La Secretaría de Ambiente señaló que en las zonas cercanas al incendio de Guápulo los niveles son insalubres. Expertos explican que las partículas que se desprenden por el humo por los incendios pueden afectar la salud y recomiendan el uso de mascarillas. ¿Cómo protegerse?
POR: Paola Simbaña Ramos
El olor a humo inundaba el norte de Quito, mientras en Guápulo algunas columnas de humo todavía se veían. Casas destruidas y carbonizadas fue lo que dejó el voraz incendio en el sector que se ocasionó ayer y que se reactivó hoy, al mediodía.
Ayer, la capital se cubrió de una nube amarillenta, el sol lucía anaranjado y el aire se sentía caliente. En algunos sectores cayó ceniza. Producto de este incendio, los trabajos públicos y municipales se suspendieron, mientras que las clases estarán en modalidad virtual hasta el viernes. Estas medidas fueron tomadas para evitar más caos en Quito, sumado a los cortes eléctricos que se dan en todo el país por el estiaje y la crisis eléctrica.
Sin embargo, no sólo los incendios forestales preocupan a la ciudad, sino los estragos que generan. Con el humo, las personas han optado por usar mascarillas, sobre todo en las zonas cercanas al desastre.
Hoy, la Secretaria de Ambiente de Quito reportó que la calidad del aire en las zonas cercanas al incendio en Guápulo era insalubre y en el centro-norte y norte, la calidad del aire había llegado a niveles de precaución.
Con corte a las 14:00, la entidad informó que la calidad del aire en el centro-norte de Quito está en nivel de precaución y afecta a zonas como Belisario Quevedo, Rumipamba, La Carolina y la Universidad Central. Además, señaló que en El Batán y la Floresta hay concentración de humo significativo, lo que puede generar efectos adversos en la salud, ya que puede ingresar a los pulmones y aumentar el riesgo de problemas respiratorios y cardíacos.
¿Cómo afecta la calidad del aire por los incendios la salud?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental de Estados Unidos, “la contaminación del aire es un peligro ambiental conocido para la salud. Sabemos lo que vemos cuando una neblina marrón se asienta sobre una ciudad, los gases de tubos de escape se acumulan por una carretera transitada o una columna de humo se eleva desde una chimenea”.
Este organismo detalla que la contaminación del aire se consideraba principalmente como una amenaza para la salud respiratoria. Pero que, a medida que han avanzado los estudios, también pueden provocar “enfermedades cardiovasculares; diabetes mellitus; obesidad; y trastornos reproductivos, neurológicos y del sistema inmunitario”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que “la contaminación por partículas finas del aire ambiente o exterior, en las zonas tanto urbanas como rurales, provoca accidentes cerebrovasculares, cardiopatías, cáncer de pulmón y enfermedades respiratorias agudas y crónicas”.
El expresidente del Colegio de médicos de Pichincha, Víctor Álvarez, explica que el que la ciudad esté con estos niveles de contaminación del aire significa que el ambiente está cargado de partículas de humo y con ceniza, por lo que afecta a toda la población que se encuentra en la calle o que ha recibido el humo directo, además de grupos de riesgo, que son niños, adultos mayores o que tienen enfermedades crónicas deben mantenerse en sus casas.
Para disminuir los riesgos, el experto recomienda el uso de mascarillas y, en caso de encontrarse en los lugares de incendio, las personas deben utilizar protección visual.
Esteban Ortiz, médico salubrista e investigador de la Universidad de las Américas (UDLA), afirma que la calidad del aire afecta directamente a la salud de las personas, incluso si son sanas previo a la exposición al humo, pues este contamina el aire.
“Si es que las partículas son pequeñas, esas que tienen un diámetro de 2,5 o menos entran directamente a los alvéolos. Es decir, a la parte más profunda del tracto respiratorio. Esto puede aumentar el riesgo de tener inflamación, de despertar y exacerbar los síntomas de personas que tienen EPOC, que tienen asma y bronquitis. También puede causar alergia e inflamación”, asegura.
Además, Ortiz señala que los gases tóxicos de los incendios forestales son más peligrosos para quienes están cerca, porque estarán respirando monóxido de carbono, dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno y derivados del azufre, lo que puede causar problemas de salud.
“La exposición crónica a un aire de mala calidad va a incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades como bronquitis. Se ha demostrado que la exposición a largo plazo puede desarrollar infarto 1 de miocardio, se han asociado a diferentes tipos de cánceres, se han asociado a muerte súbita. Hay un sinnúmero de patologías que han incrementado el riesgo”, dice.
Con ello coincide el internista René Astudillo y aconseja tener agua embotellada, un botiquín de emergencia, usar mascarillas KN95 o N95 para la mejor filtración del aire y que se retenga la mayoría de partículas que se encuentran en el ambiente.
¿Qué ocurre con la calidad del aire en Quito?
Valeria Díaz, líder de investigación y monitoreo de la Secretaría de Ambiente de Quito, señala que se monitorean los límites de la calidad del aire y por eso, se señaló que se está saliendo de la normalidad. Aunque, aclara que el incendio contribuye con una incidencia muy brusca de partículas finas de carbono.
“Se comportan como un gas y se dispersan y, como son tan pequeñas, pueden ingresar al torrente sanguíneo o vías respiratorias y, por eso, afectan a la calidad del aire”, indica.
Díaz asegura que, una vez que el incendio se ha sofocado, las partículas más pequeñas podrían quedarse en el ambiente hasta dos días, dependiendo de la atmósfera de la ciudad. Y que los niveles irán bajando y que se tiene que ver si hay viento o lluvia para mejorar las condiciones.
Sebastián Rodríguez, máster en ingeniería ambiental, dice que en un incendio forestal se libera una gran cantidad de contaminantes a la atmósfera y que se los conoce como materiales particulados (PM) y que van de acuerdo a su tamaño como las PM5 son las más pequeñas y que también existen las PM10.
“También se libera monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno, dióxido de azufre y compuestos orgánicos volátiles que se producen por la quema incompleta. Estos últimos pueden ser muy perjudiciales e incluso cancerígenos”, recalca el experto.
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