El robo a personas es el delito más habitual en la ciudad, aunque otros tipos continúan en aumento. Conocer más sobre cuáles son y a qué hora suceden podría ayudarte a estar más protegido. ¿Qué consejos prácticos son importantes?
POR: Esteban Cárdenas Verdesoto
Cada vez es más común observar entre los titulares diarios noticias que informan sobre delitos en la ciudad. Robos con violencia, armas de fuego, amenazas; todas condiciones recurrentes de la inseguridad en la capital. Pero, ¿cómo se comporta la delincuencia en Quito, cuáles son los delitos más comunes y los horarios más recurrentes?
Ha pasado poco más de una semana desde que Guápulo vivió una de las escenas que ha dejado la delincuencia en la ciudad. En este barrio, ubicado en el centro norte de Quito, dos personas fueron arrojadas al río Machángara desde el puente que cruza el caudal. Uno de ellos sobrevivió, el otro fue encontrado muerto.
Según las versiones preliminares, el hecho habría ocurrido tras un intento de robo que terminó en secuestro extorsivo. El sobreviviente relató que todo habría iniciado con una compraventa de un vehículo por $28 mil dólares, de los cuales habrían recibido únicamente $23 mil.
Al acudir al domicilio para solicitar el pago restante, ambas personas fueron presuntamente retenidas y posteriormente trasladadas al puente de Guápulo, desde donde fueron lanzadas hacia el río. Y así, la historia terminó en una tragedia que continúa en investigación. Pero este es, apenas, uno de los casos que han surgido en la capital.
En la Pradera, las redes sociales también identificaron una nueva modalidad de robo. Allí, por las noches, una pareja fue grabada cometiendo delitos contra personas que transitan en este espacio, característico por ser una zona rosa de la ciudad.
El modus operandi captado en video muestra cómo una de las personas entrega afiches a grupos grandes de personas, quienes se encuentran bajo los efectos del alcohol. En este proceso, finge tropezarse o chocar con ellos para robar sus pertenencias; el video, de hecho, muestra el robo de un teléfono celular. Una vez consumado el hecho, la persona recurre a su cómplice, quien se encarga de esconder las pertenencias por cualquier posible revisión.
Y así los casos se siguen contando, como el de una pareja, incluida una mujer embarazada, que logró evitar ser víctima de un asalto en el Valle de los Chillos. Hombres los apuntaron con armas de fuego, aunque la reacción rápida del conductor evitó que el delito se concreté en esta ocasión.
Así, la ciudad continúa asediada por este tipo de hechos violentos y las personas son obligadas a tomar nuevas medidas preventivas para no ser víctimas de robos o de otros actos delictivos. Pero, para poder también tomar estas precauciones, es necesario conocer cómo se mueve el delito en la capital. Y aquí te lo contamos.
Delitos más comunes
Según datos de la Fiscalía General, sólo en 2024 Quito reportó un total de 14.105 robos. En 2023, el número de estos delitos fue de 14.350. Y en lo que va de 2025, hasta febrero (corte de las cifras oficiales), la ciudad cuenta ya con 2.394 de este tipo de delitos.
Si bien las estadísticas de la Fiscalía presentan una tendencia a la baja de las denuncias por robos en la ciudad, las reducciones no han sido considerables y el temor continúa en las personas que caminan y transitan por las calles.
Sin embargo, hay ciertos hechos delictivos que se han mantenido muy presentes en la cotidianidad en los últimos años. Uno de estos, y el principal, es el robo a personas. O, en otras palabras, los delitos que se cometen por parte de antisociales contra individuos, sea solitarios o en colectivo, para sustraer bienes, dinero o tecnología. Este tipo de delito, de hecho, es el más común en la ciudad.
En 2022, la ciudad reportó 6.951 de estos delitos; en 2023, la cifra fue de 6.087; en 2024, el dato volvió a incrementarse hasta llegar a los 6.123 y sólo hasta febrero de 2025 ya se han reportado 1.013 robos de este tipo.
Hasta 2022, a este delito le seguía el robo de bienes y accesorios, con un total de 2.845 casos ese año. Sin embargo, desde 2023, este tipo de hurto se vio superado por el robo de carros, otro que continúa en aumento constante en la ciudad. Esto también se puede ver en las cifras. En 2022, la cifra de robos de carros fue de 2.180 casos; en 2023, alcanzó los 2.561 casos; en 2024, 2.556 casos y en lo que va de 2025 ya se cuentan 400 casos de este tipo.
Mientras tanto, otros robos como el de motos y a unidades económicas o locales comerciales son dos estadísticas que se mantienen a la par. Sólo en 2024, la ciudad reportó 1.074 robos de motocicletas y 1.146 robos a unidades económicas; a su vez, hasta febrero de 2025 la cifra de robos de motocicletas fue de 199, mientras que la de robos a unidades económicas fue de 210.
Horarios y otras cifras
Según los mismos datos de la Fiscalía, la mayor parte de robos que ocurren en la ciudad se da en las noches; sobre todo, los viernes, jueves y sábado, en ese orden. Este fue el panorama en los datos recopilados a lo largo de 2024.
A este horario le siguen las tardes de los jueves, viernes, miércoles, martes, lunes y sábados, en ese orden.
Por otro lado, las mañanas se mantienen con índices menos elevados en la mayor parte de días. Sin embargo, los lunes ocurre un hecho particular; y es que este día los delitos se mantienen con un rango similar, tanto en las mañanas, tardes y noches, con diferencias mínimas entre cada horario.
Otro día particular es el domingo, en el que en 2024 se registró una mayor existencia de delitos en horas de la madrugada, con un total de 485 casos reportados. Esto, por sobre las noches o las tardes, que presentaron 364 y 369 casos de robos.
En líneas generales, así se comportó la dinámica de delitos en el último año en la ciudad por horarios. Aunque, entre enero y febrero de 2025, algunos factores han cambiado.
Los datos de la Fiscalía, en este caso, demuestran una vez más que los días y horas con mayor índice de robos son los viernes y jueves por la noche. Sin embargo, en este caso, los martes presentan un repunte ligero de casos por la tarde, al igual que los sábados.
De igual manera, los domingos mantienen el mayor índice de robos en la madrugada, mientras que los sábados también presentan un repunte en este horario. Así, se puede conocer cuáles son los horarios con mayores riesgos para circular en la ciudad y ser víctima de un delito de robo.
Por otro lado, las cifras también demuestran que hasta 2024 la mayor cantidad de delitos se ejecutó con armas de fuego, con un total del 84,6% de los casos. A estos implementos les siguen las armas blancas, con 12,3% de los casos, las armas contundentes, con 1% de los casos, y otras armas tienen alrededor del 2% de los casos.
¿Cómo cuidarse?
Con todo esto en mente, es importante entonces conocer cómo cuidarse ante este tipo de delitos que ocurren a diario en la ciudad. Para Gustavo Romero, analista de seguridad ciudadana, esta radiografía del delito es “extremadamente útil para que las personas sepan cuándo y a qué horas se dan más de estos casos para tener más cuidado aún, pero también cuáles son los delitos a los que están más expuestos”.
“Esta información debe usarse para hacer pequeños planes de prevención cuando, por ejemplo, voy a salir a la calle en la noche o si voy a hacer algo que pueda ponerme en riesgo”, dice. Para el experto, el riesgo de ser víctima de algún delito viene de un triángulo de factores: la oportunidad, el entorno y la visibilidad. Es decir, muchas veces el contexto influye tanto como el propio delincuente.
“Puede que salgamos en uno de los horarios en los que el peligro es mayor y el contexto exterior, es decir la oscuridad, la nula presencia de gente o la zona, nos ponga en un mayor riesgo; pero incluso en esta situación, la oportunidad que se da a los delincuentes es importante. Es decir, si en este contexto voy con el celular afuera, ya estoy dando una oportunidad para que el robo se consume. Y por eso hay que tener en cuenta todos estos factores al momento de decidir cómo cuidarse”, dice.
Por esto, especialistas brindan consejos que permiten mantenerse un poco más protegido ante los riesgos que devienen de la delincuencia en Quito. Cristian Rivera, experto en seguridad ciudadana, recomienda evitar mostrar objetos de valor en el espacio público. Teléfonos celulares, joyas, relojes o computadoras portátiles deben ser usados con discreción. “No se trata de vivir con miedo, pero sí con estrategia”, explica Rivera. Esto implica, por ejemplo, caminar con atención, elegir rutas más iluminadas y concurridas, y evitar en la medida de lo posible el uso del celular mientras se camina por zonas con poca vigilancia o con antecedentes delictivos.
Además, se sugiere mantener bolsos y mochilas cerrados y siempre visibles, llevar el dinero distribuido en distintos bolsillos, y preferir medios de pago electrónicos, cuando sea posible, especialmente en sectores comerciales donde suelen operar delincuentes. El experto también recomienda, en el caso de personas que se movilizan en la noche, evitar el uso de audífonos que impidan percibir sonidos del entorno y siempre informar a alguien de confianza sobre su ubicación.
En el caso de domicilios, las medidas también apuntan a la prevención. Romero sugiere no anunciar en redes sociales viajes o ausencias prolongadas. “Hay muchos casos en los que los delincuentes no sólo improvisan. También estudian los movimientos de las personas a través de lo que publican”, dice. En este sentido, también se recomienda informar a vecinos o personas de confianza si se va a dejar la casa sola por varios días y, en la medida de lo posible, instalar sistemas de alarma o cámaras de vigilancia.
“No olvidemos que la Policía también cuenta con un servicio para nuestros espacios durante viajes prolongados, al que también se puede acceder para reducir los riesgos”, dice.
Ante una situación de riesgo o en caso de asalto, los expertos coinciden en un punto clave: no resistirse. “Nada vale más que la vida. Lo material se recupera”, dice Romero. Según él, se ha visto que la resistencia a los robos puede aumentar el nivel de violencia, sobre todo si el atacante porta un arma de fuego. En su lugar, lo recomendable es mantener la calma, tratar de memorizar detalles del agresor, como tatuajes, ropa y complexión física, y acudir lo antes posible a denunciar el hecho.
Por último, Romero resalta que una ciudadanía más atenta, informada y organizada puede ser uno de los mejores frentes de prevención. “Cuando las personas reportan comportamientos extraños, cuando se comunican con la Policía, cuando hay confianza vecinal, los delitos tienden a disminuir porque la oportunidad se limita”, afirma. Aunque no es una solución definitiva al problema de fondo, la colaboración comunitaria puede salvar vidas y proteger barrios enteros de los impactos de la violencia urbana.
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