El embalse de Mazar, del que dependen tres centrales que producen más del 38% de la electricidad del país, mantiene su nivel casi al máximo, pero el caudal cayó 88% desde julio, según datos oficiales de CELEC.
El embalse de Mazar, una de las infraestructuras más estratégicas del sistema eléctrico del país, aún dependiente en gran medida de las lluvias que alimentan las centrales hidroeléctricas, enfrenta el cierre de este 2025 con una contradicción clave: mientras el nivel del agua almacenada o “cota” se ha mantenido muy cerca de su máximo durante casi todo el año, el caudal de agua que ingresa al sistema experimenta una fuerte tendencia a la baja
De este reservorio depende el funcionamiento de las centrales hidroeléctricas Mazar, Molino y Sopladora. En conjunto, producen más del 38 % de la electricidad que el país consume a diario. Por ello, cualquier cambio en el clima que reduzca el caudal de los ríos impacta directamente en el suministro eléctrico. Esto ya quedó en evidencia durante la inusual y severa temporada seca del año pasado, que desplomó la producción de este complejo y obligó a aplicar cortes de luz de más de 10 horas.
Así, este embalse de Mazar, sigue enfrentando una fuerte tendencia a la baja en su caudal, según los datos oficiales más recientes de la Corporación Eléctrica del Ecuador, Celec: el promedio del flujo de agua se ubica hoy en 33,67 metros cúbicos por segundo (m³/s), muy lejos del máximo anual de 280,67 m³/s registrado en julio. En cinco meses, la reducción alcanza el 88%.

Tras el pico de julio, el caudal se desplomó en agosto hasta 98,02 m³/s, lo que implicó perder casi dos tercios del agua que ingresaba al embalse en apenas un mes. Desde entonces, los niveles se mantuvieron bajos: septiembre promedió 89,29 m³/s y octubre 73,94 m³/s.

En noviembre hubo una leve recuperación hasta 97,20 m³/s, pero esta no se sostuvo y diciembre, con datos acumulados hasta el día 16, marca el nivel más bajo del año.
Así, este 2025 se observó un contraste: durante los primeros meses, el caudal aumentó de forma gradual: pasó de 80,70 m³/s en enero a 186,76 m³/s en mayo. En junio se produjo la primera baja importante (145,41 m³/s), antes del salto excepcional de julio, cuando el caudal casi se duplicó frente al mes anterior. A partir de ese punto, la tendencia cambió y predominó la caída.

Así, pese a que hoyo el caudal del embalse cayó a su punto más bajo de todo el año, la cota del embalse o nivel del agua almacenada se mantiene casi a tope.
Según la ficha técnica de CELEC SUR, el embalse Mazar opera entre una cota mínima de 2.098 metros sobre el nivel del mar, msnm, y una cota máxima de 2.153 msnm.
Según los promedios mensuales de 2025, el embalse se mantuvo prácticamente en su nivel máximo durante casi todo el año, desde marzo hasta la fecha.
Así, una vez alcanzado el nivel alto en el primer trimestre, el embalse se movió en una franja de apenas 1,08 metros durante diez meses, una señal de estabilidad del almacenamiento.

Estos fueron los niveles registrados y su diferencia con respecto al nivel máximo:
- Enero: 2126,22 msnm, 26,78 m por debajo
- Febrero: 2149,94 msnm, 3,06 m por debajo
- Marzo: 2153,56 msnm, 0,56 m por encima
- Abril: 2153,61 msnm, 0,61 m por encima
- Mayo: 2153,69 msnm, 0,69 m por encima
- Junio: 2153,91 msnm, 0,91 m por encima
- Julio: 2154,03 msnm, 1,03 m por encima, el mayor exceso del año
- Agosto: 2153,35 msnm, 0,35 m por encima
- Septiembre: 2152,98 msnm, 0,02 m por debajo, 2 cm, el mes más cercano al nivel máximo
- Octubre: 2152,95 msnm, 0,05 m por debajo, 5 cm.
- Noviembre: 2153,76 msnm, 0,76 m por encima
- Diciembre: 2153,63 msnm, 0,63 m por encima, dato más reciente, consultado hoy, martes 16 de diciembre de 2025.
EL CRITERIO
Consultado por Ecuador Chequea, el experto en infraestructura energética, Fernando Salinas, consideró que las estadísticas del desplome del caudal “no constituyen un motivo para alarmarse”, pero advirtió que el sistema depende de térmicas e importación si la disminución de lluvias persiste.
Así, sostuvo que el comportamiento que muestran el reporte gráfico del Celec debe leerse con contexto: parte de la disminución es cíclica y estacional entre octubre y marzo, aunque en las últimas dos semanas la baja se habría acentuado por un período seco que meteorólogos describen como un “veranillo”.
Salinas explicó que Mazar es la primera pieza de un complejo hidroeléctrico en cascada dentro del complejo Paute, con tres centrales encadenadas. En ese esquema, Mazar cumple una función crítica: almacena agua que luego es utilizada aguas abajo por otras dos instalaciones que, según dijo, corresponden a Molino y Sopladora. El embalse de Mazar actúa como un reservorio que alimenta el flujo que después es “turbinado” en las centrales ubicadas río abajo.
La inquietud pública, añadió, se relaciona con el rol del complejo en la provisión de electricidad del país y con la lectura de los “caudales medios” que ingresan a la represa. Explicó que los meses en que “comienza a decaer” el caudal es “algo natural” en el ciclo anual de las cuencas del oriente ecuatoriano: entre octubre y marzo, explicó, suele presentarse una disminución de las precipitaciones, lo que reduce el caudal de ríos y, por extensión, el volumen de agua disponible para la generación hidroeléctrica.
En ese sentido, afirmó, el gráfico refleja un patrón “un poco cíclico” vinculado a la menor lluvia de esos meses. Sin embargo, Salinas matizó que en 2025 se habría registrado un comportamiento climático “atípico”, con un año “donde ha llovido mucho”. En su lectura, ese fue el principal factor para que Ecuador no enfrentara racionamientos en 2025: con abundancia de lluvias, las hidroeléctricas pudieron generar la energía necesaria para atender la demanda.
El cambio, agregó, habría ocurrido “en estos últimos 15 días”, cuando, según describió, se presentó una “disminución ostensible” asociada a una sequía corta o “veranillo” en las cuencas orientales. Esa combinación de una caída visible en el gráfico y un período seco reciente puede explicar, dijo, por qué “aparentemente hay una alarma”.
Aun así, Salinas insistió en que el país tendría margen para evitar una reacción de pánico inmediato, debido al volumen almacenado en el embalse. Señaló que Mazar tiene una capacidad de almacenamiento de 410 millones de metros cúbicos de agua, concebida precisamente para enfrentar períodos de menor lluvia. Con ese volumen, afirmó, la central y el embalse podrían abastecer el funcionamiento del esquema en cascada, incluidas las dos centrales río abajo, además de la propia generación de Mazar, por un período estimado de “un mes y medio a dos meses”, dependiendo de cómo evolucione el clima y el retorno de las lluvias.
En este sentido dijo que el indicador clave no es solo el caudal de ingreso, sino también el nivel del embalse. Salinas mencionó una cota máxima de Mazar de 2.153 metros y sostuvo que “actualmente” estaría alrededor de 2.148 metros, lo que, en su criterio, refuerza la idea de que “tampoco es que hay que alarmarse”. Su mensaje fue de “relativa tranquilidad” a corto plazo, condicionado a la evolución del clima.
Según las previsiones del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología Inamhi, Ecuador no registrará lluvias significativas a escala nacional hasta el 20 de diciembre, aunque no se descartan precipitaciones puntuales y de corta duración en algunas zonas de la Sierra.
En medio de este escenario, la ministra de Energía y Minas, Inés Manzano, informó el 12 de diciembre que el embalse de Mazar alcanzaba el 93,83 % de su capacidad máxima, por lo cual llamó a la calma sobre el suministro eléctrico durante el feriado de Navidad.
LO QUE VIENE
Según el diagnóstico de Salinas, en el corto plazo, el país tendría un margen de maniobra gracias al agua almacenada en Mazar y a una cota que aún está cerca del máximo; pero hacia el mediano plazo, el desafío pasa por la capacidad del sistema para sostener el suministro cuando el agua disminuya y si el respaldo térmico, junto con los mecanismos de importación, no se fortalece a tiempo.
En este sentido, dijo, el parque termoeléctrico no está en condiciones de responder cuando la hidroelectricidad no alcance. “Lo que sí, evidentemente, es que hay que poner a punto nuestro parque central térmico”, dijo, para que la energía que no se pueda producir con agua se cubra con generación térmica y con importación a través del enlace con Colombia.
Una parte de esta tarea pendiente, corresponde a que no se concretaron dos millonarios contratos firmados el año anterior para enfrentar la crisis eléctrica en Ecuador. Austral Technical Management, obtuvo $89,9 millones para 91 MW en Esmeraldas; 32 de 48 generadores eran incompatibles, 50 Hz vs. 60 Hz ecuatoriano, usados previamente en África y sin certificaciones plenas. Perjuicio: $40 millones; contrato paralizado con arbitraje en curso. Progen Industries recibió $149,1 millones para 150 MW en Salitral y Quevedo; generadores no nuevos, retrasos crónicos pese a $107 millones pagados. Terminación unilateral en 2025, demanda de Ecuador en EE.UU. por fraude; perjuicio: $100 millones.
LO LEGAL
Hoy el presidente, Daniel Noboa, anunció que ordenó demandar a Progen Industries en una corte de Florida, EE.UU., por irregularidades en contratos termoeléctricos fallidos durante la crisis eléctrica. Para Salinas se trató de una estafa que ocasionó pérdidas económicas al Estado sino que el impacto acumulado en el sistema eléctrico del país superaría los 1.000 millones de dólares.



