El encargo del eje social, que le ha hecho el presidente Noboa es bien visto por analistas, pero el decreto no deja claras las directrices prácticas y los mecanismos para la ejecución. Ese es el gran siguiente paso. Al parecer, atrás quedaron las pugnas entre presidente y vicepresidenta.
POR: Juan Camilo Escobar
En un breve acto protocolario, María José Pinto asumió hoy el despacho de la Vicepresidencia de la República. La ceremonia incluyó honores a cargo de los Granaderos de Tarqui, quienes formaron la tradicional doble fila de honor, con alfombra roja incluida.
El protocolo estuvo encabezado por el coronel de Estado Mayor Sammer Pulles, subjefe de la Casa Militar Presidencial. Luego, un representante del personal administrativo de la Vicepresidencia ofreció un mensaje de bienvenida y respaldo institucional a la nueva funcionaria.
En su primera intervención pública desde que asumió el cargo, Pinto agradeció la confianza del presidente, Daniel Noboa, a quien atribuyó no sólo la decisión formal, sino también el respaldo político para coordinar la agenda social del Gobierno, uno de los frentes clave del Ejecutivo.
“Estoy optimista y feliz con este Decreto”, señaló. “Este trabajo lo construimos en territorio y ahora nos toca estar cerca de la gente, escucharla, abrir el corazón y trabajar con el equipo completo todos los días”.
Pinto se refería así al Decreto Ejecutivo 03, con el que el presidente Noboa le delegó la coordinación de la política social de su administración, para el período 2025-2029.
El Decreto asigna a Pinto la responsabilidad de liderar políticas públicas en áreas consideradas prioritarias, como la salud mental, la educación intercultural bilingüe, la prevención del embarazo adolescente, la atención a la primera infancia y la lucha contra la desnutrición crónica infantil.
Pinto tendrá a su cargo la articulación de cinco instituciones: los ministerios de Salud, Inclusión y Educación; la Secretaría Técnica Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil y la Secretaría de Gestión y Desarrollo de Pueblos y Nacionalidades.
Asimismo, el documento instruye a la Secretaría Nacional de Planificación, al Ministerio de Economía y Finanzas y al Ministerio del Trabajo a diseñar y ejecutar, en un plazo máximo de 30 días, la estructura orgánica necesaria para que la Vicepresidencia pueda asumir estas nuevas competencias con operatividad y autonomía.
La medida, más allá de su alcance administrativo, encierra un claro mensaje político: Noboa apuesta por una Vicepresidencia activa, con peso estratégico dentro del gabinete en el ámbito social (como ocurrió con otros vicepresidentes, entre ellos Alfredo Palacio, Otto Sonnenholzner y Alejandro Serrano), en contraste con el papel marginal que desempeñó Verónica Abad en su primer mandato, cuando fue apartada de la administración central y enviada como embajadora a Israel, tras una temprana y pública ruptura con Noboa, incluso desde la campaña electoral.
Sin embargo, Pinto recibió estas funciones recién en el tercer decreto ejecutivo, un cambio de ritmo respecto a la práctica común en gobiernos anteriores, donde tales atribuciones se otorgaban en el segundo decreto. En el segundo, Noboa confirmó a Stalin Santiago Andino González como Secretario General Jurídico de la Presidencia de la República y en el cuarto confirmó a Cynthia Gellibert como secretaria general de la Administración Pública y del Gabinete de la Presidencia. Gellibert, fue designada vicepresidenta encargada, en marzo, tras la suspensión de derechos políticos por dos años de Verónica Abad, decidida por el Tribunal Contencioso Electoral.
Antes de ingresar a su despacho, Pinto reivindicó una visión de trabajo cercano a la ciudadanía, con un discurso con breves referencias espirituales y emotivas. Así, mencionó su intención de iniciar cada jornada con una invocación a San Miguel Arcángel, como símbolo de protección y guía, y reiteró su compromiso con las poblaciones que más lo necesitan:
“La gente nos necesita cerca. Necesitamos abrir nuestros oídos, necesitamos abrir nuestro corazón, sobre todo para estar cerca de la gente que es la que más nos necesita, y por ellos estamos aquí. No puedo dejar de estar muy agradecida con el presidente Noboa por confiar en mí y en mi trabajo. Este es un trabajo por el Ecuador”, concluyó.
CRITERIOS
Sin embargo, tres especialistas consultados por Ecuador Chequea advierten que el principal reto de la Vicepresidencia, en el segundo mandato de Noboa, será lograr una coordinación efectiva entre las instituciones públicas y las organizaciones sociales, a fin de garantizar que la atención llegue de manera oportuna y eficiente, sobre todo a poblaciones en situación de vulnerabilidad.
Manuel Martínez, coordinador del Pacto por la Niñez —que agrupa a 25 organizaciones— comentó que en la delegación de lo social a la vicepresidenta “no se aprecia una visión articulada sobre el conjunto de derechos de los niños. Sólo se consideran algunos temas, lo que genera desarticulación y rompe con la protección integral que requieren los niños. Todo está disperso”.
Añadió que existen marcos legales e institucionales, como el Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia y la Ley de Primera Infancia, que deben respetarse: “El Decreto debería ser más claro al respecto, ya que las funciones asignadas podrían entrar en conflicto con disposiciones legales”.
Martínez también cuestionó la falta de claridad sobre la inversión social contemplada en el Decreto y señaló la necesidad de garantizar mecanismos efectivos de participación ciudadana.
Patricia Calero, consultora en derechos humanos e integrante de la Alianza por la Niñez y Adolescencia, coincidió en que uno de los principales problemas en el ámbito social es “la falta de articulación, que impide que los servicios lleguen a tiempo o a todas las personas que los necesitan”.
“El principal desafío en esta área es fortalecer los servicios de atención para prevenir la violencia y reducir la delincuencia que afecta a niños, niñas y adolescentes”, expresó Calero. Añadió que este fortalecimiento requiere identificar las necesidades específicas de cada región del país y cumplir con las recomendaciones del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, que apuntan a implementar políticas que fortalezcan a las familias y fomenten el desarrollo de habilidades de cuidado y autonomía económica.
“Hay un gran problema: los servicios sociales no existen. Si uno va a los territorios, encuentra oficinas técnicas de los ministerios, pero los servicios como tal, los que deberían llegar a los hogares, no lo hacen”, denunció Calero. En ese sentido, recomendó retomar los servicios que ofrecía el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia (Innfa), eliminados durante el gobierno de Rafael Correa.
Verónica Yépez, investigadora universitaria especializada en educación, afirmó que una mejor coordinación entre instituciones es fundamental para impulsar el desarrollo social.
“Si se designa a una vicepresidenta para liderar un frente común en temas sociales, debemos respaldarla. Pero se necesita impulso: hace falta una coordinación efectiva. Las cosas no se dejan de hacer por mala voluntad, sino porque muchas veces no se sabe lo que está ocurriendo alrededor”, dijo Yépez. “Con una visión integral, es posible alinear los esfuerzos de cada sector. No se trata de duplicar tareas, sino de complementarlas”.
La académica señaló que esta articulación es particularmente necesaria en el sistema de educación pública: “no hay una conexión clara entre lo que sucede en la escuela, el colegio y la universidad. Para lograr esa articulación, es esencial comprender las necesidades específicas de las comunidades locales”.
REALIDADES
Mientras Pinto asumía su despacho en la Vicepresidencia, en la parte posterior del Palacio de Carondelet, en la Plaza Grande, decenas de empleados de los centros infantiles del Ministerio de Inclusión y los coordinadores de la Red de cooperantes de proyectos sociales realizaban una manifestación pacífica que respondía al retraso en los pagos a cuidadores de niños y proveedores, especialmente en el área de nutrición infantil.
No sólo fue la primera protesta pública del segundo mandato del presidente Noboa, sino que también giró en torno a un tema que la vicepresidenta ha señalado como prioritario: la lucha contra la desnutrición infantil.
Pinto no es nueva en esta área. Durante la campaña electoral destacó su labor al frente de la Secretaría Ecuador Crece Sin Desnutrición Infantil, una entidad creada en el anterior gobierno para enfrentar de manera integral los indicadores de malnutrición.
Sandra García, educadora de un centro infantil dijo: “El MIES no nos da una respuesta concreta a los pagos adeudados desde fines del año anterior, nos tiene esperando, nos dice que tenemos que, a partir de iniciado el trámite en marzo, debemos esperar 90 días para recién recibir el pago de diciembre. Necesitamos que alguien se haga cargo de esto, sea Finanzas, del MIES o un delegado del Gobierno”.
“Y el servicio de catering, que es la gente que provee el servicio de alimentación a los niños. Entonces, si siguen impagos y se llega a suspender el servicio, se va a vulnerar un derecho básico de nuestros niños”, comentó.
Patricia Pazmiño, trabajadora de uno de los programas sociales del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), denunció el retraso en el pago de salarios al personal técnico.
“Llevamos cinco meses sin recibir remuneraciones. El personal que trabaja en programas como erradicación del trabajo infantil, casas de acogida y atención a personas con discapacidad no puede seguir así. No se puede vivir sin ingresos”, dijo.
Verónica, quien pidió mantener en reserva su apellido, es proveedora del servicio de alimentación para varios centros infantiles del MIES. Afirmó que la situación afecta directamente la calidad de los servicios.
“El MIES nos exige cumplir con porciones, gramos, frutas, proteínas. Pero ¿cómo hacerlo si estamos cinco meses impagos? Nosotros cumplimos, pero el Gobierno también debe hacerlo”, afirmó. “Esto es esencial para la nutrición de los niños más vulnerables. Esto no puede sostenerse si además no se paga a las educadoras, que realizan una labor fundamental para los niños”.
INCÓMODA CON EL PESO SIMBÓLICO
A pocas horas de asumir el cargo, Pinto ofreció una declaración que combinó franqueza y cercanía, al reconocer que todavía no se siente del todo cómoda con el peso simbólico del segundo cargo en la línea de mando del poder político ecuatoriano.
“Nunca me voy a acostumbrar, ni siquiera al ‘señora’. Cuando a una le dicen ‘señora’, yo no me siento señora todavía. No me acostumbro. Pero bueno, ahí vamos: con fuerza, con alegría, con determinación”, afirmó Pinto, en una de sus primeras intervenciones públicas.
La declaración, pronunciada en tono distendido, marca un contraste con el estilo formal que tradicionalmente rodea a las altas autoridades del Ejecutivo. Pinto ha buscado proyectar una imagen cercana y espontánea, en línea con el perfil que construyó desde el sector privado.
Consultada sobre su incursión en la política, explicó que el tránsito desde su experiencia empresarial estuvo motivado por una etapa de reflexión personal tras la pandemia. Fue en ese contexto que, según relató, asistió a una sesión de coaching que resultó determinante.
“La coach me preguntó qué quería, y le dije: ‘Te vas a reír, pero yo quiero estar en un libro de historia’”, recordó. “Entonces ella me respondió: ‘Ok, entonces trabajemos para eso’”.
“En ese libro quiero que se lea que mi prioridad fueron los niños, las mujeres y el sector indígena. He trabajado muchos años con el sector indígena”, comentó.
A partir de ese momento, Pinto afirma que comenzó a tomar decisiones con un propósito más definido: “Y fuimos trabajando. Y claro, cuando uno sabe lo que quiere, va tomando decisiones en la vida que lo van acompañando hacia allá”.
Añadió que no conocía personalmente al Presidente, pero que se involucró en la segunda vuelta de las elecciones anteriores y, posteriormente, fue invitada a integrar el gabinete: “Y aquí estoy”.
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