En la mayoría de los casos, los efectos secundarios aparecen dentro de los tres días siguientes a la vacunación y, por lo general, sólo duran entre uno y dos días.
En Twitter se publicó un contenido que asegura que las vacunas no son medicamentos de uso prolongado y que no producen efectos adversos a largo plazo. La información es cierta.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) menciona que las vacunas son sometidas a procesos científicos largos y rigurosos. Con ello, se analiza que las vacunas son seguras, y son monitoreadas continuamente para detectar problemas de seguridad. Además, se explica que el riesgo de efectos a largo plazo es mayor a causa de las enfermedades que se pueden prevenir por la vacunación.
Este organismo señala que algunas personas pueden experimentar efectos secundarios leves a corto plazo con la vacunación: dolor en el lugar de la inyección, fiebre de bajo grado, malestar general o erupción cutánea. Enfatiza que, si bien estos síntomas son incómodos durante un corto período, no son graves y significan que el sistema inmunológico está practicando cómo combatir el virus o las bacterias, si se expone a estos.
Esta institución explica que las vacunas están diseñadas para otorgar inmunidad a las personas sin correr el riesgo de presentar la enfermedad contra la que protegen. Asimismo, después de vacunarse, algunas personas presentan síntomas de leves a moderados, que se deben a que su sistema inmunológico hace que su organismo reaccione de una manera específica, como aumentar la circulación de la sangre. Con ello, se distribuyen más células inmunitarias y aumenta la temperatura corporal para matar más fácilmente a los virus.
Los efectos adversos de las vacunas aparecen durante los primeros días.