El Gobierno decretó cortes de luz durante cuatro noches y un toque de queda en siete provincias debido al estiaje. La inseguridad y los perjuicios económicos son las principales preocupaciones de la ciudadanía. ¿Habrá más apagones? Aún es incierto. 

POR: Juan Camilo Escobar

La mañana de este martes, mientras los primeros rayos de sol se asomaban sobre las calles bulliciosas de Quito, las conversaciones giraban en torno a la inminente oscuridad que, según un sorpresivo anuncio del Gobierno, se prolongaría por más tiempo del esperado. 

Lo que inicialmente se había comunicado como un racionamiento del servicio eléctrico limitado entre las 22:00 del miércoles y las 06:00 del jueves, debido a «mantenimiento» en el sistema eléctrico, ahora será un problema diario durante casi toda la próxima semana.

A partir del próximo lunes 23, Ecuador implementará apagones nocturnos en todo el país, que durarán desde las 22:00 hasta las 06:00 del día siguiente, durante cuatro días consecutivos. Los cortes de electricidad se aplicarán el lunes, martes, miércoles y jueves de la próxima semana, según informó el Gobierno.

Estos apagones vendrán acompañados por una declaratoria de toque de queda en las provincias de Guayas, Los Ríos, Manabí, Orellana, Santa Elena, El Oro, y al cantón Camilo Ponce Enríquez, en Azuay, sitios que se encuentran bajo Estado de Excepción.

Además, por disposición del Ministerio de Educación, las clases de la jornada matutina comenzarán una hora después de lo habitual, manteniendo el horario de salida regular. Para la jornada nocturna, los estudiantes deberán salir a las 20:00, mientras que la vespertina conservará su horario normal. Estos cambios entrarán en vigencia mañana para la jornada nocturna y el jueves para las tres jornadas, agrega el Ministerio.

El Gobierno de Daniel Noboa señala que las medidas son necesarias debido al peor estiaje registrado en el país en 61 años, lo que ha afectado de manera significativa la producción de energía hidroeléctrica. 

El impacto de la crisis no se detiene ahí. Los jueves y viernes de esta y la próxima semana, el sector público trabajará de forma remota (teletrabajo) en un esfuerzo por mitigar el uso de energía.

La noticia cayó como un balde de agua fría. Las oficinas, las tiendas, los hogares —todos— se vieron envueltos en una sensación de impotencia y preocupación, según constató Ecuador Chequea en un sondeo de opinión en distintos sectores de la capital. 

“Es como si estuviéramos retrocediendo en el tiempo”, comentó Paulina Romero, empleada de una tienda de abarrotes en Cotocollao, en el norte de la ciudad, mientras mostraba un par de linternas que compró en octubre del año anterior para enfrentar la primera serie de apagones.

Como muchos otros, Romero había confiado en la promesa del Gobierno de que los apagones serían cosa del pasado con la reciente aprobación de la ‘Ley no más apagones’, en enero. 

En teoría, con esa Ley se busca promover la inversión en nuevos proyectos de generación eléctrica para abastecer la demanda, crear un fondo para financiar iniciativas que fomenten el ahorro, otorgar incentivos tributarios para instalar sistemas de abastecimiento y mejorar la infraestructura. 

Otros cuatro propietarios de tiendas también lamentaron que los apagones, en lugar de ser un episodio pasajero, están a punto de convertirse en la nueva normalidad, arrojando una sombra de incertidumbre sobre la vida cotidiana, en especial en materia de seguridad.

Cuatro propietarios de negocios en el norte de la ciudad, expresaron su inquietud por el impacto de los apagones. “Lo que comenzó como una medida provisional ahora parece una amenaza constante”, comentó Jorge López, dueño de una tienda en el centro de Quito. “Estos apagones no sólo oscurecen nuestras calles, sino también nuestras perspectivas de seguridad”.

Otros ciudadanos manifestaron su preocupación por el posible incremento de delitos durante los cortes de electricidad. María Fernández, residente del sur de la ciudad, comentó: “El racionamiento del servicio eléctrico podría hacer que nuestras casas y negocios sean más vulnerables a robos. La falta de luz y alarmas nos deja desprotegidos”.

Xavier Intriago, estudiante universitario, también expresó su descontento: “Es lamentable que se ordenen estos apagones nocturnos porque la mayor inseguridad se da en las noches. El Gobierno y la Policía deben proteger a los sectores más afectados”.

Su compañera de estudios, Eylen Sánchez, coincidió en que la seguridad será un problema mayor, especialmente en zonas ya afectadas por robos. Además, expresó preocupación por el impacto en sus estudios: “Con los apagones, tendremos menos tiempo para nuestras lecturas y deberes”.

Diana Guatemal, propietaria de una microempresa de confecciones, señaló que los apagones limitarán severamente su capacidad de producción: “Trabajamos en horarios variados y ahora tendremos que reducir nuestras horas de operación. Esto nos afectará directamente”.

Ricardo Paredes, residente de la zona norte, destacó cómo los apagones alterarán la vida familiar: “A partir de las nueve de la noche, deberemos estar en casa porque después de las diez ya no será seguro salir. Lo que más me preocupa es que mis nietas aún necesitan hacer tareas y buscar información en Internet a esa hora”.

Mercedes Guanoluisa, dueña de un local de abarrotes, también expresó su preocupación: “Vamos a estar a la buena de Dios. Durante el día hay circulación y vigilancia, pero por la noche, con la oscuridad, nos sentiremos desprotegidos”.

El impacto también se extiende a los restaurantes. Gloria Arias, dueña de un establecimiento de comida, comentó: “Los apagones afectan mucho nuestro trabajo. No podremos preparar alimentos en la madrugada y tememos que los productos que necesitan refrigeración se echen a perder”.

LAS CIFRAS DE ESTA PREOCUPACIÓN POR LA SEGURIDAD

Los cortes de energía y el toque de queda ordenados por el Gobierno generan preocupaciones entre los comerciantes, con más del 25% anticipando que las medidas podrían reducir sus ventas semanales en más del 50%, según una encuesta publicada por la Cámara de Comercio de Quito (CCQ).

El sondeo, realizado entre los miembros de la CCQ, revela que el impacto potencial sobre las ventas varía significativamente entre los encuestados. Mientras que el 25,4% espera una disminución superior al 50%, un 22% estima que sus ingresos caerán entre un 1% y un 10%. Otro 16,9% señaló que no prevé efectos negativos, mientras que un 15,3% indicó que sus ventas podrían caer entre un 11% y un 20%. Menores porcentajes de los encuestados predicen caídas entre el 21% y el 50%.

Además de la afectación económica directa, los comerciantes expresaron otras preocupaciones vinculadas a los apagones. El 52% de los encuestados señaló que la inseguridad es el principal problema derivado de los cortes de luz, seguido de la pérdida de productos que requieren refrigeración (27%), y la pérdida de horas de trabajo y la paralización de la producción (13%).

REACCIÓN POLICIAL

Una de las principales recomendaciones de la Policía Nacional ante los apagones es el uso de silbatos como una forma de alarma comunitaria para solicitar intervención policial y ayuda en caso de emergencias durante estos cortes de energía.

Esta sugerencia fue destacada durante una rueda de prensa en la que jefes de la Policía Nacional anunciaron este miércoles que la institución uniformada tiene listo un plan especial para garantizar la seguridad durante los apagones nocturnos, el cual contempla la participación de los 46 mil efectivos de la institución.

Al recordar que, debido a la falta de suministro eléctrico, las zonas residenciales no dispondrán de alarmas funcionales, Henry Tapia Lafuente, comandante de la Zona 9 de Quito, declaró: «Los policías están capacitados para reconocer este sonido como una señal de alerta».

El plan especial de seguridad contempla patrullajes enfocados en entidades financieras, conjuntos residenciales, estaciones de servicio de combustible y cárceles. Además, en las ciudades y carreteras de Manabí, Guayas y Los Ríos, donde se ha registrado un mayor número de extorsiones y actos delictivos, se priorizarán los patrullajes durante los apagones masivos.

Los jefes policiales también indicaron que, para ejecutar este plan en las principales carreteras del país, se implementarán patrullajes con convoyes policiales y puntos de revisión para el control de vehículos y personas. Para ello, precisaron, los policías contarán con 5.502 vehículos, entre patrulleros y motocicletas; 55 Unidades Móviles de Atención Ciudadana (UMAC) y 49 buses. 

En Quito, anticiparon, se establecerán ocho puntos de control en los accesos a la ciudad, mientras que en el interior se efectuarán patrullajes con una autopatrulla y dos motocicletas, priorizando las zonas críticas de Eloy Alfaro, La Delicia y Quitumbe.

Unas horas después de la rueda de prensa, en la que se sugirió utilizar «un pito» ante la falta de alarmas debido al apagón programado para este miércoles 18, Víctor Hugo Zárate, comandante de la Policía, aclaró que «el uso del silbato no forma parte del plan operativo para esta eventualidad».

FUTURO INCIERTO

En medio de un ambiente cargado de incertidumbre, el ministro de Energía, Antonio Goncalves, realizó una breve declaración pública sobre la situación energética del país. Con un semblante serio, Goncalves abordó la pregunta que muchos ciudadanos se hacen: ¿volverán los apagones en las próximas semanas?

“Cada semana estamos revisando la situación hidrológica”, respondió el Ministro, tratando de transmitir un sentido de control ante la crisis. Lo dijo tras el ingreso de un grupo de militares para brindar seguridad en la central hidroeléctrica Mazar, ubicada en Azuay.

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