¿Qué logra Ecuador con la gira de Noboa?

Analistas internacionales coinciden en que sin mecanismos de seguimiento, los recientes compromisos logrados por Noboa con autoridades extranjeras, quedarán como simple “lobby diplomático”. 

POR: Juan Camilo Escobar

A punto de iniciar oficialmente su segundo periodo presidencial, Daniel Noboa emprendió la que se perfila como la gira oficial más extensa y ambiciosa desde que asumió su primera administración, en noviembre de 2023: 16 días fuera del país, con escalas en siete naciones y la expectativa de concretar acuerdos diplomáticos, comerciales y de seguridad.

Sin embargo, esa expectativa no estuvo acompañada de información clara. Ni la Presidencia de la República ni la Secretaría General de Comunicación difundieron detalles sobre la agenda antes del inicio del viaje. El decreto ejecutivo con el que el propio mandatario se autorizó a salir del país establece como objetivo “fortalecer las relaciones diplomáticas, de cooperación y comerciales” con países clave de Europa, Medio Oriente y Asia; no obstante, no especifica reuniones bilaterales, actividades oficiales, tratados que se planea negociar ni beneficios concretos para el país.

Así, fuera del territorio nacional y del escrutinio directo de la prensa ecuatoriana y de la Asamblea Nacional, los resultados de la gira han comenzado a conocerse con cuentagotas, a medida que agencias internacionales de noticias cubren los encuentros con autoridades de los países visitados.

RESULTADOS

TENSIÓN POLÍTICA DOMÉSTICA

La gira internacional del presidente Noboa arrancó el 24 de abril, exactamente un mes antes de asumir su segundo mandato constitucional. Se trata de un tramo de transición clave: culmina una gestión provisional de 18 meses —iniciada tras la disolución de la Asamblea Nacional por parte de Guillermo Lasso— y da paso a un período regular de cuatro años. Noboa tiene previsto regresar el 9 de mayo, dos semanas antes de su posesión oficial.

Más allá del carácter diplomático de la agenda, el viaje cumple una función política interna: marcar distancia del escenario doméstico, tensionado por disputas poselectorales, y reposicionar al mandatario desde una plataforma internacional. Así lo interpreta Ivonne Téllez, especialista en relaciones internacionales, quien considera que la gira forma parte de una estrategia para reforzar la legitimidad del Ejecutivo antes del inicio formal del nuevo período.

“Noboa sale de un proceso electoral cuestionado por su contraparte, que denunció fraude. La Revolución Ciudadana no reconoció los resultados, lo que contribuyó a un clima de alta tensión política previa con la vicepresidenta y el caso de la muerte de los niños de Las Malvinas. La gira le permite disminuir ese escenario de presión política antes de asumir formalmente el poder, más aún tras el cierre del proceso electoral por parte de observadores internacionales”, comentó. Así, según Téllez, la ausencia del presidente en territorio nacional actúa como un desfogue temporal ante ese escenario volátil para el Estado.

Aunque la observación internacional ya cerró ese capítulo sin objeciones formales, el ambiente político sigue polarizado. 

La gira, además, proyecta señales claras sobre el rumbo diplomático que podría asumir el nuevo periodo presidencial. La inclusión de Israel, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido en el itinerario revela, a juicio de Téllez, una inclinación hacia actores geopolíticos tradicionales de la órbita estadounidense, en detrimento de vínculos regionales.

“Esta gira también indica la posible tendencia sobre con quiénes y qué tipo de alianzas se están consolidando. Observamos una inclinación hacia los mismos aliados internacionales de Estados Unidos, tanto así que hubo un acercamiento con Israel, que no ha sido un aliado tradicional de Ecuador”.

Téllez también expresó preocupación por la limitada presencia del Ejecutivo frente a emergencias internas, como el reciente derrame de crudo en Esmeraldas, y alertó sobre un modelo de gobierno cada vez más centralizado.

“Desde hace meses se percibe una gestión desconectada de los territorios. El poder se ejerce principalmente desde Quito y Carondelet, con una lógica que prioriza los intereses del núcleo del Ejecutivo. Esa misma racionalidad se traslada al plano internacional”, señaló.

Finalmente, insistió en que los acuerdos alcanzados deben traducirse en políticas públicas concretas, que respondan a las urgencias estructurales del país.

“Ecuador enfrenta desafíos graves: la situación de los niños en la Amazonía, la situación de  vacunación infantil frente a la tosferina, la inseguridad. Si esta gira no se transforma en acciones medibles, corre el riesgo de quedar en el terreno del lobby político”, comentó.

Una opinión similar expresó el también especialista en relaciones internacionales Santiago Orbe, quien señaló la necesidad de dar seguimiento a los acuerdos y compromisos asumidos durante la gira para que no se reduzcan a simples actos protocolarios de cara al segundo mandato de Noboa.

“Todo quedará en el voluntarismo si no se establecen mecanismos definidos por la lógica de la administración pública, especialmente en lo referente a la política interna, la política pública y la imagen que proyectamos a nivel internacional”, afirmó.

“Los saludos, las buenas intenciones, los abrazos y las visitas protocolares son bien recibidos, pero pueden quedarse en eso. Lo evaluaremos en los próximos meses, en la medida en que logremos posicionarnos en el sistema internacional, algo que depende en gran medida de la acción política interna del gobierno”, concluyó.

EL PANORAMA INTERNO

En cualquier caso, la gira empezó en un momento clave para el presidente: con mayoría legislativa aún inestable, múltiples frentes de crisis interna —económica, energética, y hasta sísmica— y una imagen internacional que busca reposicionarse tras el impasse diplomático con México, tras la ruptura de las relaciones en abril de 2024.

A pesar de la distancia, a control remoto desde el extranjero, Noboa logró un golpe político significativo: un acercamiento con Pachakutik, el mismo movimiento que respaldó a su adversario en la segunda vuelta. El ministro de Gobierno, José de la Gasca, anunció en redes sociales que los nueve legisladores electos de esa organización se suman al acuerdo oficialista. “Cuando se antepone el amor por el país, es posible unir esfuerzos y trabajar juntos por el progreso de todos los ecuatorianos”, dijo en un mensaje que buscó resaltar un discurso de unidad.

De la Gasca sostuvo que este tipo de pactos “construyen país” y aseguró que su impacto se reflejará en la próxima Asamblea Nacional. “El camino hacia el Nuevo Ecuador se fortalece con la unidad de voluntades y el compromiso por el bien común”, afirmó.

La alianza con Pachakutik deja al bloque oficialista a pocos votos de la mayoría absoluta en el Legislativo. Con 66 curules obtenidas entre Acción Democrática Nacional (ADN) y Revolución Ciudadana —liderada por el expresidente Rafael Correa—, el Gobierno entrante acelera el reordenamiento político que necesitará para gobernar sin sobresaltos.

Un precedente sin paralelo en la historia reciente

En términos comparativos, el viaje de Noboa representa la ausencia presidencial más larga desde al menos 2017. El expresidente Guillermo Lasso realizó dos giras de 11 días: una para asistir a la COP en Madrid y otra para participar en la Asamblea General de Naciones Unidas. En ambas ocasiones viajó con agendas específicas y un promedio de 8 a 11 acompañantes.

Lenín Moreno, aunque lideró delegaciones más grandes —23 personas a Colombia en 2018 y 19 a Perú en 2019—, lo hizo en contextos bilaterales de corta duración. Sus ausencias rara vez superaron los cinco días y estuvieron marcadas por encuentros planificados con gobiernos vecinos.

Por tanto, la combinación de duración (16 días), número de destinos (7) y amplitud de la comitiva (12 altos funcionarios) convierte a la gira de Noboa en un movimiento sin precedentes, al menos en el último lustro.

Una gira de alto costo político y logístico

Doce altos funcionarios acompañan al presidente, una cifra que iguala o supera a las comitivas más amplias en gobiernos recientes. Entre ellos figuran la canciller Gabriela Sommerfeld; los ministros del Interior, Defensa, Finanzas y Energía; y el director del Centro de Inteligencia Estratégica. La presencia de este último es inusual en viajes presidenciales, lo que sugiere que temas de seguridad y cooperación en inteligencia podrían estar sobre la mesa, especialmente durante las visitas a Israel, Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos.

Pese a la nómina robusta, la gira comenzó con ausencias forzadas. El ministro de Obras Públicas, Roberto Luque, canceló su participación y se desplazó a Esmeraldas para atender los efectos del sismo del 25 de abril. El decreto, sin embargo, no aclaró cómo se redistribuirían las funciones ni quiénes asumirán responsabilidades en caso de más contingencias internas durante la ausencia del mandatario.

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