Una propuesta de gravar con un 3,5% las remesas enviadas desde Estados Unidos amenaza con agravar la situación económica de miles de familias ecuatorianas que dependen de ese dinero para sobrevivir. Economistas advierten que la medida podría incentivar el uso de vías no reguladas para el envío de fondos. Un especialista en migración estima que, pese al posible golpe financiero, los envíos no se detendrán.
POR: Juan Camilo Escobar
Los economistas Jorge Calderón y Hugo Albán, y William Murillo, abogado y portavoz de la organización 1-800 Migrante, advirtieron que la posible aprobación de un impuesto del 3,5% a las remesas por parte del Congreso de Estados Unidos no frenará el envío de dinero de los migrantes ecuatorianos, pero sí podría empujarlos hacia vías no reguladas.
Los expertos recordaron que esos recursos son un salvavidas económico para miles de familias en Ecuador y que, en 2024, representaron el 5,3% del Producto Interno Bruto del país.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó el 22 de mayo el proyecto de ley presupuestario promovido por el presidente, Donald Trump, que contempla un impuesto del 3,5% sobre las remesas enviadas al extranjero. La tasa aprobada es inferior al 5% planteado inicialmente en la propuesta original de la Casa Blanca.
Una eventual aprobación del impuesto del 3,5% a las remesas desde Estados Unidos podría generar una pérdida estimada de 229 millones de dólares para la economía ecuatoriana, advirtieron los tres expertos consultados.
El cálculo se basa en los 6.539 millones de dólares que los migrantes ecuatorianos enviaron al país en 2024. De haberse aplicado el tributo ese año, ese habría sido el monto retenido en origen, con efectos directos sobre el ingreso disponible de miles de hogares y el flujo de divisas hacia Ecuador.
“Puede ser incluso mayor la pérdida por giros legales debido a la tasa impositiva del 3,5% al momento de realizar el envío, pero mucha gente optará por hacer esos envíos a través de familiares, con cantidades mucho mayores que las que enviarían mediante giros formales”, dijo Calderón.
“Ecuador no paga nada por recibir remesas, porque son los migrantes quienes asumen el costo. Ellos y sus familias son los afectados directos. Las remesadoras, los bancos, e incluso el Estado, son los que menos impacto sentirán. No reaccionan si las remesas suben o bajan: si aumentan, no dicen gracias; si disminuyen, tampoco”, afirmó Murillo. “Este es un tema estrictamente personal que, sin embargo, tendrá un impacto macroeconómico de aproximadamente 229 millones de dólares que dejarán de circular en el país”, agregó.
“No se sabría cuántas remesas ingresarían al país de manera informal, pero esto causaría un impacto en la economía local de Ecuador, en especial en las comunidades que dependen en gran medida de estos ingresos en Cañar, Azuay, gran parte de Loja y Chimborazo, donde han tenido que migrar por la falta de empleo. Por ello, algunas organizaciones internacionales ya están monitoreando alternativas para mitigar los efectos en las comunidades que podrían perder parte o la totalidad de las transferencias desde Estados Unidos”, comentó Albán.
En este mismo sentido, el autor del libro ‘La inmigración como proceso en Italia’, Édgar Galiano, recordó que no sólo los migrantes ecuatorianos sino en otros países de Europa, Canadá y Estados Unidos, envían el equivalente del 30% de remesas formales a través de sus familiares, lo cual representaría el año anterior al menos 1.950 millones de dólares.
“El envío formal de las remesas debería considerarse como un pasado bancario toda vez que al regresar a Ecuador el migrante no tiene ningún respaldo ni garantía para obtener créditos para iniciar sus emprendimientos o proyectos productivos”, señaló.
CANALES INFORMALES
Las tres fuentes consultadas también advirtieron que establecer un impuesto sobre las remesas formales podría empujar a muchos migrantes a recurrir a canales informales, menos seguros y sin supervisión.
“Van a empezar a proliferar los temas de remesas fantasmas, utilizando criptomonedas. Esto es un hecho para evitar la tasa. Entonces, si alguien tiene una cuenta cripto podrá pagar un porcentaje menor. Y entonces, empieza otro negocio ilegal, porque así es la viveza criolla”, dijo Murillo.
Esta situación no sólo afectaría la estabilidad económica de las familias en Ecuador, sino que también complicaría la capacidad del gobierno estadounidense para monitorear las transferencias de dinero y, de manera paradójica, reduciría los ingresos fiscales que buscaría aumentar con el gravamen, comentaron.
Así, los especialistas señalaron que esta medida se suma a una serie de políticas antiinmigrantes implementadas desde enero pasado por la administración de Donald Trump, que han complicado aún más la vida de las comunidades migrantes.
Para el analista Albán, es necesario que el gobierno de Daniel Noboa elabore una estrategia diplomática para negociar un tratamiento especial para Ecuador, porque “para Estados Unidos es una gota de agua en el mar, pero para Ecuador representa el 5,4% de su PIB”.
Murillo estimó que el Gobierno de Daniel Noboa no respondería con la retribución recíproca de la medida, debido a que “acá se hace lo mismo, con el Impuesto de Salida de Divisas”.
SEGUNDO GOLPE
Murillo dijo que para una gran parte de la población migrante representaría un segundo golpe consecutivo a sus economías, luego de que en enero pasado se restringieran considerablemente las oportunidades de trabajo debido a las medidas antiinmigración del presidente Donald Trump, así como por el encarecimiento general de la economía estadounidense.
“Incluso algunos políticos republicanos alineados con Trump no están de acuerdo porque esta propuesta forma parte de un paquete de reformas fiscales. Esta mezcla de temas genera incertidumbre sobre si este proyecto estrella de Trump será aprobado o no en el Senado, lo cual significaría un triunfo o un fracaso político para él”, agregó Murillo.
Según datos de la organización 1-800 Migrante, las tarifas por el envío de remesas desde Estados Unidos hacia Ecuador varían según el tiempo y la velocidad de la transferencia: entre 2% y 3% para un envío que tarda una semana, y hasta 7% para el servicio exprés.
LAS ESTADÍSTICAS OFICIALES
Ecuador recibió en 2024 un total de 6.539,8 millones de dólares en remesas enviadas por migrantes ecuatorianos en el extranjero, la cifra más alta registrada desde la dolarización del país, en el año 2000. El monto equivale al 5,3% del producto interno bruto (PIB), según reportó el cuatro de abril anterior el Banco Central.
Este volumen representa un incremento interanual del 20,1% respecto a los 5.447,5 millones de dólares registrados en 2023, lo que consolida a las remesas como un pilar fundamental en la economía ecuatoriana y un salvavidas financiero para cientos de miles de hogares.
El 73,5% de las remesas provino de Estados Unidos, con un total de 4.804,1 millones de dólares, un aumento del 23,8% respecto a los 3.880,6 millones enviados desde ese país en 2023. España fue el segundo país emisor, con el 15,6% del total (1.020,8 millones de dólares, +16,4%), seguido de Italia, con el 2,5% (163,2 millones de dólares, -9,8%).
Desde el resto del mundo llegaron 551,8 millones de dólares, lo que equivale al 8,4% del total y representa un crecimiento del 8,3% frente a los 509,4 millones de 2023.
En 2024 se contabilizaron 20,7 millones de operaciones de remesas, un incremento del 19,7% frente a las 17,3 millones del año anterior. El monto promedio por giro fue de 315,60 dólares, reflejando una ligera alza en el valor unitario de los envíos.
En contraste, el flujo de remesas enviadas desde Ecuador hacia el exterior disminuyó un 10,4%, situándose en 628,2 millones de dólares, frente a los 700,9 millones de 2023.
Los principales destinos de este dinero fueron Colombia (296,5 millones de dólares), Perú (124,5 millones) y Argentina (60,9 millones). Estos tres países concentraron en conjunto el 76,7% del total de remesas salientes.
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