternos, falta poco para que Noboa pase por la calle de honor; pero a eso de las 10:53, un auto negro, en silencio y con varios escoltas de seguridad, evada a toda la gente y entra por otra calle. En ese auto llevan a Noboa, quien no pasa por donde se creía. Los simpatizantes, en silencio, retiran todas las pancartas que tenían colgadas en las vallas, las doblan y guardan sus celulares.
Entre grupos, los seguidores de Noboa deciden ir al parque, compran algo de comer e, inmediatamente, alistaban sus cosas para retornar a sus provincias.
Te puede interesar:
· Crónica de un adiós: Lasso se va por la puerta grande, según Lasso
· La era de Noboa empezó con una ceremonia religiosa privada
· Salario básico del 2024 se definirá en el Gobierno de Noboa