Algunas personas adquieren rasgos desproporcionados de arrogancia, falta de autocrítica y decisiones impulsivas mientras están en el poder. Ese fenómeno —conocido como síndrome de hubris— puede deteriorar su salud mental y socavar su capacidad de liderazgo, con efectos graves para la sociedad.
¿Qué es el síndrome de hubris?
- El término hubris proviene de la antigua Grecia, donde aludía a la arrogancia desmedida frente a los límites humanos.
- En psicología política, David Owen y Jonathan Davidson (2009) lo propusieron como un trastorno adquirido por quienes ejercen poder de forma prolongada, con cambios visibles en la personalidad y el juicio.
- No está (por ahora) incluido en el DSM o CIE como diagnóstico formal, pero algunos autores sugieren que debería considerarse para clasificación futura.
Características principales
Según Owen & Davidson, se proponen 14 síntomas, de los cuales para sospechar hubris bastan 3, con al menos uno de los rasgos exclusivos. Algunos rasgos distintivos:
- Confianza excesiva en sí mismo / omnipotencia
- Negación de críticas y arrogancia
- Uso del “nosotros real” como si la persona fuera la institución
- Decisiones riesgosas o impulsivas sin evaluación racional
- Desprecio hacia los límites, reglas o consejo externo
- Aislamiento cognitivo: rodearse de aduladores y evitar discrepancias
- Dificultad para reconocer errores o asumir responsabilidades
Riesgos para la salud mental y el liderazgo
- Pérdida de autocrítica y autoevaluación: La persona pierde la capacidad de verse con perspectiva, lo que favorece la toma de decisiones erráticas.
- Estrés permanente por mantener la imagen ideal: Mantener una fachada de infalibilidad crea tensión psicológica constante, con riesgo de ansiedad o crisis ante fracasos.
- Aislamiento emocional: El líder puede excluir voces críticas, reprimir disenso o desconfiar del entorno, debilitando su sustento social y su resiliencia emocional.
- Colapso ante la contradicción: Cuando la realidad contradice su visión idealizada, pueden desencadenarse crisis emocionales como depresión o crisis existenciales.
- Erosión institucional: Las decisiones impulsivas o autoritarias pueden dañar la gobernabilidad, la institucionalidad y la confianza pública.
Como lo señalan los autores: el síndrome de hubris “puede afectar más gravemente la calidad del liderazgo y el gobierno” que muchas enfermedades convencionales.
Ejemplos históricos y estudios
- En el estudio fundacional de Owen & Davidson, se analizaron presidentes de EE. UU. y primeros ministros británicos desde 1908. Identificaron casos probables de hubris en Lloyd George, Margaret Thatcher, Tony Blair y George W. Bush.
- Margaret Thatcher es frecuentemente citada: algunos analistas sugieren que desarrolló rasgos hubrísticos tras los años de poder prolongado, especialmente en ausencia de contrapesos internos en su gobierno.
- En Reino Unido, se considera que Tony Blair podría haber manifestado este síndrome durante decisiones polémicas como la guerra en Irak, donde persistió en acciones pese a señales de fracaso.
- Un estudio moderno en Hungría evaluó rasgos lingüísticos de líderes como biomarcadores del síndrome de hubris: se observan patrones de discurso hiperconfiante y autorreferencial asociados al poder prolongado.
Prevención y mitigación: qué se puede hacer
- Controles institucionales fuertes: división de poderes, contrapesos, rendición de cuentas.
- Evaluaciones regulares psicológicas para líderes durante su mandato.
- Cultura de retroalimentación genuina y crítica sana, incluso para quienes ostentan poder.
- Rotación o limitación de mandatos, para reducir riesgo de acumulación excesiva de poder.
- Capacitación en humildad, autoconciencia y liderazgo ético.
- Algunos estudios sugieren mecanismos curiosos como selecciones parcialmente aleatorias o mecanismos para evitar la concentración extrema de poder como contramedidas al hubris.
Entonces…
El síndrome de hubris no es una acusación moral: es un fenómeno que emerge cuando el poder prolongado corroe el juicio, la autocrítica y la conexión con la realidad.
Cuando un líder no cuida su salud mental ni su humildad, no solo se arriesga a sí mismo: pone en peligro la institucionalidad, la gobernabilidad y la vida política de su comunidad.
Reconocerlo, monitorearlo y prevenirlo es un acto de responsabilidad pública.
Fuentes sobre el síndrome de hubris en políticos
- Owen, D., & Davidson, J. “Hubris syndrome: An acquired personality disorder? A study of US Presidents and UK Prime Ministers over the last 100 years” — Brain, Vol. 132, 2009.
- Allan, R. “Hubris syndrome — PubMed”
- Russell, G. “Psychiatry and politicians: the ‘hubris syndrome’” — The Psychiatrist / Cambridge.
- Owen, D. “Hubris and Nemesis in Heads of Government”
- “Hubris syndrome — ScienceDirect”
- Lord David Owen habla sobre el síndrome de hubris y su manifestación en líderes institucionales.



