Las diferencias entre ambos son abismales. Quienes van por el Sí en su mayoría publican referencias a las preguntas, opiniones al respecto, fotografías de las campañas puerta a puerta y concentraciones de sus agrupaciones, mientras que quienes van por el No escasamente hacen referencia a las preguntas, es más, esos contenidos están ausentes, lo que resalta es la invalidación del proceso a través de desacreditar a Lenín Moreno, repitiendo un mismo guion.
Este libreto en redes sociales es bastante conocido. La palabra que más se repite es «traición». «No hay que votar por el Sí porque el actual presidente traicionó la RC». Nada más, ninguna aproximación crítica o analítica a las preguntas. Y es que toda la campaña por el No va de eso: el tratar de demostrar quién es el inmoral y sin principios, pues está claro que el principio que supuestamente es más respetado por los correístas es la lealtad, no importa a qué precio.
Junto con la palabra traición, aparecen, sobre todo en Twitter, calificativos como «mentiroso», «consulta mañosa», «tramposa» y demás adjetivos de ese calibre que resumen lo mismo: no importan las preguntas, lo que interesa es demostrar quién es el desleal, por decirlo de una manera suave. Nuevamente, ninguno de esos epítetos acompaña un razonamiento mínimo sobre el grueso de las preguntas. Lo que normalmente los acompaña son recursos gráficos, capturas de pantalla y memes que refuerzan el mismo mensaje irreflexivo.
Otra línea retórica que se ha retomado y acomodado a la coyuntura es la de «la partidocracia«. Ese recurso descalificador es ampliamente usado en cuentas de quienes promueven el No para relacionar a la consulta con líderes políticos de oposición como Guillermo Lasso, Jaime Nebot, Cinthya Viteri, Lucio Gutiérrez y Abdalá Bucaram. Los viejos comodines que nunca deben faltar en un discurso correísta.
Asimismo, el manoseado ardid de endosar conspiraciones a la derecha, hoy está a la orden del día. Un tuit tras otro se repite la frase «consulta de la derecha», junto con mensajes básicos que arman un nuevo enemigo del No a combatir, el supuesto abanderado de la derecha, quien obviamente ha sido el opositor más fuerte en urnas de Correa: Guillermo Lasso. Esos mensajes hacen que la figura del excandidato termine igualada, en términos políticos, a la de Moreno y al resto de la llamada partidocracia, lo cual remite a la ya desgastada estrategia que usó Correa cuando ganó la presidencia por primera vez. Es decir, el mismo mensaje de siempre se mantiene.
Por último, y para reforzar el discurso que ha asentado la facción correísta, el otro lema que se repite es «Moreno no es AP». Esto prueba una y otra vez que la supuesta pugna moral que no encuentra disfraz efectivo (o más bien no le interesa encontrarlo) es en realidad la puesta en escena de una lucha de poder. Y las redes sociales son el perfecto escenario.
La Consultora: Las redes del No
