POR: Esteban Cárdenas V.
El 92% de los productos que salen del aeropuerto de Quito son flores y la cifra crece aún más en estas fechas del año. Pese a la incertidumbre inicial por el conflicto armado interno, productores aseguran que las ventas van bien, aunque han tomado precauciones.
El sonido de los motores opaca el paisaje con un leve silbido. Una mancha blanca en el horizonte, con la palabra ‘Cargo’ escrita marca el inicio de una coreografía, que se repite todo el día. Dos compuertas se abren y los pequeños carros de aeropuerto remolcan grandes paquetes, ensamblados perfectamente para coincidir con el fuselaje del avión.
“Del volumen total de carga que se exporta desde el aeropuerto de Quito, aproximadamente el 92% corresponde a flores durante todo el año”, dice Luis Galárraga, gerente de Comunicaciones de la Corporación Quiport, acompañado del vuelo de trajes verdes y naranjas, que preparan la siguiente carga.
Desde este punto se siente con claridad el auge de las flores ecuatorianas en el mundo, que cobra fuerza ahora, cuando se acerca San Valentín. En este caso, a tres semanas de su llegada, el aumento de exportaciones comienza a sentirse desde la plataforma de carga del aeropuerto o la zona de “paletizaje”, donde se prepara el cargamento antes de subir al avión.
Este año, el sector florícola inicia su temporada alta en medio de un conflicto armado, lo que lo ha llevado a ser más precavido al momento de brindar información o divulgar cifras de exportación. Desde asociaciones y representantes del sector, la decisión es mantener el silencio hasta poco antes del 14 de febrero, por seguridad.
Con todo esto en mente, cabe preguntarse cómo espera enfrentar el conflicto armado no internacional que vive el país el sector y si éste afectará a las ventas. Además, ¿qué hace a las flores ecuatorianas tan atractivas para el mercado internacional?
Una flor apetecida
Dos grandes plataformas motorizadas rodean al ave de metal, que se levanta sobre uno de los ‘estacionamientos’ de la pista. Uno por uno, los trabajadores se apoyan para subir los grandes pallets, de unos dos o tres metros de alto y otros cuantos de ancho. Cada uno de estos será ubicado en la aeronave en un ritual que puede durar más de una hora, hasta que el avión queda completamente lleno y listo para partir a su próximo destino llevando, en su mayoría, rosas ecuatorianas.
“Las flores que salen de aquí, principalmente, tienen como destinos Estados Unidos, Canadá, Europa, Rusia, Medio Oriente y mercados asiáticos”, explica el funcionario de Quiport, anunciando cómo el aeropuerto se prepara para estas fechas. “Las flores ecuatorianas son muy apetecidas en el mundo y por eso una gran parte de los productos que se exporta desde aquí son, justamente, flores”.
Nombres de marcas y florícolas lucen entre los grandes bultos que se empiezan a subir al avión, mientras la voz del hombre se ve opacada, en ocasiones, por el ruido.
“La temporada alta de flores por San Valentín comenzó el 19 de enero y terminará el 11 de febrero”, continúa Galarraga. Y es que esta temporada es clave para el sector. Sólo en 2023, por esta temporada, el aeropuerto de Quito registró la exportación de 22.500 toneladas de flores al exterior.
Para Paola García, quien tiene una pequeña finca florícola llamada Tangara Roses, la respuesta de por qué la flor ecuatoriana es tan apetecida es clara: “Nuestra flor es de mayor calidad que otras que se producen en el mundo”.
La ubicación de Ecuador en la mitad del mundo, explica, permite que los tallos crezcan más perpendiculares a la tierra, haciéndolos casi ángulos rectos. Esto, a su vez, permite que el tallo sea más ancho, dándole una mayor y mejor nutrición a las flores; esto, a su vez, permite colores más vivos y brillantes.
“Nuestro mayor competidor es Colombia, pero, en comparación con la flor colombiana, la ecuatoriana es de mucho mejor calidad”, dice. “La nuestra tiene un largo mayir, el tamaño del botón es mejor, tanto estéticamente como para su conservación, y, como digo, los colores son más intensos. Eso hace que los mercados valoren mucho la flor ecuatoriana”.
Esto las hace también “un poco más caras”. Sin embargo, García ha logrado ya prevender toda su producción y, actualmente, se encuentra en fase de envío a los diferentes destinos. “Entre finales de enero y principios de febrero se envían todos los embarques”.
Para dar una cifra aproximada de lo que venderán en ésta, la ‘navidad’ para la exportación del sector, García empieza a hacer cálculos: “En términos de cajas, estamos manejando un promedio de 50 cajas al día, por unos 10 días. Cada caja pesa 26 o 27 kilos, lo que significa que se manejan alrededor de 1.300 kilos diarios. Si tomamos los 10 días de mayor exportación y venta, nosotros exportaremos alrededor 15.600 kilogramos de flores por esta temporada de San Valentín”.
Es decir, sólo la finca de García espera exportar alrededor de 15 toneladas de flores, que terminaran llegando a sus destinos desde el aeropuerto Mariscal Sucre. Sus principales destinos: Estados Unidos, Holanda, España, Francia, Canadá.
“En esta temporada tú llegas casi a producir 1,7 veces más de lo que produces en un mes normal del año. Eso quiere decir que, si en el año se producen 100 tallos, para Valentín debes llegar a los 170 tallos”, dice.
Es por esto que esta fecha se ha convertido en un momento tan importante para el sector florícola, pues gran parte de sus ventas internacionales se concentran en los primeros meses del año. Pero este es sólo el inicio de su temporada.
“Yo diría que los primeros seis meses del año son los más importantes. Comenzamos con Valentin, después viene la celebración de la mujer rusa, en marzo; el Día de la Madre y de ahí empiezan las bodas”, dice. En adelante, las ventas decaen un poco por verano y vuelven a subir “al finalizar el año”.
El camino de las flores
El espacio es amplio y el metal luce en todas las direcciones. En el piso, unas líneas guía repletas de pequeñas esferas plateadas permiten mover con fluidez los grandes pallets de exportación que aquí se preparan.
A un lado de la plataforma de carga del aeropuerto, donde todos los paquetes que saldrán del país abordan sus vuelos, una gran estructura, como una bodega, recibe todos los productos que llegan hasta el aeropuerto para luego ser llevados a su destino final.
El sonido es casi ensordecedor, mientras los trabajadores empiezan a moverse para recibir nuevos cargamentos. Las cajas llegan al lugar desde grandes camiones que, parqueados en los exteriores, desembarcan los productos. Éstas avanzan por cintas transportadoras y pasan a través de una gran máquina, no muy distinta a las que se ocupan en los controles aeroportuarios de pasajeros.
“Esas son máquinas de Rayos X de última generación. Nos permiten controlar toda la carga que viene a la bodega para que salgan libres de contaminación, luego de verificar que no existan objetos no identificados”, dice Rolando Vasquez, gerente de Nova Cargo.
Explosivos o droga son filtrados en este espacio antes de que los más de 120 trabajadores, disponibles las 24 horas del día, empiecen a apilar las cajas y dar forma a los pallets que se subirán al próximo avión.
Una vez completado el ensamblaje previo de la carga, dos personas empujan los grandes bultos a otra zona de la bodega, donde el calor del valle donde está el aeropuerto de Quito desaparece.
“Toda la carga, una vez que ya está en pallets, es llevada al cuarto frío, donde la temperatura está a 3 o 4 grados, para que pueda mantenerse fresca antes de ser embarcada en el avión”, explica Vasquez. Los controles aquí son exhaustivos, pues, como reconoce el hombre: “esta es ya la parte final de la cadena de producción”.
Pero, ¿qué ocurre antes de este punto? ¿Qué debe pasar para que una rosa llegue al aeropuerto, antes de emprender rumbo a otros territorios?
Luis Jara, productor de flores, responde a esto con una frase que compila todo: “El proceso es largo”. Cuenta que la preparación, por ejemplo, de la temporada de San Valentín, inicia alrededor de entre 70 y 110 días antes del 28 de enero.
“Nosotros empezamos a programar el Valentín, dependiendo de la zona en el país, desde mediados de octubre hasta mediados de noviembre. En este tiempo tú preparas ya las matas para que broten las flores”, dice.
Pero esto es sólo el inicio. Los siguientes tres meses las flores necesitan cuidados rigurosos “para que lleguen perfectas a la fecha, que termina siendo la más importante del año” para el sector florícola.
“Las flores deben tener un tratamiento especial para que todas las variedades lleguen a buen término. Se tiene que tener mucho cuidado con enfermedades, plagas y realizar varias labores de mantenimiento para que los tallos lleguen de excelente calidad. Estos cuidados nos permiten tener mejores flores que, incluso, Kenia”, dice.
Todo esto se hace, según Jara, con mano de obra “poco competitiva con relación al mercado internacional, pero se compensa con la gran calidad de las flores”.
Una vez cumplido todo este largo proceso, recién más flores pueden empezar a embarcarse en cajas y camiones para llegar a sus destinos. En su caso, sus flores, especialmente rosas, las exporta por el aeropuerto de Quito. Sus productos llegan al mismo cuarto frío donde, por última vez en el país, esperan su siguiente transporte.
Seguridad y relevancia
Ecuador es el tercer productor de flores más importante del mundo. En el 2023, este tipo de ventas internacionales desde el país creció un 2%, mientras mercados en competencia, como el colombiano, decrecieron un 8%.
Estas ventas del sector representaron un total de $522 millones vendidos en el primer semestre del 2023, lo que, si se compara con las ventas del 2022, implica un crecimiento de $13 millones, con relación al mismo periodo. En este mismo lapso, el número aproximado de toneladas exportadas, a nivel nacional, fue de 92.000.
Todo esto ha hecho que las flores se coloquen en el top cinco de exportaciones no petroleras más relevantes para el país, por lo que terminan siendo fundamentales los resultados en fechas como San Valentín. Por esto, condiciones coyunturales del país, como el reconocimiento oficial de un conflicto armado interno (no internacional) han preocupado al sector.
“Al principio tuvimos miedo de que pueda haber problemas en las exportaciones o rutas de exportación”, García reconoce que fue uno de sus primeros pensamientos tras la declaratoria oficial, dada el 9 de enero con el decreto ejecutivo 111.
Esta misma sensación de posible incertidumbre se puede percibir al consultar también con representantes del sector exportador florícola o con asociaciones relacionadas. A pocos días del cierre de la temporada y en medio de su punto más fuerte, ellos prefieren el silencio, sin dar cifras o percepciones de lo que serán las exportaciones para el sector este primer mes del año, por motivos como la seguridad.
Los días, sin embargo, avanzan y productores como García aseguran que el “mercado ha caminado bastante bien”.
“Comenzamos sí con un poco de incertidumbre por la declaratoria de conflicto armado. Pensamos que quizá podría llegar a haber problemas en las rutas que hacen nuestras flores hasta el aeropuerto o en la capacidad de envío por cuestiones de seguridad. Eso realmente nos habría pateado mucho porque esta fecha es de las más importantes del año para nuestras ventas”, reconoce. “A pesar de esto hemos visto que la cosa va normalizándose y la venta va bastante bien. No hemos tenido problema con los embarques”.
Desde el aeropuerto de Quito se mantiene la expectativa de que este año las cifras de exportaciones de flores se incremente y supere las 22.000 toneladas registradas en el 2023. En medio del auge de la temporada y el ir y venir de trabajadores y aviones, habrá aún que esperar el resultado del sector en este año.
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