COVID-19 | Insostenible
Viteri: «El Ministerio de Salud estaría por optar por una imnunidad de rebaño»
abril 22, 2020

Guayaquil es la ciudad más afectada por la COVID-19 en Ecuador. De acuerdo a los estimados del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional, hasta este 24 de abril ahí se registra 15.365 diagnósticos del nuevo coronavirus: el 67% de casos nacionales. En el Puerto Principal, esto ha provocado 181 muertes confirmadas y 355 fallecimientos con sospecha, según los registros oficiales.

En la urbe porteña viven 2.7 millones de personas (Instituto Ecuatoriano de Estadísticas y Censos -Inec-). Lo que se traduce en que se ha confirmado que el 0,56% de la población porta el virus. El porcentaje de infectados no coincide con el aumento de la mortalidad en Guayaquil y evidencia un subregistro, que incluso fue reconocido por el presidente Lenín Moreno a inicios de abril.

La Dirección General del Registro Civil expone un incremento de la mortalidad. En 2019, se producían aproximadamente 1500 decesos por mes en la ciudad, esto es un promedio de 56 muertes diarias. Pero, entre el 16 y el 26 de abril 2020, cuatro días, se registraron 511 muertes: un tercio de lo que ocurre durante un 30 días en condiciones normales.

La situación es preocupante. Y en medio de crisis sanitaria la alcaldesa Cynthia Viteri “advirtió” el 20 de abril a los guayaquileños que el “Ministerio de Salud Pública estaría por optar por el contagio colectivo, que ellos llaman una inmunidad de rebaño”. La autoridad alertó que con eso “los muertos se duplicarían”.

¿Qué es la inmunidad de rebaño?

De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la inmunidad colectiva (inmunidad de rebaño) es la resistencia que presenta una comunidad o un grupo de individuos a la diseminación de una enfermedad infecciosa. Esto depende directamente de la proporción de personas que son inmunes al agente causal de la patología (en este caso sería COVID-19) dentro de esa población.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que en circunstancias normales esto debe lograrse a través de vacunas, las cuales interaccionan con el sistema inmune y producen una respuesta inmunitaria similar a la generada por las infecciones naturales, pero sin causar enfermedad ni poner a la persona en riesgo de sufrir las posibles complicaciones a las que se busca generar resistencia. 

Por el contrario, el precio a pagar por la inmunización a través de la infección natural puede consistir en disfunción cognitiva en la infección por influenza de tipo b, defectos congénitos en la rubéola, cáncer hepático en la hepatitis B o muerte por complicaciones en el sarampión. En otras palabras, la inmunización a través de infección deriva en tasas de mortalidad, o secuelas a causa de la enfermedad, más elevadas.

¿Alguien consideró emplear esta estrategia para la COVID-19 antes?

El 3 de marzo el Gobierno británico, encabezado por el primer ministro Boris Johnson, presentó un plan de acción frente a la COVID-19 en cuatro fases: respuesta, retardo, investigación y mitigación. 

La primera es muy similar a lo que ha ocurrido en el resto del mundo, consiste en aislar los casos positivos y tratarlos para evitar su posible expansión. Sin embargo, la segunda es completamente diferente a lo que hemos visto, ya que se consideró la posibilidad de proteger a los más vulnerables (ancianos y enfermos crónicos) y dejar que el virus se propague al resto de la población. El objetivo: infectar un número suficiente de personas como para adquirir inmunidad de rebaño. La tercera y cuarta fase dependerían del éxito de la segunda. Este fue el método anunciado por Johnson a principios de marzo.

De a poco la evidencia de lo que ocurría en el resto del mundo hecho para atrás la estrategia británica. Así, el 16 de marzo el Imperial College de Londres publicó nuevas simulaciones del brote demostrando que se produciría un abarrotamiento en los hospitales superior al espero. Finalmente, el Reino Unido dio marcha atrás y el viernes 20 de marzo aplicó nuevas medidas de distanciamiento social que incluían la prohibición de aglomeraciones masivas y el cierre de bares y restaurantes.

Paradójicamente, el 20 de abril la OMS informó que un número muy bajo de infectados, entre el 2% y el 3%, han desarrollado los anticuerpos necesarios para no contagiar y no ser contagiados de nuevo. En otras palabras, es prácticamente imposible que la inmunización de rebaño funcione con esta enfermedad, por el contrario una vacuna sería la única alternativa.

¿Es posible implementar esta estrategia en Ecuador?

El Ministerio de Salud Pública negó de forma categórica la posibilidad de implementar una estrategia de esta naturaleza en nuestro país el 20 de abril. La institución asegura que lo dicho por Viteri carece de “fundamento y rigurosidad científica”. El Ejecutivo reiteró que para que esta estrategia sea, al menos, viable aproximadamente 15 millones de ecuatorianos deberían estar contagiados de COVID-19.

 

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