El 21 de enero del 2004, Guachalá desapareció, una semana después de haber sido internado en el hospital público Julio Endara, por ser paciente de epilepsia. Hoy, el Gobierno y la Fiscalía reconocieron sus responsabilidades en el caso; para la familia, esto no es suficiente.

POR: HUGO CONSTANTE

«El corazón de tu familia está destrozado, sin saber dónde estás. Luis, sabes lo mucho que te queremos; sabes que tu familia te sigue esperando, no nos vamos a cansar de buscarte”. Esas fueron las sentidas palabras de Nancy Guachalá, expresadas entre sollozos, durante el acto de disculpas públicas que el Estado ofreció hoy por la desaparición de su hermano, Luis Guachalá, del Hospital Julio Endara, ocurrida hace 18 años.

“Te dejamos aquí y esperábamos que salieras bien, que salieras curado; pero no fue así», dijo Nancy, ante las autoridades que se dieron cita en ese centro de salud para cumplir la sentencia de la CorteIDH, del 26 de marzo del 2021, que ordenó al Estado que ofrezca disculpas públicas y de reconocimiento de responsabilidad internacional en la desaparición. 

Las palabras de Nancy representaron el dolor de una familia, dichas antes las autoridades de Derechos Humanos, de Salud y de la Fiscalía, que escuchaban apesadumbrados y con la mirada al piso el testimonio de la hermana.

Palabras dichas ante su madre, Zoila Chimbo, que se tomaba el rostro con las manos, en silencioso llanto, recordando que el 10 de enero del 2004 internó a su hijo en ese centro de salud público por problemas de epilepsia y que, una semana después, el 17 de enero, es el último registro que se tiene de él en ese hospital. “El paciente Luis Guachalá abandona el hospital, se le busca, no se le encuentra”, consta en el informe de cambio de guardia realizado a las 15:30 de ese día. Desde entonces nada se sabe de él: “Son 18 años sin poder compartir un cumpleaños, 18 años sin pasar una Navidad contigo. Tú sabes que me enseñaste muchas cosas, pero no me enseñaste a vivir sin ti; tú sabes que he estado ahí para apoyar a mi madre, pero ha habido momentos en que mi fuerza también se termina. Solo sé que tú estás aquí, que no saliste de aquí, que no nos hubieses abandonado”, continuó Nancy. La familia no pierde la esperanza de volverlo a ver, no saben cuándo, pero se aferran a esa posibilidad. 

Las disculpas públicas 

Luis nació el 27 de febrero de 1980 y tenía 23 años cuando desapareció. El 21 de enero de 2004 el hospital expidió una hoja de egreso del paciente indicando que abandonó el hospital, sin cumplir mayor investigación. “En el presente caso, no existe prueba directa de que el señor Guachalá Chimbo se haya fugado del hospital”, consta en la sentencia de la CorteIDH. El ministro de Salud, José Ruales, manifestó que en el caso de Luis Guachalá las obligaciones estatales de garantizar el derecho a la vida y a la integridad de las personas que están internadas en un hospital público, fueron vulneradas. “El Estado ecuatoriano, a través de la autoridad sanitaria nacional, se conmueve profundamente por el dolor que se causó a la señora Zoila Chimbo, madre de Luis Guachalá, y a su familia. Por eso, presentamos nuestras disculpas”, dijo Ruales. Lo dijo sin transmitir emociones, de manera fría e impersonal, sujetándose a lo que ordena la sentencia. Añadió que el Estado se compromete a tomar medidas para que estos casos no se repitan. 

Fuera del ámbito de salud, en el aspecto judicial la investigación tampoco prosperó, a pesar de la denuncia presentada por la madre del desaparecido. En su momento, la Fiscalía de Pichincha abrió la indagación previa y dispuso la realización de varias diligencias. El 29 de agosto del 2005 la Fiscalía de Pichincha solicitó al Juzgado Décimo Octavo de lo Penal de Pichincha la desestimación de la denuncia y el archivo de la misma argumentando que: “por el momento, se hace imposible dar con el paradero del desaparecido”. Doña Zoila solicitó que no se desestimara la denuncia, pero el 13 de julio de 2006, el Ministro Fiscal Provincial de Pichincha ratificó el requerimiento de archivo de la investigación argumentando que, “del análisis de la documentación que obra en el expediente (…), no se ha determinado la existencia de delito alguno”, por lo que en el 19 de julio de 2006, el Juzgado Décimo Octavo de lo Penal de Pichincha ordenó el archivo. 

“La Fiscalía General reconoce que sus acciones y omisiones conllevan a una responsabilidad estatal en el presente caso”, expresó esta mañana Mery Chiriboga, coordinadora de Acceso penal de la Fiscalía. Omisiones como la de realizar una labor de búsqueda seria, coordinada y sistemática; no investigar lo sucedido con la debida diligencia, ya que existen falencias en las investigaciones iniciales que resultan imposible de corregir. “En ningún momento se ha solicitado declaraciones de posibles testigos de lo ocurrido, por lo que incumplió su obligación de investigar los hechos en un plazo razonable desde el año 2004”, dijo Chiriboga, ciñéndose también a lo que consta en la sentencia del organismo internacional. 

Las autoridades, que al iniciar la ceremonia en el Hospital Julio Endara se acercaron a saludar y solidarizarse con la madre del desaparecido, al terminar el evento, tras escuchar el testimonio de Nancy y de gente relacionada con los Derechos Humanos, optaron por salir sin despedirse. 

¿Son suficientes las disculpas públicas?

Verónica Yuquilema, de Inredh, organización de defensa de los Derechos Humanos, dijo que, tras 18 años de la desaparición su familia, en especial su madre, sigue sin acceder a su derecho de verdad y justicia de forma adecuada, a pesar de la sentencia de la CorteIDH. “No es posible que, luego de 18 años, el Estado continúe indolente frente al sufrimiento de una familia entera que, en medio de sus carencias económicas, no ha claudicado un solo día en la búsqueda de verdad y de reparación”, dijo Yuquilema.

“Luis no se evaporó, le pasó algo que le impidió volver al seno de su familia. Necesitamos saber qué pasó para que haya justicia y, a partir de la justicia, haya una verdadera reparación. Mientras eso no se sepa, mientras no se hayan establecido los mecanismos criminales que llevaron a apartar a una madre de su hijo, las disculpas son solamente palabras vacías”, expresó Mario Melo, del Centro de Derechos Humanos de la PUCE. 

Añadió que no puede volver a suceder que desaparezca una persona de un hospital especializado del Estado. “No puede volver a suceder que los médicos, enfermeros y administradores de salud, algunos de los cuales todavía siguen prestando servicios aquí, sigan en un silencio criminal respecto a lo que pasó con Luis”, manifestó Melo. 

“No son suficientes (las disculpas públicas), porque yo no tengo a mi hijo, no sé dónde está, no sé qué pasó con él, nadie me quiere decir nada, no me siento conforme”, expresó Zoila Chimbo minutos antes de la ceremonia. La madre accedió a hablar unos minutos con Ecuador Chequea a pesar de que gente a su alrededor había manifestado que era mejor no conversar con ella ese momento porque estaba muy afligida, ya que se encontraba en el sitio donde vio por última  vez a su hijo. Pero la señora, de manera firme, respondió que sí podía hablar, que quería hacerlo. “Tienen que seguir buscando, es lo que pido, de todo corazón. (…) Que no pare hasta que yo reciba, aunque sea en una fundita, los restos de mi hijo”, dijo doña Zoila.    

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