Con malicia o no intencional, estos siniestros en Quito son causados por el propio ser humano, confirman los bomberos. En lo que va del año se han registrado 627 incendios forestales, cifra que casi duplica la de todo el año anterior: 380.

El sol atraviesa la blanquísima y brillante estela de nubes que cubría por completo el cielo del nororiente de Quito e imponía un calor abrasador en el ambiente cálido y seco de los campos de Tababela.

Es mediodía y aún se percibe un olor a quemado en el aire, en los campos de lechugas, habas y frutillas cercanos a la extensa quebrada de El Guambi, que se incendió hace dos semanas, y puso en riesgo a más de 200 vecinos de esta parroquia, la más cercana al aeropuerto internacional de la capital.

Protegiéndose del inclemente sol con un sombrero bien sujeto por dos cuerdas para que unas eventuales ráfagas de viento de verano no se lo arrebaten, el agricultor Manuel Mesías Quiluango se encuentra en una de las fincas que se extienden hasta el mismo borde de esta quebrada.

Con determinación, Quiluango trabaja en la limpieza de los surcos por donde fluye el agua de riego, nutriendo así las lechugas en la finca que ha considerado su hogar durante los últimos dos años. Este agricultor se toma un breve respiro en medio de sus tareas para llenar un cubo de agua y rociarlo sobre la pequeña porción de hierbas que sobrevivió —a duras penas— al voraz incendio. Estas hierbas, ahora parecen un lunar amarillo y frágil en medio del suelo negro, cubierto de cenizas y troncos chamuscados.

“Sólo esta agua es la que nos salvó esa tarde que las llamas llegaron hasta acá, con esta agua es lo único que podemos defendernos y, si no podemos defendernos, tendremos que salir corriendo, nada más”, señala mientras arroja un tercer balde de agua a la maleza reseca, en pleno borde de la quebrada, a pocos metros de los linderos de la finca.

Quiluango recuerda que el fuego se propagó con “una velocidad increíble” destrozando las hierbas, matorrales y árboles de ambos costados de la quebrada e incluso ingresando a dos de las fincas de habas, hortalizas y frutillas de vecinos de la misma zona. 

Ante semejantes escenarios de peligro, recuerda Quiluango, la gente se desesperó y lo primero que hizo fue realizar llamados de auxilio al ECU-911 y enviar a chats videos de lo que acontecía. Uno de estos dramáticos videos mostraba las imágenes de una gigantesca lengua de fuego mientras una mujer urgía la presencia de los bomberos, indicando la dirección exacta de las casas amenazadas por el incendio: calles Alfonso Tobar y Tulio Garzón.

“Era mi hermana la que mandó ese video que salió hasta en la televisión. Era tal la desesperación que lo único que la gente hizo fue primero sacar a los niños y luego ir corriendo a los tanques de reserva de agua de las fincas. Ahí, con baldes, lavacaras, ollas, con lo que pudimos sacamos el agua para que no pasara la candela a nuestras casas”, dice Esther Solórzano, vecina de una de las casas ubicadas a pocos metros de la quebrada.

“Otro incendio más y no sé qué va a pasar”, expresa con preocupación Solórzano, tras enfatizar que “ahora ya no nos encontramos seguros y, por eso, pedimos no sólo a los bomberos, sino a todos que estén vigilando que no haya gente que esté quemando nada, ninguna rama ni maleza por más pequeña que sea, porque eso es lo que puede empezar los incendios que se vuelven incontrolables.

Las columnas de un denso humo que salían desde la quebrada cubrieron por completo el cielo de Tababela, a tal grado de que el sol aparecía con un color “rojo brillante”, recuerda el presidente de la Junta Parroquial de Tababela, César Herrera. Y, tras dos semanas, se continúa cuantificando y evaluando las afectaciones; pero, de manera preliminar, se han contabilizado dos plantaciones con daños menores, dos personas con heridas leves por pisar astillas incandescentes y una gran cantidad de vecinos con problemas respiratorios que ya se recuperaron, sostuvo.

“A estas alturas la gente ya se ha tranquilizado un poco de la fuerte impresión que tuvo ese día porque fue un incendio común y de una sola en los árboles secos, maleza seca. Y con el viento el fuego se iba propagando a más altura, pero hay que destacar la actuación de los bomberos que se adentraron con mangueras lanzar cualquier cantidad de agua”, agregó.

“Teníamos un plan de contingencia, pero no esperábamos algo de esta magnitud. Ahora lo que nos corresponde, junto con los bomberos, es socializar para que la gente no haga eso. Y nos ponemos a pensar que no es gente del sector, sino de fuera, con una maldad de que incendian y se vuelan”, comentó.

COINCIDENCIA

Herrera y los dos residentes entrevistados, cada uno por su parte, resaltaron la necesidad de poner fin a las prácticas tradicionales de quema de maleza mediante pequeñas fogatas, las cuales pueden fácilmente salirse de control. En este contexto, Herrera anunció que el gobierno parroquial tiene previsto intensificar sus campañas de prevención mediante la difusión de videos educativos proporcionados por los bomberos. Estos videos subrayan que la mayoría de los incendios forestales son provocados por actividades humanas y, por lo tanto, pueden prevenirse.

Con ese criterio coincide Jairo Viteri, quien administra una concurrida despensa en pleno centro de Tababela, en el costado sur de su parque principal.

“Ya hubo los antecedentes de los recurrentes incendios forestales en la quebrada de El Chiche; en consecuencia, las autoridades debían intervenir nuestra quebrada; y, anticiparse a que esta puede quemarse, organizar la colaboración de toda la comunidad para evitar cualquier eventualidad, pero no lo hicieron”, lamenta.

CONVIVENCIA CON EL RIESGO

En las numerosas casas y locales ubicados a los costados de la extensa vía La Merced, casi paralela a la profunda quebrada de El Chiche, en plena mitad de la vía de conexión entre Quito y el aeropuerto, sus vecinos testimonian que cada verano “conviven con el riesgo de incendios”.

“Cada año, cada verano, es lo mismo. Es un convivir con el riesgo de que otra vez se prenda la quebrada y llegue a nuestras casas. Ya vivimos así años en esta temporada. La semana anterior nomás hubo el tercer incendio en la misma quebrada, pero esta vez fue bastante más fuerte, a los dos lados”, comenta Rosario Viracocha.

“La gente estaba bastante asustada, tuvieron que sacar sus chanchos y gallinas. Y los bomberos no se abastecían, pese al esfuerzo, porque era demasiado fuerte el incendio”, agrega. “Las casas se llenaron de humo y de ceniza, como cada vez que hay estos incendios. Por eso los vecinos pedimos que cada año los bomberos estén pendientes”

En ambos casos, en la zona de Tababela y de La Tola, las zonas más vulnerables a los incendios son sus quebradas, en cuyos bordes se encuentran sembríos de todo tipo, en especial de hortalizas y frutas, pero también de algunas variedades de flores destinadas a los mercados de Quito.

En un sondeo de opinión realizado en la parada de buses cerca al barrio La Tola 3, del redondel de ingreso a Tababela y en el mismo centro de esta parroquia, dos de seis personas consultadas expresaron su preocupación por la posibilidad de que muchos de los incendios forestales sean provocados de manera no intencional, a consecuencia de las llamadas “quemas de la maleza” o por un cortocircuito en el sistema los cables de luz eléctrica que atraviesa la zona.

Edwin Simbaña, morador del centro de Tababela, comenta: “Es la primera vez que se produce un incendio de esta magnitud. Hasta hace dos años sí se han producido incendios muy pequeños, pero esta vez no sólo fue grande, sino que se extendió rápidamente por toda la quebrada. Fue algo muy terrible”.

PANORAMA

Con temperaturas elevadas durante el verano, conocido también como la ‘temporada seca’ según los meteorólogos del Inamhi, los incendios forestales se han convertido en un problema recurrente. Los bomberos de Quito han confirmado que respondieron a al menos cuatro incidentes el pasado domingo y nueve más este lunes.

Estos incendios no sólo causan considerables daños a la naturaleza, sino que también afectan la salud de los habitantes de Quito. Especialmente, provocan problemas respiratorios debido a la inhalación de humo.

La magnitud de estos desastres queda reflejada en impactantes fotografías que el ECU-911, Bomberos, Policía y, sobre todo, los vecinos de las áreas afectadas, han publicado en redes sociales. Estas imágenes muestran voluminosas columnas de humo generadas por las llamas que consumen extensas áreas de vegetación en lugares como el cerro Auqui y las faldas de la loma del Itchimbía, en el centro de la ciudad, así como en los flancos del Ilaló, al oriente, y las colinas de Bellavista de la parroquia Calderón, en el extremo norte.

La lista de áreas afectadas parece interminable, al punto de que el alcalde de Quito, Pabel Muñoz, ha anunciado que la capital ha registrado hasta 22 incendios en un solo día.

En este contexto el Cuerpo de Bomberos ha informado que, hasta hoy, 19 de septiembre, los incendios forestales reportados en Quito ya superaron las cifras registradas durante todo el año 2022: se han contabilizado 627 incendios forestales, lo que representa un aumento en comparación con el año anterior, cuando se registraron 380 en todo el año.

CATEGORÍA	TOTAL   EVENTOS	AREA QUEMADA
INCENDIOS FORESTALES 2023	627	700,17   ha.
INCENDIOS FORESTALES 2022	380	1317,27 ha.
INCENDIOS FORESTALES 2021	1005	152,82 ha.
INCENDIOS FORESTALES 2020	2040	1958,40 ha.
INCENDIOS FORESTALES 2019	3263	1174,78 ha.

Así, este 18 de septiembre, el alcalde Muñoz hizo un llamado a la ciudadanía para denunciar cualquier información que pueda ayudar a identificar a los responsables de estos incendios forestales. En su cuenta personal en X, pidió al Cuerpo de Bomberos de Quito y a la Policía Nacional para que encuentren a los responsables. El Alcalde destacó que los incendios forestales no sólo ponen en riesgo a la gente, sino que también causan daños al medio ambiente, a la propiedad y a la paz de los habitantes de Quito. Por tanto, dijo, estos actos son “imperdonables”.

PROVOCADOS POR EL SER HUMANO

Consultado por Ecuador Chequea, el subdirector de operaciones del Cuerpo de Bomberos de Quito, Freddy Oña, señaló: “Hay que entender que todos los incendios forestales son causados por mano del hombre y las investigaciones determinan si fue con malicia o sin intencionalidad, al realizar una limpieza de sus terrenos quemando la maleza o basura, orgánica o no orgánica”.

En este sentido, puntualizó, las investigaciones determinaron que el incendio en la quebrada de El Chiche fue provocado por la quema para fabricar de manera artesanal. En la quebrada de El Guambi, en cambio, fue por una “quema agrícola”.

PENALIZACIÓN

De acuerdo con el Código Orgánico Integral Penal, específicamente en su artículo 246, cualquier persona que provoque directa o indirectamente incendios o incite a cometer tales actos, ya sea en bosques nativos o plantados, enfrentará una sanción de entre 1 y 3 años de prisión.

Según lo dispuesto en la Ordenanza Metropolitana N.052-2023, quienes incurran en contravenciones como la incineración a cielo abierto de basura, papeles y envases enQuito, se enfrentarán a una sanción económica equivalente al 0,5 del salario básico unificado, lo que equivale a $2,25.

Adicionalmente, la Ordenanza Metropolitana N.060-2023 establece que el propietario de un terreno será sujeto de sanciones en el caso de que se desate un incendio forestal y las autoridades del Cuerpo de Bomberos determinen que dicho incendio se originó debido a la falta de limpieza en la propiedad.

***

‘Buscamos sensibilizar a la gente para que no realice ninguna quema’

Freddy Oña, subdirector de operaciones del Cuerpo de Bomberos

Usted señala que los incendios forestales en Quito son provocados por “la mano del hombre” con malicia o sin intencionalidad al realizar “quemas agrícolas”. ¿Cómo se puede evitar estas situaciones repetitivas?

–      El incendio en El Guambi se produjo por una quema agrícola y en El Chiche por quemas para fabricar artesanalmente carbón. En ambos casos ya se pasó la información a las autoridades pertinentes para que hagan las investigaciones y procedan con las sanciones. En el caso de El Guambi se quemaron malezas y desechos, el viento fuerte transporta las pavesas a lugares lejanos y tenemos incendios de grande magnitud. A veces tenemos un punto de inicio con lugares lejanos y de difícil acceso.

Si esta situación es repetitiva, ¿qué puede hacer la comunidad?

–        Todos los años preparamos un plan de respuesta para la temporada seca. En este plan se incluye la prevención, la mitigación, la preparación para respuesta y la respuesta. Pero la incidencia que vemos en este año es de aumento en comparación con el año anterior, pero no comparándola con el 2021 y 2022, años que hubo una baja por el tema de la pandemia. Entonces, para responder la pregunta, nosotros nos basamos en el tema de la sensibilización a la gente para que no se realice ningún tipo de quema. Y que no lo hagan no por la sanción, sino porque es indispensable cuidar la naturaleza.

¿Y acompaña lo legal?

–          Ya el Municipio está trabajando en fortalecer las ordenanzas sobre el uso del fuego para determinar responsabilidades a los predios. Si un fuego inicia en un predio, se sanciona a los propietarios de ese predio por falta de cuidado o de precaución en el uso del fuego. Entonces esto va a ayudar en lo preventivo, si sancionamos ya no vuelven a hacer. Pero más que todo es indispensable la sensibilización.

¿Y el control?

–          La Agencia Metropolitana de Control es la entidad pertinente para aplicar sanciones. Y hay sanciones que ya son temas de delitos tipificados en el Código Orgánico Integral Penal (COIP) con tiempos de hasta 16 años de cárcel de acuerdo a los daños a propiedades, a la vida y bosques nativos o protegidos.

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