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Pese al feriado, Quito intenta mantener la ‘normalidad’
abril 18, 2024

La crisis energética por la que atraviesa el país ha obligado al Gobierno a tomar nuevas medidas para superarla. En medio de ella, la ciudadanía se siente afectada y busca continuar con sus actividades.

El bus llega mucho más tarde de lo habitual a Chillogallo, un barrio ubicado al sur de Quito. En el sector, generalmente, los buses pasan cada diez minutos y hoy lo hicieron después de veinticinco minutos. Esto, en medio de la suspensión de la jornada laboral para el sector público y privado, tras la crisis eléctrica. 

Un fuerte sol cubre la calzada y el bus que pasa por Chillogallo va lleno, la mayoría de sus usuarios son mujeres, usan sombrero, gorras y algunas usan gafas.   

Hoy no es un día común, Ecuador atraviesa una nueva crisis, esta vez energética. En el transporte público, muchas madres se dirigen a diferentes lugares con sus hijos, pues tras el decreto presidencial también las clases quedaron suspendidas. 

En uno de los asientos del bus se encuentra una señora con su hija, a quien le dice que van a pagar los servicios básicos, en el centro comercial Quicentro Sur. La niña pregunta si en ese centro comercial hay luz, porque quiere ver videos en YouTube. La madre le contesta que sí, pero que no se pueden demorar mucho porque el “tiempo es oro” y tienen que aprovecharlo para regresar al almuerzo. 


Las personas salen a realizar sus actividades, pese a la declaratoria de la suspensión de jornada laboral. (Foto: Karen Mantilla U) 

Este jueves no hay tráfico, generalmente, en Chillogallo el bus  que conecta con la estación Morán Valverde del trole, toma 25 minutos, pero esta vez le tomó 15 minutos. 

En la avenida Mariscal Sucre no hay mucha gente, los vehículos particulares son escasos, pero el comercio informal está muy presente. Alrededor de cinco vendedores ambulantes ofrecen paños húmedos, limpiones para las cocinas y dulces. En la calle se observa a tres betuneros y unos ocho albañiles, parados en busca de que alguien compre sus productos o requiera sus servicios. En sus rostros se nota cansancio y desesperación.

Llegamos a la estación del Trole Morán Valverde hay unas treinta personas esperando el transporte, la mayoría de usuarios son adultos que llevan sus mochilas y carteras. Este transporte también se demoró en llegar, hay adultos mayores, preguntan al guardia si vendrá pronto, pues tienen cosas que hacer. Los guardias responden que en cinco minutos llega, que el Trole está saliendo de la estación Quitumbe. Entre las personas se encuentra, María Mendoza de 77 años, ella tiene un canasto y dice que va al mercado Mayorista a hacer las compras, dice que vive en el barrio Huarcay, al sur de Quito. Dice que así se vaya la luz, las cosas se tienen que hacer. 

“El Presidente puede decir que no salgamos a trabajar o hacer nuestras cosas, pero no se puede. Tenemos que seguir haciendo lo que hacemos a diario. Ahorita voy a comprar las verduras para mi casa, ¿qué hago encerrada en la casa a oscuras? No entra la luz, por eso, ahorita aparte de las legumbres voy a comprar velas, porque no se sabe hasta cuando van a durar los cortes”, cuenta Mendoza, mientras espera el trole. 


María Mendoza mientras espera el trole. 

Son casi las diez de la mañana y los troles van llenos, Ana Valdiviezo va con sus dos hijas, la mayor tiene doce años y la más pequeña siete. Ella trabaja en el centro de Quito, en un local donde se pintan las uñas, pero sus hijas no tuvieron que ir a sus escuelas, tuvo que llevarles. En el lugar, le pagan dependiendo de cuántos clientes atiende. Generalmente dice que gana de $15 a $20 dólares diarios. 

“Tuve que traerles a mis hijas porque no tenía con quien dejarlas, hablé con mi jefa y ella entendió, pero es un gasto extra porque tengo que comprar tres almuerzos, cuando en un día normal solo compro uno. Para los que dependemos del día a día, no podemos darnos el lujo de faltar”, asegura Valdiviezo. 


Troles llenos de usuarios. Foto: Karen Mantilla U.  

En la estación del Recreo se evidencia las largas filas siguen estando presentes. Las personas están esperando a los alimentadores que llegan a la estación de  El Labrador , al norte de Quito.  El movimiento es ‘normal’, en la estación están los vendedores y los guardias. Lo único nuevo es que los niños acompañan a sus padres. 


Vendedores ambulantes han salido a trabajar, pese a la crisis. 

Llegamos al centro de Quito hay policías, la gente camina, los locales comerciales están abiertos. El día parece tan ‘normal’, en algunas paradas hay personal de la empresa eléctrica arreglando los cables. En otras, hay personal de Emaseo limpiando las angostas calles del sector.  

Desde la estación La Marín, se ve la congestión, al trole le tomó 20 minutos cruzar a la siguiente parada. El tráfico está presente, pues en el sector se está adoquinando, lo que permite que los autos no avancen. Al observar desde la ventana, hay mucho comercio informal y las personas que pasan por el sector les hacen ‘el gasto’. 


El comercio informal se hace presente en la capital. Foto: Karen Mantilla U. 

Al llegar al norte de la ciudad, los semáforos no funcionan, el tráfico cada vez se hace más pesado. En la avenida Naciones Unidas no hay tantas personas, pero hay ruido, los autos pitan y el sol se hace más fuerte. En una esquina, un betunero asegura que hoy no ha tenido tantos clientes y que al día gana $8 dólares, pero hoy “no ha hecho nada”. También vende fundas de caramelos y dice que ha vendido solo dos y tiene 50 centavos, espera en la tarde vender algo más. 

“Aquí en el norte, creo que no han venido los oficinistas, porque no ha venido nadie. Claro que nos afecta esto de los cortes, más a los que no tenemos un salario mensual. La situación es complicada, porque tengo que llevar la comida a mis dos hijos y mi esposa que está enferma”, cuenta mientras dobla el periódico. 

Al llegar al Registro Civil, el movimiento se empieza a notar, todos los locales de copias están atendiendo normalmente. Varias personas ingresan y salen de la institución. La mayoría acude a sacar sus cédulas y otras van en busca de pasaportes. Otros preguntan si atenderán este fin de semana. Este domingo, los ecuatorianos acudirán a las urnas, por lo que algunos se apresuran a obtener sus cédulas para ir a votar. La agencia ha atendido con normalidad y también lo hará este fin de semana. 


Exteriores del Registro Civil. 

En este sector, los centros comerciales abrieron sus puertas, los restaurantes y cafetería lucen llenos. Algunos ciudadanos tienen sus computadoras en estas mesas y están en reuniones, mientras toman un café. Frente a los apagones algunos ecuatorianos han decidido ir a trabajar en los centros comerciales, pues estos tienen plantas energéticas.   

En la avenida Amazonas, los buses y el tráfico es igual a un día común, a diferencia de otros días, no hay tanto ruido, pues en este sector los edificios y Ministerios están cerca, pero algunos decidieron no ir a las oficinas. En el  parque la Carolina, los niños están con sus mascotas.

Mañana también rige la suspensión de la jornada laboral y los cortes de luz en Quito se mantendrán por 8 horas. 

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