Mucho se habla de los impactos del fenómeno climático, sobre todo de cómo afectará a la población a causa de las precipitaciones. Sin embargo, la pesca en Galápagos ya ha caído entre 40 y 60%, lo que trae serias consecuencias.
Lenin Morales, pescador artesanal en Galápagos, cuenta que normalmente salen a su faena y realizan pesca blanca durante todo el año; aunque en la actualidad se encuentran en la pesquería de langosta. Cuenta que su día, como el de todo pescador, inicia a las seis de la mañana y termina alrededor de las cuatro de la tarde. “También con la pesca que nosotros llamamos ‘hacia afuera’, que dura de 10 o 12 días, cuando se realiza la pesca de fase de fondo; incluso hay personas quienes se demoran entre 15 y 20 días”, detalla.
Morales asegura que en Galápagos el fenómeno de El Niño los ha afectado, porque ha habido una reducción en la cantidad de pesca: “Terminamos una pesquería de pepino en un mes, una temporada muy baja. Hoy comenzamos una temporada de langosta, pero no se ve un índice elevado, a comparación de años anteriores. Lo mismo es en la pesca blanca, está escaso; no existe una gran cantidad de albacora, como el año pasado. Estamos reducidos. Pensamos que esta reducción se da por El Niño”.
Es que, mucho se habla sobre los efectos de este fenómeno climático, pero muy poco sobre lo que provoca sobre el sector pesquero. Morales ejemplifica que el año pasado, con la pesca blanca de albacora, tenían una embarcación que se iba alrededor de 4 días y regresaba con 25 quintales, pero hoy en día esas embarcaciones no llegan ni con 4 quintales. Y que en las tiendas de abastos hay escasez.
Ramiro Serrano, armador pesquero, asegura que las afecciones son en todo sentido, pero, sobre todo, en el económico. Señala que la cuota de pesca el año pasado se completaba en 12 días y que ahora, esa misma cuota se cumplió en un mes, porque el mar ha estado totalmente inestable.
Además, Serrano dice que las lluvias también afectan, pues son molestas para su trabajo y que los peces van a las profundidades porque el mar está más caliente. En promedio, asegura que la pesca a la orilla ha disminuido entre un 40 y 60%.
“Nosotros hemos sufrido una reducción de nuestros ingresos hasta en un 50 y 60%. En el caso de Galápagos es mucho más visible, porque nosotros que somos un sector artesanal, no tenemos la suerte que tiene el continente de tener una gasolina de $0,90 o $1, lo que cuesta el combustible para el sector pesquero”, calcula.
Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería, declaró ante la revista Ecuador Pesquero que, con la llegada de El Niño, el sector atunero ha ralentizado un poco las capturas. “Sí ha existido una baja en las capturas de atún barrilete, que es la especie que mayormente capturamos nosotros”. Aunque, se detalla que entienden que se debe al factor climático y que ya lo vivieron en 1997 y 1998, pero que creen que se estabilizará.
En el artículo, Leone explica que las exportaciones en junio habían caído con respecto al año pasado porque habían descendido en volumen. Y, como existe menos oferta los precios han subido un poco.
¿Por qué El Niño afecta la pesca?
El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) es un evento climático que afecta a las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial. El Niño es conocido como la fase cálida que presenta consecuencias en el clima del planeta. Según, el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), este evento se dio a conocer gracias a los pescadores peruanos y ecuatorianos, ya que identificaron la corriente cálida que llegaba cerca de la época de Navidad.
Estudios científicos han logrado identificar que hay diversas variables climáticas a causa de este fenómeno. Algunas de ellas son: la temperatura del mar, las corrientes marinas, el nivel del mar, los vientos, la presión atmosférica y las lluvias, de acuerdo con el organismo.
“En cuanto al océano, de forma general, se puede observar un evento El Niño cuando hay un incremento en la Temperatura Superficial del Mar (TSM) en el Pacífico tropical, lo que indica, por lo tanto, una fase cálida. (…) Esta variabilidad no posee un intervalo de tiempo definido, pues se ha observado la aparición de eventos entre periodos que varían entre 2 y 7 años, aproximadamente”, detalla el CIIFEN.
Conforme a la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) para declarar el evento climático, se evalúa durante cinco meses consecutivos en la región del Niño 3.4, con el aumento de la temperatura del mar, que está por encima del umbral de +0,5°C.
Imagen de la región 3.4. Gráfico: Tomada de la NOAA.
El aumento de la temperatura
Sobre las afectaciones hay varios ejes para entender los impactos del Fenómeno. Debido al aumento de la temperatura en el mar, las especies marinas migran hacia aguas más frías. Por ello, Patricia Castillo, docente investigadora en la Universidad Laica Eloy Alfaro, de Manabí, explica que, en casos de especies migratorias sucede que: las especies que habitualmente entran a nuestras aguas, no lo hacen; y otras están buscando sitios con mejores condiciones.
“Por ejemplo, lo que nos afecta mucho económicamente, viene a ser el atún. El atún es una especie que, en general, necesita de la época de aguas más frías por su propio metabolismo y su propia fisiología y, si las aguas se mantienen calientes, no van a entrar en nuestra zona”, asegura la experta.
Juan José Nieto, especialista en El Niño, dijo que la temperatura en el mar ecuatoriano ha estado elevada desde el segundo trimestre de este año y su oscilación ha sido entre un grado y medio, y dos grados sobre el valor promedio. Para el especialista, no hay una periodicidad establecida sobre cada cuánto tiempo ocurre este fenómeno, aunque recuerda que antes se decía que se daba aproximadamente cada siete años, pero tampoco se da cada año. Aunque, en las dos últimas dos décadas se ha estado entre El Niño y La Niña más frecuente y que los científicos mencionan que se deben al cambio climático.
Nieto asegura que, con el aumento de esta temperatura hay un cambio de especies, pues aparecen unas y otras se van. “Las especies se van moviendo, ellas no tienen limitaciones; aquellas que pueden hacerlo, migran, no desaparecen, pero esos espacios son ocupados por otros y, posiblemente, haya cambios en la distribución, aunque no del todo”, sostuvo.
Mauricio Castrejón, investigador del programa de Galápagos de la Universidad de Las Américas (UDLA), expone en una investigación denominada ‘Variabilidad climática y su impacto en pesquerías de pequeña escala de invertebrados en América Latina’, que las pesquerías de pequeña escala o artesanales “representan sistemas sociales-ecológicos constituidos por subsistemas biofísicos y sociales que interactúan y se retroalimentan”, por lo que estas juegan un papel fundamental en los países en desarrollo, como en la seguridad alimentaria y en la mitigación de la pobreza. “Alrededor de 120 millones de personas a nivel mundial viven directa o indirectamente de la actividad pesquera”, se apunta en la investigación.
Igualmente, se expone que el ostión o concha de abanico suele ser explotada artesanalmente en el norte de Perú y que los eventos severos de El Niño aumentaron drásticamente las inundaciones y descargas de los ríos, lo que ocasionó una disminución en la biomasa del ostión, mientras que el aumento de las temperaturas en el Sur provocó un aumento de su población.
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