La de este domingo fue la tercera derrota presidencial consecutiva para la Revolución Ciudadana y cada vez la ventaja que le sacan sus oponentes es mayor. El fantasma de la persecución y la pérdida de libertades en el Gobierno de Rafael Correa sigue intacto en el electorado.
POR: Hugo Constante
Los resultados electorales están dados y Daniel Noboa (ADN) seguirá gobernando al país durante los próximos cuatros años. Escrutado el 97,40% de las actas válidas, la ventaja que le saca a su contendora, la excandidata correísta Luisa González, es de 11,3%, lo que constituye una tendencia numérica irreversible, según lo manifestaron las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Aunque González dijo que no acepta los resultados y anticipó que pedirá el reconteo de votos, autoridades seccionales de su propio movimiento como Pabel Muñoz, Aquiles Álvarez, alcaldes de Quito y Guayaquil, respectivamente; así como los prefectos de Pichincha, Paola Pabón; de Guayas, Marcela Aguiñaga; y de Manabí, Orlando Orlando, aceptaron la victoria de Noboa.
Ya son tres elecciones consecutivas las que el correísmo pierde la Presidencia de la República, pero esta vez la diferencia con la que es derrotada esa organización política en segunda vuelta, ha sido mayor. En el 2021 se enfrentaron Andrés Arauz, por el correísmo, con Guillermo Lasso, de CREO, quien ganó la Primera Magistratura con una diferencia de votos del 4,72%.
En el 2023, en las elecciones anticipadas, se enfrentaron Luisa González, del correísmo, y Daniel Noboa, de ADN. En esa elección la diferencia de votos fue del 3,66% a favor de Noboa. Hoy la diferencia entre candidatos es de 11,3%.
Otro porcentaje que llama la atención en esta elección es que el correísmo, al parecer, llegó a su tope electoral: en la primera vuelta de este 2025, González logró el 44% de la votación, mientras que ayer fue el 44,35%.
El panorama postelectoral
Desde que asumió el mandato, en noviembre de 2023, Noboa ha sido calificado desde varios sectores como un presidente autoritario, que actúa al filo de la Constitución y de la normativa. Sus críticos dicen que las ha violentado o interpretado a su conveniencia.
Además, no ha acatado pronunciamientos de la Corte Constitucional con relación a los estados de excepción; el mantenerse como candidato presidente sin haber pedido licencia para realizar campaña electoral; o su conflicto político-personal con su vicepresidenta, Verónica Abad.
Entonces ¿por qué la mayoría de la población prefirió a Noboa antes que a González? José Villavicencio, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), y Anabelle Guerrero, activista por los derechos humanos, son dos dirigentes que vivieron en “carne propia” lo que significó el correísmo como Gobierno y lo que es Noboa en el ejercicio del poder.
Para los dirigentes, el voto logrado por Noboa el domingo, no fue tanto por su gestión, como la expresión de un pueblo que no quiere regresar a vivir a la persecución a dirigentes sociales, la violación a los derechos humanos, la pérdida de libertades, el acallar a la oposición, que fue la carecterística del entonces presidente Rafael Correa, hoy sentenciado por corrupción y prófugo de la justicia. Esa tónica, creen, podía hacerse reproducido en un eventual Gobierno de Luisa González, ya que la candidata nunca se desmarcó de la figura del exmandatario. “La candidata González nunca dijo que iban a rectificar en lo que fallaron, nunca hizo una autocrítica de lo que estuvo mal en ese Gobierno, por ejemplo en temas de corrupción”, dijo Guerrero. Agregó que la militancia correísta, luego de tres derrotas electorales, queda golpeada, con pocas posibilidades de volver al poder, pero que en esta “debacle” tiene mucho que ver la figura permanente de Correa, que ha intervenido en los temas políticos del movimiento, causándole más daño que bien.
Por su parte, Villavicencio considera que una gran parte de la ciudadanía no quiere el retorno del correísmo, ya que fue “nefasto” para los derechos laborales, para la seguridad social, para el sindicalismo, para los jóvenes que se vieron limitados en su acceso a la universidad pública.
A esta reflexión se suma el analista político Alfredo Espinosa, para quién el correísmo viene replegándose desde el 2021, ya que no es visto como una alternativa democrática, pese a los exabruptos de Noboa. Para Espinosa, hay una población que tiene temor de regresar al correísmo ya que tiene en la “retina” la versión más autoritaria de Rafael Correa. “Noboa gana por la presencia del voto oculto vergonzante; es decir, gente que decidió votar por él ya que el correísmo representa un mayor peligro, o gente que le daba vergüenza decir que iba a votar por Noboa, por sus desaciertos, excesos y brotes autoritarios, y manifestaba que votaría nulo”, dijo Espinosa.
Errores generales
Tanto Guerrero como Espinosa y el experto en seguridad, Ernesto Pazmiño, aseguran que el correísmo, sus dirigentes, sus actuales y futuros asambleístas cometieron un cúmulo de errores internos que terminaron por afectar la candidatura de González. “Luisa González pierde por boca de su propio partido. Por las palabras de Correa, de (Ricardo) Patiño y de la propia Luisa”, dijo Espinosa. Se refiere a que se “autoboicotearon” al hablar de una posible desdolarización a favor de los ‘ecuadólares’; o hablar de los ‘gestores de paz’, o el caso ‘Ligados’, que sacó una serie de chats del consejero correísta del Consejo de Participación Ciudadana Augusto Verduga, que dan cuenta de la existencia de una estructura para-estatal que buscaba cooptar las instituciones para satisfacer “esa angustia de poder que tiene la Revolución Ciudadana”, dijo Espinosa.
Pazmiño considera que los chats del caso ‘Ligados’ reforzaron la narrativa del retorno al autoritarismo correísta, que terminaron por alejar a los votantes moderados que buscan un Gobierno de reconciliación, no de revancha. Sin embargo, considera que el factor decisivo que minó la intención de voto a favor de González, fue su propuesta de los ‘gestores de paz’, que fueron asociadas con las guardias urbanas de Venezuela, Cuba o Nicaragua, y que terminaron por generar un rechazo inmediato.
Guerrero asegura que esta victoria no debe ser tomada por Noboa como un “cheque en blanco”. La activista y vicepresidenta del Colegio del Abogados de Pichincha, indica que la población ahora sí le va a exigir resultados y cambios, ya que tendrá un mandato de cuatro años, completo y no podrá excusarse en que tuvo una gestión de apenas año y medio. Y en ese ejercicio deberá tender puentes para sacar adelante una democracia que, al momento, está debilitada. Y esos llamados a la conciliación nacional, a la gobernabilidad democrática deberán incluir al correísmo, que tampoco será tan fácil por la polarización que dejó la elección presidencial.
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