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lunes, diciembre 22, 2025
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¿De dónde vienen realmente los villancicos más populares del Ecuador?

Aunque cada diciembre cantamos “Ya viene el niñito” o “Los peces en el río” como si fueran parte natural de nuestra identidad, la verdad es que los villancicos que suenan en Ecuador tienen orígenes muy distintos: algunos nacieron en Loja gracias a Salvador Bustamante Celi, otros llegaron de España o Venezuela, y varios más provienen de compositores modernos. Esta es la historia real detrás de las canciones que marcan la Navidad ecuatoriana.

Un origen que no es tan “tradicional” como pensamos

En Ecuador solemos asumir que los villancicos que cantamos desde niños son herencia directa de España, o que forman parte de una tradición anónima sin autor definido. Esa idea es muy popular… y bastante imprecisa.

La historia real muestra algo más interesante: una mezcla de música colonial, aportes locales y adopciones internacionales que se consolidaron a lo largo del siglo XX.

Los villancicos, como género, nacieron en la Edad Media europea como canciones populares profanas. Con el tiempo, la Iglesia los transformó en cantos navideños accesibles para la población. Durante la colonia, ese repertorio viajó a América, pero cada país lo adaptó a su manera.

El rol decisivo de Salvador Bustamante Celi

Aquí es donde entra Ecuador y su figura más influyente: Salvador Bustamante Celi (Loja, 1876–1935).

A inicios del siglo XX, Bustamante Celi recopiló letras religiosas antiguas, investigó música popular andina y compuso melodías nuevas. De ese trabajo surgió gran parte del repertorio navideño que hoy consideramos “tradicional ecuatoriano”.

Entre sus aportes más conocidos están:

  • “Ya viene el niñito”
  • “Claveles y rosas”
  • “Dulce Jesús mío” (música de Bustamante; letra colonial)
  • “En brazos de una doncella”
  • “Niño Hermoso”

Durante décadas circularon como anónimos, pero la investigación musicológica reciente confirmó su origen en la obra de Bustamante Celi. De hecho, algunos se han traducido a más de 100 idiomas y son interpretados en coros de varios países andinos.

El caso particular de “Dulce Jesús mío”

Este villancico explica muy bien cómo se construyó la tradición.

La letra proviene de textos devocionales del siglo XVIII, atribuidos al sacerdote quiteño Fray Fernando de Jesús Larrea.

La música, en cambio, es obra de Bustamante Celi.

Esa combinación letra antigua + melodía moderna generó la confusión: muchos crecieron creyendo que era un villancico español o anónimo. La evidencia disponible indica lo contrario: la versión que hoy se canta es ecuatoriana.

España, Venezuela y Estados Unidos: villancicos que adoptamos

No todo lo que cantamos nació en Ecuador. Algunas de las canciones más repetidas en escuelas, iglesias y novenas vienen de lugares muy lejanos, pero se integraron por completo al repertorio local:

  • “Noche de Paz”: Austria, 1818. Escrita por Joseph Mohr y Franz Gruber. La guitarra sustituyó al órgano dañado la noche de su estreno.
  • “Campana sobre campana”: tradición andaluza. Canto popular del sur de España, sin autor definido.
  • “Los peces en el río”: origen hispánico. Folclor español, difundido masivamente en América Latina.
  • “El Burrito Sabanero”: Venezuela, 1972. Compuesto por Hugo Blanco; llegó a Ecuador en los años 70 y se volvió imprescindible.
  • “El Niño del Tambor”: Estados Unidos, 1941. Originalmente The Little Drummer Boy, luego traducido y adaptado al español.
  • “A la nanita nana”: España, inicios del siglo XX. Canción de cuna que terminó integrada a la Navidad.
  • “Feliz Navidad”: Puerto Rico, 1970. Canción moderna de José Feliciano, hoy parte del sonido navideño global.

Estos villancicos se incorporaron porque eran fáciles de cantar, se difundieron por radio o televisión, o coincidían con la estética devocional andina.

¿Entonces cuál es la “verdadera” tradición ecuatoriana?

Es un entramado de:

  • música compuesta en Ecuador (sobre todo por Bustamante Celi),
  • letras religiosas coloniales adaptadas,
  • villancicos españoles que sobrevivieron a la novena,
  • canciones latinoamericanas modernas que se volvieron universales,
  • y adaptaciones en español de melodías anglosajonas.

La Navidad ecuatoriana no es homogénea ni puramente heredada: es el resultado de más de cien años de acumulación y adaptación musical. Por eso, lo que para muchas familias es “lo de siempre” tiene, en realidad, raíces diversas y verificables.

El aporte central de Ecuador al repertorio global

A pesar de la mezcla, Ecuador sí aportó algo único: un conjunto de villancicos andinos con identidad melódica propia, obra de Bustamante Celi, que hoy se canta fuera del país sin que muchos sepan de dónde vienen.

Ese legado musical convirtió al país en uno de los productores más importantes de villancicos del mundo hispano durante el siglo XX.

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