Una vieja práctica: usar los recursos del Estado para atacar, furibundo y lleno de epítetos y descalificaciones, a periodistas. Más allá del caso puntual, esta advertencia de Lasso es un riesgo para la prensa y un déjà vu de la persecución de toda una década.
“Creo que para toda la comunidad periodística, las palabras del Presidente, pronunciadas en cadena nacional, tienen que ser analizadas con mucha preocupación. Más allá de que esté dirigido a un grupo periodístico en especial, a una persona en particular, no hay que olvidar que las narraciones, mucho más las que provienen de los gobernantes, siempre configuran espacios en los que se reproducen roles, historias, estereotipos, estigmas”, asegura la comunicadora Yadira Aguaguallo, al referirse a la cadena nacional que el presidente Guillermo Lasso emitió anoche.
Durante 15 minutos, el primer mandatario atacó, sin mencionarlo, al medio digital La Posta, por la difusión de un informe reservado de inteligencia de la Policía, en el que se exponen nexos de parte de su círculo cercano con la mafia albanesa, dedicada al narcotráfico internacional. Lasso aseguró: “Estos personajes (los del medio digital) han agredido mi integridad y la de mi familia. Y no se los voy a permitir. (…) Mi paciencia tiene un límite”. El resto fue una serie de descalificaciones, amenazas y advertencias, que provocaron seria preocupación en los periodistas del país: “No confundan libertad, con libertinaje”, “terroristas mediáticos”, “malcriados a los que hay que pararlos a raya”, “mercenarios del entretenimiento noticioso”, fueron, entre otros, los calificativos que emitió, al tiempo de que inclusive insinuó que podrían ser amigos de alias ‘Fito’ y alias ‘Junior’, peligrosos delincuentes, que les habrían permitido realizar reportajes sobre la situación carcelaria, a los que Lasso calificó de “apología del delito”.
No es la primera vez que el Presidente descalifica la labor de la prensa. A inicios de febrero, en una ceremonia en la Policía, aseguró que “una cosa es la prensa libre y otra cosa es aquellos que, bajo el título de periodistas, desarrollan actividades que son tipificadas como un asesinato a la reputación de un Gobierno honesto y asesinato a la reputación de un Presidente de la República que no acepta chantajes, no acepta condicionamientos y que jamás pautará a cambio de que lo aplauda ningún medio de comunicación”.
Discurso peligroso y riesgoso
Para Francisco Rocha, presidente de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos (Aedep), el mensaje que debe dar Lasso al país, antes que salir a descalificar, es un “baño de transparencia, ya que, si alguien corre el riesgo de ser escudriñado más que el resto es quien ejerce el poder político”. “Eso deben saber todos aquellos que ostentan un cargo, que su vida no pasa a ser una vida personal, y que los asuntos de familia también se vuelven públicos”, dijo Rocha. Agregó que más que atacar, Lasso debió exigir que se investigue y no optar por el discurso fácil de la descalificación, ya que termina por afectar la libertad de expresión.
De una u otra manera, lo manifestado por Lasso recuerda los ataques y descalificaciones a los que recurrió el expresidente Rafael Correa para atacar, censurar y judicializar, a través de varios mecanismos e interlocutores, a la prensa que hacía su trabajo.
Para Aguagallo, las expresiones de un gobernante sí pueden generar situaciones que pongan en peligro el trabajo de los periodistas. “No digo que las palabras del Presidente automaticamente se van a transformar en agresiones a la prensa, pero evidentemente cuando desde quien ostenta un cargo de poder existen estigmatizaciones al trabajo periodístico, podría desencadenar después agresiones a la prensa, entornos de inseguridad; y, cuando se crea esta narrativa de periodistas buenos y malos, se da paso a que otros grupos también consideren al trabajo periodístico como una amenaza”, dijo. Agregó que, si bien es cierto lo dicho por Lasso es un discurso similar al de Correa, lo de fondo son las estrategias a las que recurre el poder cuando se siente incomodado por la prensa: la desclasificación de ese trabajo periodístico, que se viene convirtiendo en un fenómeno no sólo en Ecuador, sino en otros países de América Latina.
En cambio, Rocha cree que hay que analizar dos situaciones. Por un lado, un Presidente que ha respetado las libertades, pero que en el ejercicio del poder político reacciona con una indignación que podría rozar en la contaminación de la libertad de expresión. “El Presidente debe meditar, no es cuestión de atacar a un medio por la información que presenta, es cuestión de transparentar esa información”, dijo. Aseguró que las expresiones de Lasso sí pueden tener repercusiones negativas si se mantiene en esa actitud de no respetar la libertad de expresión.
Reacciones de periodistas
En las redes sociales, varios periodistas expresaron su rechazo y su preocupación por el discurso presidencial. “Atónita con esta cadena presidencial. Sin palabras”, escribió María Sol Borja, editora política del portal GK. “Un ‘demócrata’ que, al ejercer el poder, decide qué es libertad de expresión y qué es libertinaje es un tirano. Tanto como aquel al que ha criticado por autoritario”, agregó Diego Cazar Baquero, editor de La Barra Espaciadora.
Además, organizaciones de defensa de la libertad de expresión también se pronunciaron. Fundamedios reaccionó en su cuenta de Twitter: “Fundamedios denuncia firmemente, alerta y rechaza la deriva autoritaria del presidente, Guillermo Lasso, que esta noche ha transgredido las líneas rojas de un Gobierno democrático al arremeter violentamente contra la libertad de prensa”. A estas preocupaciones se han sumado Periodistas sin Cadenas, la Red de Periodistas Libres y decenas de reporteros en redes sociales.
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