El Banco Central reporta un crecimiento económico del 3,4% en el primer trimestre de 2025, tras un año entero de recesión. En las calles, la percepción es otra: vendedores y pequeños comerciantes aún no ven las señales de tal recuperación.
POR: Juan Camilo Escobar
Según las estadísticas del Banco Central, la economía ecuatoriana parece respirar de nuevo. El Producto Interno Bruto (PIB) creció un 3,4% en el primer trimestre de este año frente al mismo periodo de 2024. Y en comparación con el último trimestre del año pasado, la expansión fue del 3,5%, una recuperación tras cuatro trimestres consecutivos de contracción registrados a lo largo de 2024.
Mientras los economistas celebran el rebote técnico del PIB —el mejor resultado desde mediados de 2023—, en la calle la palabra “recuperación” todavía suena lejana.
A las once de la mañana, Marcos Cabrera limpia la tapa metálica de una olla grande. A su lado, su esposa revuelve el último caldo del día. Se levantaron a las tres de la madrugada, como cada día, para preparar guatita, seco de pollo y caldo de pata, que venden a $2,50. Trabajan sin feriados. Sin pausa. Sin plan de crecimiento.
Nuestro trabajo sigue igual, dice él, sin despegar la vista del fuego. “A veces bajan las ventas, a veces suben… pero nunca lo suficiente”. Marcos no ha leído el informe del Banco Central. No necesita hacerlo. Basta con ver la cantidad de bandejas que vuelven sin venderse.
Un rebote técnico con pies de barro
El crecimiento interanual del 3,4% es el mejor resultado desde mediados de 2023. Después de un 2024 marcado por la recesión —cuatro trimestres en rojo, con caídas de hasta el 4,1%—, este primer trimestre de 2025 marca un giro.
La economía, según el Central, vuelve a la senda de la expansión, impulsada por el consumo de los hogares, que aumentó 7,1% interanual, y por una sólida recuperación de la inversión interna —reflejada en la Formación Bruta de Capital Fijo (FBKF)—, que creció 6,7%. Juntos, estos dos componentes explicaron más de dos tercios del crecimiento total.
Exportaciones, gasto público y hasta la construcción —un sector deprimido por más de un año— también aportaron. Las exportaciones crecieron 2,7%, el gasto final del Gobierno 0,4%, y el sector constructor se expandió 1,5% interanual y 9,1% frente al trimestre anterior.
“¿Qué productos son los que se están vendiendo más?”, se pregunta Gonzalo Hinapanta, propietario de un taller de aluminio y vidrio, un negocio que depende de la construcción, un sector que apenas empieza a salir de una parálisis de más de seis trimestres.
Dice que el crecimiento de este trimestre es una buena noticia, pero llega tarde para muchos. Agrega: “La mayoría estamos igual. Algunos han tenido que cerrar porque ya no hay trabajo”.
El PIB se anima. Pero la calle lo duda.
Gabriela Shugulli atiende su papelería desde hace más de veinte años, en el norte de Quito. Ha visto pasar de todo: dolarización, paro, pandemia, apagones. Hoy, entre libros cuadriculados, lápices y carpetas tricolores, asegura que no necesita consultar los informes oficiales para saber cómo va la economía.
Las ventas han disminuido de una manera bastante notable, dice. Lo repite. Dos veces. Como quien quiere asegurarse de que quede claro.
Habla sin queja, sin lamento. Su tono es firme, casi pedagógico. Como si hablara a quienes creen que las cifras bastan: “Si han crecido las ventas, que el Gobierno diga dónde. Tal vez sea sólo en comparación con cuando no se vendía nada por los apagones”.
En total, 13 de las 20 actividades económicas medidas por el Central crecieron. Lidera el sector agropecuario: agricultura, ganadería y silvicultura crecieron 17,5%, pesca y acuicultura 12,1%. También hubo repuntes en manufactura alimenticia (8,6%), servicios financieros (8,4%) y arte y entretenimiento (7,6%).
La agricultura aportó 1,42 puntos porcentuales al crecimiento del PIB. Le siguieron comercio (1,05), manufactura de alimentos (0,58) y servicios financieros (0,37).
Pero no todo fue avance. La refinación de petróleo cayó 9,4%, la minería 6,2%, salud 1,5% y educación 1,4%. El Valor Agregado Bruto (VAB) petrolero —que incluye extracción y refinación— retrocedió 5,5% y apenas representa el 6% del PIB. En contraste, el VAB no petrolero creció 4,2% y compone el 87% de la economía nacional. Allí están los motores actuales del crecimiento.
LA GANADERÍA LECHERA NO SE RECUPERA
Gabriel Espinosa, presidente de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y el Oriente, se muestra escéptico frente a esa recuperación, al menos en lo que respecta a los productores lecheros.
“La ganadería de carne, posiblemente sí ha crecido, pero la ganadería de leche ha tenido problemas”, dice. Y señala dos causas principales: la sequía prolongada en la Sierra durante 2024 y las restricciones impuestas por parte de algunas industrias lácteas.
“Fue muy fuerte la sequía el año pasado, y paralelamente algunas empresas pusieron cupos a los ganaderos. Lo que pasó es que los ganaderos tuvieron que vender vacas, porque no tenían a quién vender la leche, porque les pusieron cupos. O sea, la limitación fue el cupo”.
Espinosa asegura que el problema no es nuevo, pero se ha intensificado por la falta de políticas públicas que fomenten el consumo nacional de leche.
“El mercado en Ecuador es pequeño, distinguido, y el consumo de leche no mejora. Ha mejorado en toda la región, en todas las Américas. En 2024 hubo una reunión con la Federación de Producción de Leche y se conoció que todos los países han incrementado el consumo, pero Ecuador no. No hay política de promoción de la producción de leche”.
Montaña rusa
La economía ecuatoriana arrastra una montaña rusa de 24 trimestres. En el segundo trimestre de 2020, durante la pandemia, el PIB se desplomó un 18%. En 2021, rebotó con fuerza: el segundo trimestre de ese año registró un crecimiento histórico del 19,3%. Desde entonces, la curva ha sido irregular.
Ahora, con este 3,4%, Ecuador vuelve a crecer por encima del 3% por primera vez desde 2022. Pero para muchos ciudadanos, ese rebote aún no se traduce en estabilidad.
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