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viernes, diciembre 5, 2025
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¿Por qué es tan apetecido el Campo Sacha? Radiografía de la ‘joya’ petrolera

El campo Sacha es el más importante del país, tanto por reservas como por calidad del crudo. Conoce todo lo que debes saber de este espacio. Con 77.514 barriles diarios, representa casi el 16% de la producción nacional, cifra que lo mantiene como el principal motor del sector petrolero ecuatoriano.

POR: Esteban Cárdenas Verdesoto

Incrustado en medio del verde amazónico ecuatoriano se levanta Sacha, un campo petrolero que ha destacado entre los demás en las últimas cinco décadas, desde que empezó su proceso de explotación. Un campo que, hoy, vuelve a las conversaciones cotidianas después que el Gobierno anunció su entrega, por delegación sin concurso, al Consorcio Sinopetrol; para que este sea operado a cambio de inversión en el país. 

Esta entrega, que ha sido confirmada por el presidente, Daniel Noboa, ha levantado críticas en varios sectores. Pero, antes de pasar al contrato que está en juego, es importante conocer por qué es tan relevante este campo para el país y cuál ha sido su historia en la dinámica petrolera de Ecuador. 

Por más de medio siglo, el Campo Sacha ha sido una pieza clave en la economía ecuatoriana. Ubicado en Orellana, en el corazón de la Amazonía, el campo no sólo está rodeado de verde, sino también de territorios ancestrales Kichwa y Waorani. 

Aquí el detalle de su ubicación: 

Cuando se descubrió el Campo Sacha, Ecuador aún no era un país petrolero. La economía dependía del banano y la agricultura, y la explotación de hidrocarburos apenas comenzaba a despegar. Pero todo cambió en 1972, cuando el gobierno militar de Guillermo Rodríguez Lara inauguró la era petrolera, con la perforación del primer pozo en Sacha y la construcción del oleoducto transecuatoriano. 

En ese entonces, ya se sabía tras las primeras exploraciones, que la calidad del crudo de este campo era considerablemente alta. Según Fernando Jácome, experto petrolero, esta mantiene un grado API de 25-26, que en otras palabras significa que es más ligero y más valorado a escala internacional. 

A pesar de su importancia estratégica, Sacha no ha sido inmune a las crisis. Desde los años 90 ha pasado por manos privadas y estatales en un ir y venir de acuerdos. El Campo fue operado, desde sus inicios, por Petroamazonas y en el Gobierno de Rafael Correa fue entregado al consorcio Río Napo. Sin embargo, la falta de capacidades en al operación complicó la extracción y redujo la producción, lo que hizo que vuelva nuevamente a control Estatal, de la mano de Petroecuador. Es en esta instancia que se ha mantenido hasta ahora.

¿Por qué es importante? 

La relevancia de Sacha dentro de la estructura petrolera ecuatoriana viene de varios frentes. Primero, su alta producción lo convierte en el campo más importante del país. Actualmente, con 77.514 barriles diarios, representa casi el 16% de la producción nacional, una cifra que lo mantiene como el principal motor del sector petrolero ecuatoriano.

En comparación, se puede analizar otros campos, que producen menos que Sacha: 

  • Campo Shushufindi: Ubicado en Sucumbíos, es otro de los gigantes petroleros del país. Su producción ha oscilado entre 60.000 y 65.000 barriles diarios, lo que lo posiciona como el segundo campo más importante.
  • Bloque 43-ITT (Ishpingo-Tambococha-Tiputini): En la zona del Yasuní, este bloque ha sido uno de los más recientes en entrar en operación y produce 57.000 barriles diarios, con reservas aún en exploración. Su futuro, sin embargo, es limitado, ya que un referéndum en 2023 ordenó su cierre progresivo.
  • Campo Auca: Es uno de los más antiguos y aún mantiene una producción cercana a 50.000 barriles diarios.

Asimismo, si se mira hacia atrás, Sacha ha acumulado una explotación de crudo que ronda los 1.100 millones de barriles desde 1972. Su pico de producción, de hecho, fue alcanzado en noviembre de ese año, cuando Sacha reportó una exploración histórica de 117.591 barriles diarios. 

Además, su crudo, como se dijo antes, es de calidad superior al que da el resto de campos. Y es fundamental para el funcionamiento de las refinerías locales. Se estima que el 32% del crudo procesado en las refinerías de Esmeraldas y La Libertad proviene de Sacha, lo que lo convierte en un eje estratégico para la producción nacional de combustibles.

Otro factor clave es su potencial de reservas. Se estima que el campo sólo ha utilizado el 21% de su potencial total, que se estima en alrededor de 5.200 millones de barriles de petróleo que se encuentran en el subsuelo. Sin embargo, al tratarse de un campo maduro con más de 50 años de explotación, su producción ha comenzado a mostrar señales de declive. 

Pero la importancia de Sacha no sólo se mide en cifras. Su ubicación en Orellana, en pleno corazón amazónico, ha generado una serie de impactos sociales y ambientales que no pueden ser ignorados. Comunidades Kichwa y Waorani han convivido con la industria petrolera durante décadas, enfrentando los efectos de la contaminación y la expansión de la frontera extractiva. En este sentido, la entrega del campo a Sinopetrol también plantea interrogantes sobre el manejo a futuro de los impactos de la extracción petrolera. 

Sinopetrol y la nueva era de Sacha

Así, podemos avanzar a analizar que la reciente adjudicación a Sinopetrol responde a una estrategia del Gobierno de Noboa para atraer inversión extranjera al sector petrolero. El consorcio que se hará cargo de Sacha está conformado por Amodaimi Oil Company S.L., una subsidiaria de la gigante china Sinopec, y Petrolia Ecuador, filial de la canadiense New Stratus Energy. Juntas, estas empresas prometen invertir 1.750 millones de dólares en la operación del campo con el objetivo de optimizar su producción.

El contrato establece que el Estado ecuatoriano recibirá entre el 12,5% y el 20% de la producción de Sacha, dependiendo de las condiciones del mercado, mientras que el consorcio retendrá entre el 80% y el 87,5%. Esta fórmula ha generado críticas, ya que algunos sectores cuestionan si Ecuador está cediendo demasiado de su recurso estratégico.

Además, la concesión de Sacha no pasó por una licitación pública, sino que fue adjudicada directamente a Sinopetrol, tras negociaciones que empezaron el año pasado. Desde el Gobierno, la justificación ha sido clara: Petroecuador no tiene los recursos necesarios para realizar las inversiones requeridas, y sin una inyección de capital privado, la producción del campo comenzaría a reducirse cada vez más.

Pero el traspaso de Sacha a manos extranjeras también tiene implicaciones para el resto de la industria petrolera ecuatoriana. Las refinerías de Esmeraldas y La Libertad, por ejemplo, dependen en un 32% del crudo que se extrae de este campo. Con la nueva administración, existe incertidumbre sobre si se mantendrá el suministro a estas plantas o si Sinopetrol priorizará la exportación a otros mercados más rentables, según aclara Jácome. “Y en ese caso Ecuador tendría que comprar crudo para las refinerías a precio internacional, algo que puede complicar y aumentar los costos de producción”. 

Mientras todo avanza, el Presidente se pronunció a través de una carta en la que asegura que las negociaciones para la entrega de Sacha se mantienen. Como parte del contrato, Sinopetrol deberá entregar una prima de $1.500 millones para continuar con la entrega; acto al que Noboa ya puso un plazo límite. 

“La negociación para la exploración del campo Sacha se mantiene ya que las condiciones que conseguimos están a la altura de lo que ustedes se merecen: 1500 millones de dólares como prima, destinados a su seguridad, a su bolsillo, a su salud, a su bienestar. Son 1500 millones para inversión social: la Policía, Fuerzas Armadas, créditos, bonos, y medicina. Son 1500 millones para ti, para tu familia, para esa casa que perdiste, para la medicina que mereces. Como política pública, el 70% de la renta petrolera debe invertirse en el país. (…) Si hasta el 11 de marzo, 21:00 no se ha desembolsado la prima, no firmaremos el contrato. El motivo es simple: si no responden con la urgencia que el pueblo ecuatoriano merece, analizaremos otras opciones”, dijo el Presidente. 

De firmarse, el contrato entre el Gobierno y el consorcio Sinopetrol tendrá una duración de 20 años; en los que este tendrá el control de la operación del campo.

Este modelo ha sido criticado por algunos sectores que consideran que Ecuador está cediendo demasiado de su principal activo petrolero a empresas extranjeras. Asimismo, especialistas como Jácome advierten que, si bien la inversión privada es necesaria para mejorar la infraestructura y optimizar la producción, el porcentaje de participación del Estado en la extracción de Sacha es menor en comparación con otros contratos de explotación en la región.

Comunidades al margen 

Mientras el Gobierno y las empresas negocian los términos de la explotación de Sacha, las comunidades indígenas cercanas han quedado al margen de la discusión. En la zona habitan principalmente pueblos Kichwa y Waorani, que han convivido con la industria petrolera durante décadas.

“No hemos tenido ningún voto en la decisión del Gobierno, aunque los territorios son nuestros. Esperamos que no se vean afectados más nuestros territorios, porque si no, nos pararemos firmes contra estas acciones”, dice German Awá, dirigente waorani. 

A lo largo de la vida de Sacha, habitantes de la región han denunciado derrames de crudo, deforestación y afectaciones a los ríos y fuentes de agua. Se estima que en Sacha hay más de 1.200 puntos de contaminación identificados. Aunque existen planes de remediación, la falta de inversión y la burocracia han retrasado su ejecución. La esperanza de Awá es que sea la empresa que llegue o que quede, se dé más atención a la remediación ambiental de sus territorios. 

Además, el campo enfrenta otro problema ambiental: la quema de gas asociado. Cada día, 20 millones de pies cúbicos de gas son incinerados en los mecheros de Sacha, lo que contribuye a la contaminación del espacio.

Un futuro incierto

El Campo Sacha ha sido, durante más de 50 años, el corazón petrolero de Ecuador. Su historia está marcada por grandes momentos de bonanza y también por controversias. Ahora, con su traspaso a Sinopetrol, inicia un nuevo capítulo en el que el país apuesta por el capital extranjero para mantener su producción.

Las preguntas aún son muchas. ¿Logrará Sinopetrol aumentar la producción sin comprometer el abastecimiento local? ¿Será esta concesión una estrategia efectiva para fortalecer el sector petrolero o solo un paliativo temporal? ¿Y qué pasará con las comunidades que han vivido por décadas bajo la sombra de los mecheros de Sacha?

Por ahora, el crudo sigue fluyendo, la Amazonía sigue cambiando y Sacha, el campo más importante del país, sigue siendo explotado. Pero, quizá en adelante, por manos de otros.

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Pablo Terán
Pablo Terán
Webmaster en Ecuador Chequea. Profesional en Comunicación Social, experiencia-26 años. He trabajado en diferentes medios de comunicación, entre ellos Diario La Hora, por 18 años. Fui Editor de Sociedad, Quito e Interculturalidad. Tengo, además, una maestría en Psicología Holística.

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