¿La primera recomendación? Dude de todo lo que vea en redes; verifique si el contenido ha sido publicado por fuentes confiables, si lo ha confirmado algún periodista o algún medio, fíjese en la autoría y la fecha. Y, si no está seguro, no lo comparta y rompa la cadena. 

“Una de las cosas que nos están afectando muchísimo es la desinformación y, por sobre todas las cosas, la descontextualización a través de videos que circulan en redes sociales que se hacen virales y que, de una u otra forma, generan un pánico generalizado no solamente en las provincias, sino en el país”. Fueron las declaraciones del gobernador de Esmeraldas, Frickson Erazo, en una entrevista en Ecuavisa, esta mañana.  

Erazo recalcó que muchos videos que circulan en redes sociales son videos editados y con voz en off para poder generar pánico. Además, dijo que ayer acudieron a la Gobernación de la provincia, en el centro de Esmeraldas, pues se había dicho en redes sociales que en ese lugar supuestamente se estaban registrando enfrentamientos armados entre militares y delincuentes. Pero el Gobernador aseguró que llegaron al sitio y que todo se encontraba tranquilo.

Estas publicaciones circulan bajo el contexto del amotinamiento que se registró el martes en la cárcel de Esmeraldas, en el que también se retuvo a guías penitenciarios; circuló un video sobre un policía siendo apuntado por un arma de fuego y varios atentados a los buses de la ciudad.

Escenarios como los que vive el país son los preferidos por los productores de desinformación para lograr su objetivo: la manipulación. Según Fundación Telefónica, en redes sociales se presentan “falsedades o medias verdades como hechos constatados”, pues se busca manipular la opinión pública y aislar a las personas en posturas enfrentadas que impiden el diálogo y la argumentación, lo que puede perjudicar a la democracia.

La Unesco, en su análisis denominado como ‘Desinfodemia: descifrando la desinformación sobre el Covid-19’, menciona que la desinformación y la información circulan actualmente por internet. Dentro de este proceso, destacan la función del flujo de mensajes produce información confiable y desinformación.

Este documento señala que los contenidos falsos llegan a los públicos enfocados en las creencias y en los sentimientos antes que en la razón. “Acuden a los prejuicios, la polarización e identidad políticas, así como la credulidad, el cinismo y la búsqueda de las personas que quieren una explicación simple ante la gran complejidad y los cambios circundantes”, menciona el texto. Además, explica que la desinformación se difunde en forma de textos, imágenes, videos y audios.

María González, fact-checker de Newtral de España, explica a Ecuador Chequea que en momentos de crisis se busca crear confusión. Y que, además, estos momentos generan miedo y que, por ello, las personas buscan respuestas frente a la situación. Sin embargo, recalca que en esa búsqueda de información pueden recibir desinformación, porque apelan a la emoción.

González detalla que las personas creen en la desinformación porque esos contenidos llegan más rápido y confirman sus miedos, por eso “es más fácil que se crean algo tan sensacionalista, que algo más lógico y pausado”.

El informe anual publicado por Reuters Institute for the Study of Journalism analiza los cambios en los hábitos informativos de la población mundial, y confirma que existe una aceleración hacia los entornos informativos digitales y móviles, sobre todo desde la pandemia, según recoge Telefónica.

“Los usuarios de internet consumen menos cantidad de noticias que antaño. El declive del interés por las noticias y la sustitución de los medios tradicionales por las redes sociales a la hora de informarse, aparte de constituir una amenaza para el presente y el futuro de la profesión y la práctica del periodismo, establecen un caldo de cultivo idóneo para que prolifere la desinformación. Una ciudadanía ajena a la información fiable sometida al rigor periodístico se convierte en susceptible de ser manipulada a través de bulos malintencionados”, destaca el artículo.

Si una sociedad está muy encendida, muy confusa o polarizada, la desinformación puede afectar mucho más, dijo María González. Y es muy fácil que se empiece a desinformar para posicionar su propia ideología.

En un reportaje de La Maldita de España, se menciona que los expertos creen que, ante la falta de información en situaciones de emergencia, las personas llenan esos vacíos con sus propias afirmaciones. Por ello, en situaciones de peligro o cuando se cree que existe una amenaza potencial, los rumores sirven como método para que los miembros de una comunidad enfrenten la incertidumbre. Es decir, que “se utiliza como una herramienta para intentar dar sentido a lo que está ocurriendo y gestionar el riesgo”.

También se asegura que en estas situaciones existe la posibilidad de que la información oficial tarde en llegar, por lo que la ausencia de información contrastada produce la propagación de la desinformación.

¿Cómo informarse adecuadamente?

La fact-checker de Newtral recomienda a la ciudadanía como primer paso: desconfiar de lo que se encuentre en redes sociales y revisar si esa información ha sido verificada por medios dedicados al fact-checking; y, como segundo paso: desconfiar de contenidos muy sensacionalistas, que apelan mucho a la emoción y confirmen el punto de vista. Además, ir a fuentes confiables para saber si la información es real y, sobre todo, si no está seguro de que la información es veraz, evitar compartirlo.

La Maldita ofrece un paso a paso de cómo informarse. Recomienda tener cuidado con fotos y videos que pueden ser sacados de contexto, confiar en las fuentes oficiales, fijarse en quién difunde la información que está circulando en redes sociales, y si la desinformación apela a los sentimientos no dejarse llevar por estas.

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