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viernes, diciembre 5, 2025
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Cuando el poder enferma: el síndrome de hubris en los políticos

Algunas personas adquieren rasgos desproporcionados de arrogancia, falta de autocrítica y decisiones impulsivas mientras están en el poder. Ese fenómeno —conocido como síndrome de hubris— puede deteriorar su salud mental y socavar su capacidad de liderazgo, con efectos graves para la sociedad.

¿Qué es el síndrome de hubris?

  • El término hubris proviene de la antigua Grecia, donde aludía a la arrogancia desmedida frente a los límites humanos.
  • En psicología política, David Owen y Jonathan Davidson (2009) lo propusieron como un trastorno adquirido por quienes ejercen poder de forma prolongada, con cambios visibles en la personalidad y el juicio. 
  • No está (por ahora) incluido en el DSM o CIE como diagnóstico formal, pero algunos autores sugieren que debería considerarse para clasificación futura. 

Características principales

Según Owen & Davidson, se proponen 14 síntomas, de los cuales para sospechar hubris bastan 3, con al menos uno de los rasgos exclusivos.  Algunos rasgos distintivos:

  • Confianza excesiva en sí mismo / omnipotencia
  • Negación de críticas y arrogancia
  • Uso del “nosotros real” como si la persona fuera la institución
  • Decisiones riesgosas o impulsivas sin evaluación racional
  • Desprecio hacia los límites, reglas o consejo externo
  • Aislamiento cognitivo: rodearse de aduladores y evitar discrepancias
  • Dificultad para reconocer errores o asumir responsabilidades 

Riesgos para la salud mental y el liderazgo

  • Pérdida de autocrítica y autoevaluación: La persona pierde la capacidad de verse con perspectiva, lo que favorece la toma de decisiones erráticas.
  • Estrés permanente por mantener la imagen ideal: Mantener una fachada de infalibilidad crea tensión psicológica constante, con riesgo de ansiedad o crisis ante fracasos.
  • Aislamiento emocional: El líder puede excluir voces críticas, reprimir disenso o desconfiar del entorno, debilitando su sustento social y su resiliencia emocional.
  • Colapso ante la contradicción: Cuando la realidad contradice su visión idealizada, pueden desencadenarse crisis emocionales como depresión o crisis existenciales.
  • Erosión institucional: Las decisiones impulsivas o autoritarias pueden dañar la gobernabilidad, la institucionalidad y la confianza pública.

Como lo señalan los autores: el síndrome de hubris “puede afectar más gravemente la calidad del liderazgo y el gobierno” que muchas enfermedades convencionales. 

Ejemplos históricos y estudios

  • En el estudio fundacional de Owen & Davidson, se analizaron presidentes de EE. UU. y primeros ministros británicos desde 1908. Identificaron casos probables de hubris en Lloyd George, Margaret Thatcher, Tony Blair y George W. Bush
  • Margaret Thatcher es frecuentemente citada: algunos analistas sugieren que desarrolló rasgos hubrísticos tras los años de poder prolongado, especialmente en ausencia de contrapesos internos en su gobierno. 
  • En Reino Unido, se considera que Tony Blair podría haber manifestado este síndrome durante decisiones polémicas como la guerra en Irak, donde persistió en acciones pese a señales de fracaso. 
  • Un estudio moderno en Hungría evaluó rasgos lingüísticos de líderes como biomarcadores del síndrome de hubris: se observan patrones de discurso hiperconfiante y autorreferencial asociados al poder prolongado. 

Prevención y mitigación: qué se puede hacer

  • Controles institucionales fuertes: división de poderes, contrapesos, rendición de cuentas.
  • Evaluaciones regulares psicológicas para líderes durante su mandato.
  • Cultura de retroalimentación genuina y crítica sana, incluso para quienes ostentan poder.
  • Rotación o limitación de mandatos, para reducir riesgo de acumulación excesiva de poder.
  • Capacitación en humildad, autoconciencia y liderazgo ético.
  • Algunos estudios sugieren mecanismos curiosos como selecciones parcialmente aleatorias o mecanismos para evitar la concentración extrema de poder como contramedidas al hubris. 

Entonces…

El síndrome de hubris no es una acusación moral: es un fenómeno que emerge cuando el poder prolongado corroe el juicio, la autocrítica y la conexión con la realidad.

Cuando un líder no cuida su salud mental ni su humildad, no solo se arriesga a sí mismo: pone en peligro la institucionalidad, la gobernabilidad y la vida política de su comunidad.

Reconocerlo, monitorearlo y prevenirlo es un acto de responsabilidad pública.

Fuentes sobre el síndrome de hubris en políticos

Yalilé Loaiza
Yalilé Loaiza
Editora general de Ecuador Chequea. Corresponsal de Infobae en Ecuador. Tiene 14 años de experiencia en coberturas e investigaciones políticas, de derechos humanos y corrupción. Ha sido docente universitaria, ha recibido premios nacionales y regionales por su trabajo. Además, ha trabajado en proyectos de la cooperación internacional. Es presidente de Fundamedios.

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