Una de las afectadas por el deslave ocurrido el 16 de junio en Baños regresa a sus cultivos de naranjilla para limpiar el lodo que los sepultó, pues no tiene otra fuente de ingresos. 135 familias de dos pueblos de la ‘zona cero’ esperan su reubicación. Una historia para no olvidar sus historias.
En la madrugada del 16 de junio, una montaña se desplomó con un rugido ensordecedor y hundió una parte de Quilloturo, un pequeño pueblo de agricultores, y puso en riesgo al vecino pueblo de El Placer, en Baños de Agua Santa. Lo que antes fueron comunidades vibrantes y prósperos campos de frutas se transformaron en un paisaje desolador en cuestión de minutos.
En esas horas oscuras, las familias fueron sorprendidas en sus casas, su profundo sueño fue interrumpido por el estruendo. La tierra tembló y, en un instante, todo se vino abajo. Los sembríos de naranjilla, mora, tomate de árbol y otras frutas, que eran el sustento de estos pueblos, quedaron sepultados bajo toneladas de tierra y escombros.
Ahora, un mes después de la tragedia, las heridas siguen abiertas. La tragedia no sólo cobró vidas, sino también sueños y esperanzas, dejando una cicatriz imborrable en el corazón de la comunidad. Hoy, muchos de los sobrevivientes luchan por reconstruir sus vidas lejos de las ruinas, en una zona declarada de riesgo de nuevos deslizamientos.
Otras familias afectadas, sin embargo, regresan para recuperar los terrenos de los que siempre han dependido para obtener ingresos económicos. Cuentan que, por ahora, esa es la única alternativa real que tienen.
El ministro de Vivienda, Humberto Plaza Arguello, visitó a las familias afectadas y prometió reubicarlas en 145 viviendas que se construirán en el sector de Martínez, cerca de la comunidad turística de Río Verde. Esta es la esperanza que muchas familias tienen para comenzar de nuevo.
Consultada por Ecuador Chequea, la vicealcaldesa de Baños, Nelly Rivera, dijo que aún están pendientes de aclarar y acordar con el Ministerio de Vivienda los detalles sobre el uso de los recursos para ejecutar eficazmente el plan de reubicación de familias afectadas.
Rivera dijo que la administración municipal busca cerrar a la brevedad posible los acuerdos y asegurar la financiación necesaria para iniciar los procesos legales de expropiación de terrenos destinados a la construcción de viviendas. Recordó también que, además del sector La Martínez, seleccionada inicialmente, se está discutiendo también la inclusión de la zona de La Pampa.
La vicealcaldesa Rivera enfatizó que estos dos asuntos son cruciales para que el Concejo Municipal de Baños debata y apruebe la Ordenanza Municipal indispensable para llevar a cabo el plan de reubicación.
“Vamos a desapropiar y por consiguiente debemos tener los rubros económicos”, insistió sobre la necesidad de garantizar la financiación necesaria.
Un mes después de la tragedia, muchas familias todavía se encuentran alojadas en los albergues habilitados en iglesias católicas y evangélicas de la comunidad vecina de Río Verde, según confirmaron los propios afectados así como fuentes municipales.
Así mismo indicaron, que se siguen entregando donaciones de alimentos entregados por los vecinos de Río Verde y de otras partes del cantón.
Una de las personas albergadas es Margarita Mariño, quien relata que ella y su familia han pasado semanas regresando a sus cultivos de naranjilla para limpiar el lodo que los sepultó. Explicó que no tienen otra fuente de ingresos y por eso seguirán intentando recuperarlos.
Mariño mencionó que continúa limpiando sus terrenos a pesar de los llamados insistentes de las autoridades municipales, quienes advierten que la zona es de riesgo por los deslizamientos y no destinarán personal ni recursos para la remoción del lodo en los terrenos agrícolas afectados.
“Hasta ahora, lo que nos han ofrecido las autoridades sobre la reubicación no se ha concretado nada porque las autoridades municipales nos han informado que primero deben comprar los terrenos», dijo Margarita Mariño.
«No hemos recibido más información, pero tampoco estamos esperando nada de la Alcaldía de Baños», dijo y reafirmó su decisión de continuar recuperando sus cultivos de naranjilla.
«Muchos de nosotros que vivíamos en el punto cero (la zona más afectada, en Quilloturo), sólo regresamos a nuestros cultivos porque es lo único que sabemos hacer. Necesitamos volver a trabajar en lugar de esperar ayuda del Gobierno. Sin embargo, agradecemos mucho la ayuda que la gente nos está brindando con las raciones de alimentos, ya que algunos aún estamos en los albergues y otros ya han regresado a sus casas en El Placer (comunidad vecina de Quilloturo, declarada como zona de riesgo)», indicó.
«Es zona de riesgo, pero no hay más. Imagínese esperar a que la Alcaldía ayude, no hay cómo. Sólo agradecemos a Dios por la vida y esperemos que el Presidente haga algo», dijo resignada e impotente.
La recuperación de estos terrenos, contó, es una tarea muy dura, no sólo por el esfuerzo físico que demanda clavar el azadón en la espesa y dura capa del lodo seco y endurecido sobre sus terrenos. El dolor más fuerte es mirar cómo permanecen abandonadas, reducidas a escombros, las casas del pueblo donde crecieron y vivieron con sus familiares, que ahora ya no están.
Esto pasa ‘factura’ para el turismo
La vicealcaldesa de Baños, Nelly Rivera, lamenta que persista la percepción equivocada de que Baños fue la ciudad afectada, cuando en realidad las comunidades afectadas se encuentran en el tramo inicial de la vía Baños-Puyo.
Rivera señaló que esta falsa percepción continúa entre la opinión pública, a pesar de que las actividades turísticas siguen desarrollándose con normalidad y de que no se ha emitido ninguna alerta por parte de las autoridades de Gestión de Riesgo.
«Es crucial corregir esta percepción errónea, ya que en Baños estamos esperando a todos los visitantes con los brazos abiertos», expresó, tras lamentar una ligera disminución en la llegada de turistas debido a esta falsa percepción de riesgo en la ciudad.
La jefa de comunicación de la Cámara de Turismo de Baños, Yadira Escobar, comentó: “Nos ha afectado muchísimo al turismo que se diga de manera general que la tragedia, con una lamentable pérdida de vidas, fue en Baños, sin especificar que el deslizamiento se produjo en el sector de Quilloturo, a una distancia de 15 kilómetros del casco urbano de la ciudad, en la vía Baños-Puyo”.
En este contexto, ratificó que “están 100% operativos” todos los servicios turísticos, hoteleros y gastronómicos tanto al interior de la zona urbana como en las rutas de sus montañas aledañas: “En Baños estamos diciendo a Ecuador y al mundo que estamos prestos a recibir a los turistas”.
La funcionaria indicó que de acuerdo con las mismas estadísticas que comparten el gremio turístico y la Alcaldía de Baños, cerca del 93% de la población de la ciudad depende directa e indirectamente de las actividades turísticas.
El acceso
El país quedó conmocionado por las imágenes captadas por drones de una gigantesca masa de lodo que había borrado del mapa al pequeño pueblo y bloqueado un tramo de la vía de acceso a la Amazonía. Era solo uno de los veinte bloqueos con lodo y piedras en esta estratégica ruta, la Baños-Puyo.
Tres jornadas enteras les tomó a las cuadrillas de maquinaria pesada remover los escombros de ‘la zona cero’, o el área de mayor impacto del deslizamiento, para habilitarla temporalmente con el propósito urgente de que Quilloturo pudiera salir a enterrar al cementerio en Baños a 10 de sus 13 muertos. Tras esta breve reapertura, la carretera se volvió a cerrar para continuar con la rehabilitación de todos los tramos afectados.
Hoy, un mes después, las autoridades de Obras Públicas aseguran que la circulación se ha restablecido por completo. Sin embargo, recomiendan estar pendientes de posibles alertas o comunicados de último momento en caso de nuevos deslizamientos que puedan ocasionar cierres temporales.
Estos reportes oficiales se pueden consultar en la cuenta en X del Ministerio de Obras Públicas: https://twitter.com/ObrasPublicasEc.
Hoy, por ejemplo, se pidió a la ciudadanía que circule con precaución a la altura de las parroquias de Río Negro y Río Verde, mientras cuadrillas con maquinaria pesada concluyen el retiro de materiales que se precipitaron desde las montañas.
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