Desde la prevención de inundaciones hasta la desalinización de los mares, los manglares son un ecosistema frágil, pero de suma importancia en Ecuador. ¿Por qué el ser humano se empeña en convertirse en su principal amenaza?
Troncos se asoman entre el cristal, un espejismo de agua, hábitat de cientos de especies animales y vegetales. Como palos flotantes emergen entre el líquido los bosques de mangle, un ecosistema frágil y rodeado de amenazas en Ecuador.
Actualmente, en el país hay alrededor de 140 mil hectáreas de cobertura de mangle, que se han visto reducidas en alrededor de 54.139 hectáreas sólo entre 1969 y 1999. Y es que la destrucción de manglares en el país se ha convertido en un problema cotidiano desde hace más de cuatro décadas. ¿Cuáles son los principales riesgos?
Según un informe del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales, organización internacional ambientalista, el 70% de los manglares en Ecuador es destruido por acciones de los seres humanos o consecuencias de otros factores como la erosión del suelo y el cambio climático, de resultado antrópico.
En Ecuador, este daño se ha visto acentuado por el aparecimiento de camaroneras en el fin del siglo pasado. Y es que en el mismo lapso de tiempo en el que el manglar perdió su cobertura en el país, las camaroneras aumentaron su territorio. Solo entre 1969 y 1999 tuvieron una extensión que pasó desde las 0 hectáreas hasta las 175.253. En 2006, esta cifra sobrepasó las 200 mil hectáreas, superando por más de 40 mil lo reportado como manglar existente.
Para Franklin Buchelli, experto ambiental, el mangle ha sido uno de los ecosistemas más amenazados en el país por su riqueza natural y por la cantidad de especies que existen en su interior. Además, se han visto apetecidos por las camaroneras, tomando en cuenta que su clima y entorno son el hábitat predilecto de estas especies que han cobrado fuerza comercialmente en las últimas décadas.
“Los proyectos urbanísticos también han sido un problema en esta dinámica, porque se continúa construyendo en los manglares, porque son zonas cercanas a la playa y esto es buscado por el sector vivienda y turismo. Pero estos factores sólo hacen que el ser humano se convierta en una amenaza para los manglares. Los registros de los últimos 30 años aclaran que Ecuador tiene ahora apenas el 35% de la cobertura de manglares registrada. Esto ya es una alerta clara”, dice.
Natalia Molina, ingeniera ambiental, también destaca que la acción humana ha sido la principal amenaza de los manglares en el país. “Y esto es una responsabilidad del Gobierno central, pero también de los gobiernos locales, que dan permisos de construcción en este tipo de espacios. Es todo un entramado”.
Pero, para entender qué ocurre con la destrucción del ecosistema es importante entender también su importancia.
¿De qué sirven los manglares?
Estos bosques que se levantan en las puertas del mar son un ecosistema importante, tanto para los seres humanos como para la naturaleza. Molina aclara que, entre las principales funciones que cumplen los manglares en pro de los seres humanos, está la prevención de inundaciones. Esto, debido a que sus troncos y raíces dan firmeza y porosidad al suelo para que este pueda filtrar el agua acumulada por tormentas u oleajes, para así evitar que esta se acumule y cause inundaciones.
Por otro lado, está la ayuda a reducción del oleaje. Los manglares, por su composición, “se convierten en una barrera natural para el oleaje, porque las olas en este suelo se filtran y tienen una barrera que no les deja sobrepasar ciertos límites”.
Asimismo, un informe realizado por la WWF, organización ambiental, aclara que las raíces aéreas de los manglares retienen sedimentos y previenen la erosión. Esto, al ralentizar el flujo de agua, facilitando la sedimentación y también reduciendo la salida de hojas y ramas caídas. Esto permite que los suelos de manglares se mantengan o incluso crezcan verticalmente hacia arriba. En algunos lugares, la acumulación vertical puede ser suficiente no sólo para mantener los manglares, sino también para seguir el ritmo del aumento del nivel del mar.
Asimismo, estos ecosistemas también ayudan con las tormentas. Y es que incluso en estas condiciones extremas, los manglares pueden ayudar atenuando las olas y manteniendo físicamente unida la tierra. Los bosques también pueden actuar como una barrera protectora, atrapando desechos grandes, como automóviles, barcos y piezas de edificios que a menudo causan daños importantes una vez en aguas costeras. Además, las tormentas tropicales a veces provocan marejadas que pueden elevar varios metros toda la superficie del mar. Los manglares pueden actuar como represas permeables, ayudando a contener y amortiguar las marejadas, reduciendo en gran medida las inundaciones tierra adentro.
Para demostrar esto, un estudio mundial demostró que los manglares reducen el riesgo de inundaciones para más de 15 millones de personas y previenen más de 65 mil millones de dólares en daños a la propiedad cada año. La importancia proporcional de esta protección, en comparación con el PIB general, es particularmente alta en países con PIB más bajos, donde la exposición se concentra a lo largo de las costas. En tormentas severas, siempre habrá inundaciones, incluso en costas defendidas, pero estos modelos evalúan cuánto mayores serían esos daños si los manglares no estuvieran allí. Es ese daño adicional, medido como amenazas a la vida, así como daño monetario a la infraestructura, lo que da una verdadera idea del valor de los manglares.
A esto se suman los beneficios que dan estos espacios a la naturaleza, pues son fuentes de una gran red de cadenas alimenticias que benefician a todos los ecosistemas aledaños. En estos espacios viven cientos de especies de moluscos y crustáceos que se aprovechan de la desalinización del agua marina para construir sus hogares. Y esa es otra de las funciones que cumplen los manglares: desalinizar el agua marina que entra a los esteros para mantener estos hábitats, que actualmente se han convertido en una fuente de recursos alimenticios y económicos importantes.
Protección del manglar
Para Buchelli, la protección de los manglares sobrepasa todas las leyes y es un tema constitucional. El artículo 406 de la Carta Magna aclara que el Estado debe regular la conservación de ecosistemas frágiles, entre los que se encuentran los manglares.
“Por esto se puede decir que los manglares deben tener toda la protección de la Ley, porque además nuestra Constitución establece que la naturaleza es un sujeto de derechos, se debe tomar en cuenta todo esto para comprender la situación de los manglares”, dice.
Gustavo Redín, abogado ambiental, aclara que una sentencia de la Corte Constitucional cataloga a los manglares como ecosistemas frágiles, por todos los servicios ambientales que brinda este ecosistema a la población. “El manglar se ha visto seriamente deforestado por la industria del camarón, pero esto no ha pasado a revisión ni a protección. Hoy casi no hay manglares en Ecuador”.
En los últimos días surgió un escándalo protagonizado por Vinazin S.A., empresa en la que Lavinia Valbonesi, esposa del presidente, Daniel Noboa, es accionista mayoritaria. Esto, por el proyecto urbanístico ‘Echo’, impulsado por la empresa, que pensaba construirse en un manglar de Olón, cerca de la playa Oloncito. Esto provocó denuncias y críticas sobre el manejo que ha dado el Estado a estos ecosistemas. “Este es solo uno de los proyectos que buscan hacer lo mismo”, dice Molina.
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