El ozono (O3) es uno de los químicos que son eficazmente utilizados para la desinfección de varios microorganismos. A raíz de la pandemia por la COVID-19, la desinfección con ozono se volvió un método cada vez más popular en varios lugares públicos y dentro de los hogares.
¿Por qué se cree que es capaz de combatir el virus SARS–CoV-2?
El ozono es capaz de oxidar y degradar la membrana lipídica, es decir, la grasa que protege a muchos tipos de bacterias y virus. Por eso, se cree que tiene propiedades importantes para eliminar el virus de la COVID-19. Su función se encapsula dentro de una cabina de desinfección, la cual tiene cuatro propiedades: desodorizante, bactericida (expulsa bacterias), fungicida (contra el moho y hongos) y viricida (para la desactivación de virus).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su reporte Disinfectants and disinfection by-products, “el ozono es el desinfectante más eficaz para todo tipo de microorganismos”. Aunque también tiene sus inconvenientes, como los problemas de rebrote biológico, el alto costo, la información limitada sobre la naturaleza y la toxicidad de sus subproductos.
Por otro lado, la IOA (International Ozone Asociation) emitió un comunicado que especifica que la organización no reconoce ninguna evidencia científica que verifique la efectividad del ozono para combatir el coronavirus. Asimismo, el inmunólogo Nikolaos Kyriakidis, de la Universidad de las Américas (UDLA), indica que desconoce de estudios científicos que verifiquen la eficacia de dicho método contra la COVID-19.
¿Es recomendable usar el ozono como desinfectante en los hogares?
No. Aunque es verdad que la correcta aplicación del ozono sirve como uno de los bactericidas y viricidas más eficaces, todavía se desconoce la dosis apropiada para seres humanos y sus posibles consecuencias de salud. Según la Guía de calidad del aire de la OMS, la cantidad máxima de ozono que una persona puede soportar durante ocho horas es de 100 ug/m3 y los generadores de ozono, por ejemplo, las cabinas de desinfección, producen mucho más que el límite de la OMS.
Además, según el Consejo General de Colegios Farmacéuticos de España, el ozono por naturaleza es un gas inestable. Es decir, no puede ser transportado ni almacenado y debe generarse in situ a través de un sistema eléctrico, el cual puede ser muy peligroso sin la ayuda de un técnico especialista.
Uso del ozono como desinfectante en entidades públicas
En Ecuador, varios gobiernos autónomos descentralizados (GAD) adquirieron ozono para combatir la pandemia, según la base de datos de Contrataciones por Emergencia del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop). El GAD del cantón Zapotillo en Loja, por ejemplo, adquirió dos cabinas de ozono desde mayo del 2020 hasta agosto del mismo año por $ 800. Asimismo, el GAD del cantón 24 de mayo, en Manabí, adquirió cuatro cabinas de desinfección con gas de ozono por $ 7.890 en mayo del 2020.
Según las ofertas en plataformas como Mercado Libre, las cabinas de desinfección pueden llegar a costar desde $ 300 hasta $ 1.500, dependiendo del tipo.
Luis Salazar, director de del GAD de Tungurahua, comentó que aún se utilizan las tres cabinas de desinfección adquiridas en mayo del 2020 por un valor de $ 3.900. Solamente una de ella sufrió un desgaste que fue reparado inmediatamente, pero las tres cámaras de desinfección con ozono funcionan aún en el edificio central (120-130 funcionarios), la viceprefectura (70 funcionarios) y en el área de los talleres (200 funcionarios).
Las personas que utilizan las instalaciones para realizar trámites y los funcionarios son quienes se desinfectan a la entrada de las instalaciones permaneciendo durante 10 segundos dentro de la cabina.
Salazar indica que decidieron comprar estas cabinas, descartando las ultravioletas y las de aspersión, por recomendación del médico de salud ocupacional del GAD, Francisco Villaroel. “Él dijo que su efectividad no era al 100 % (frente a la COVID-19) pero que nos iban a servir, ya que desinfectan alrededor de 30 % de las partes descubiertas como las manos, los anillos, etc.”
El director del GAD de Tungurahua cree que, a criterio de la entidad, esta fue una buena decisión, ya que, tras un análisis técnico, se sabe que esta medida no ha causado ningún problema respiratorio ni dermatológico. Así, el GAD de Tungurahua no ha tenido contagios hasta hoy y mantiene un 98% de mitigación del total, pero Salazar recalca que esto se debe a todas las medidas de bioseguridad aplicadas, no solo a la cámara de ozonificación.
Así, según los datos, informes y expertos, no hay respaldo científico que confirme que los métodos de desinfección con ozono para el virus de COVID-19 sean efectivos. Sin embargo, es importante resaltar que existe respaldo científico sobre el ozono como un desinfectante eficaz contra varios microorganismos. A pesar de ello, debido a su toxicidad, es recomendable que los expertos lo manejen.
Este reportaje fue realizado por Nicolás Larco y Koryna Herrera, estudiantes de Periodismo de la Universidad San Francisco de Quito