Con la destitución de Yeseña Guamaní, el Legislativo se queda sin vicepresidentes. ¿Queda golpeada su endeble institucionalidad? La nueva mayoría que se ha conformado —y que es afín al correísmo— operó nuevamente para esta sesión.
“La institucionalidad de la Asamblea queda golpeada“, dijo el asambleísta Marlon Cadena, jefe de bancada de la ID, tras la destitución de su coideraria, Yeseña Guamaní, como segunda vicepresidenta del Legislativo.
Es que, tras la decisión del Pleno, tomada con 83 votos a favor, 38 en contra, seis abstenciones y un voto en blanco, en la Legislatura quedan vacantes las dos vicepresidencias y Virgilio Saquicela (independiente) se queda como única autoridad, en su calidad de presidente, al menos hasta la próxima semana, en que se tiene previsto elegir una de las dos vicepresidencias.
Operativamente, no hay mayor incidencia, inclusive para las sesiones del Consejo de Administración Legislativa (CAL), donde se califican proyectos de Ley y solicitudes de juicios políticos, que puede sesionar y tomar decisiones con mínimo cuatro integrantes y en esa instancia se mantienen cinco legisladores.
Pero, políticamente, resta ver de qué bancadas se designa a los dos vicepresidentes. Eso dirá mucho. En el CAL, por el momento, tiene ‘la sartén por el mango’ esa nueva mayoría que ha venido actuando en las últimas semanas, una mezcla de correístas, disidentes de la ID y rebeldes de Pachakutik: Saquicela (elegido presidente por esa nueva mayoría en el Pleno), Darwin Pereira (ala rebelde de Pachakutik), Johanna Moreira (disidente de la ID), y Ronny Aleaga (correísta). Con lo que se quedaría aislada Nathalie Arias, de la bancada oficialista.
A lo que se suma que las dos vicepresidencias que se deberán completar y que se integrarán al CAL provendrían de esta nueva mayoría. “Lo que les interesa es tener el combo, que les servirá para las negociaciones, para entregar a esa nueva mayoría. Ya verá el país los resultados, porque ahora están a dentelladas peleándose por esos cargos”, dijo Wilma Andrade (ID).
Precisamente para legisladores del oficialismo y del ala orgánica de la ID, este es el verdadero propósito de esta nueva mayoría con apego al correísmo, tomarse el CAL y las presidencias de las comisiones, para luego promover juicios políticos que les permitan hacerse de otras instituciones, como el Consejo de Participación Ciudadana y desde ahí designar a las autoridades de control a su gusto.
La sesión
La destitución de Guamaní ya se daba por hecho desde el momento mismo en que Jhajaira Urresta (UNES) puso la denuncia en su contra por incumplimiento de funciones aduciendo que había mocionado —dentro del CAL— que se debatiera en el Pleno la posibilidad de consultar a la Corte Constitucional si la Asamblea podía tratar el proyecto de Ley derogatorio de reforma a la Ley Tributaria, que entró por el Ministerio de la Ley.
Guamaní llegó hoy a la sesión del Pleno, antes de que se diera la votación, con palabras de despedida. “Me voy con honor y dignidad”, “Pueden tener los votos, pero no la razón”, fueron las dos frases a la que más recurrió la hoy exsegunda vicepresidenta.
Aseguró que esa nueva mayoría que terminó destituyéndole no ha hecho más que conspirar y erosionar la institucionalidad de la Asamblea y responsabilizó de manera directa a la bancada correísta. Les calificó de golpistas y politiqueros. A la vez, defendió su potestad como asambleísta de presentar mociones y recordó que esa en particular fue aprobada por otros integrantes del CAL, como Saquicela.
Guamaní advirtió al país que atrás de esta operación política lo que se busca es apoderarse de los cargos de la Asamblea para luego seguir con los de otras instituciones.
Por su parte, Urresta dijo que Guamaní había traicionado al pueblo que le eligió, ya que si bien mocionar es un derecho de los asambleístas, deben hacerlo en apego a sus competencias. Acusó a Guamaní de autoproclamarse como la mejor asambleísta y de defender al Gobierno de Guillermo Lasso.
Mientras que Juan Fernando Flores, jefe de la bancada oficialista, dijo que esta Asamblea no es mejor de la que dirigía Guadalupe Llori (Pachakutik), destituida en su momento por la nueva mayoría, a quien acusó de ejercer una dictadura que sanciona a las voces incómodas. Por su parte, Ricardo Vanegas (Pachakutik) se preguntó cuándo iban a sancionar a Saquicela que votó a favor de la moción de Guamaní en el CAL.
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