Los expertos dicen que esta especie es la última rana ligada al agua que le queda a Quito. Antes existían 4 especies y ahora solo queda una. La reinserción de esta se realizó en el parque Las Cuadras, en el sur de la capital.
POR: Karen Mantilla Ulloa.
¿Cuántos de ustedes no han escuchado el croar de una rana? Los científicos dicen que quienes lo hemos hecho deberíamos sentirnos orgullosos, pues no todos han tenido el privilegio de oírlas, porque con la llegada de los humanos, su sonido se hace cada vez más lejano.
El Zoológico de Quito creó una iniciativa denominada “que vuelvan los ulli- uillis”, donde más de 300 renacuajos y ejemplares juveniles de la rana marsupial andina, conocida científicamente como ‘gastrotheca riobambae’ fueron liberadas en el parque Las Cuadras, en el sur de Quito. Esto, para evitar la desaparición de esta especie de la capital que está siendo amenazada por la expansión urbana.
Reinserción de los uilli uillis en el parque Las Cuadras. Fotografía: Cortesía de Zoológico de Quito.
Martín Bustamante, director del zoológico de Quito, contó que esta iniciativa nació en 2021, cuando se vio la necesidad de “recuperar la relación de la naturaleza con la ciudadanía”. En ese entonces, al igual que ahora, liberaron a una gran cantidad de “uilli-ullis” y al revisar su monitoreo se dieron cuenta que después de tres años, las ranas ya están en su etapa adulta y en su etapa reproductiva.
“El proyecto surge como una forma de recuperar la relación de la ciudad con la naturaleza, de la gente con los animales. Esta rana tradicionalmente vivía en Quito, en las cochas y charcos de la ciudad, estos se llenaban de ‘uilli-uillis’, es su nombre quiteño para estos pequeños renacuajos. Para combatir a esta amenaza, reintroducimos a renacuajos y a ranas rescatadas en las charcas del parque Las Cuadras, un área clave para su supervivencia y reproducción”, cuenta Bustamante.
Esta iniciativa cuenta con la certificación de la Asociación Latinoamericana de Parques Zoológicos y Acuarios (ALPZA), que busca restablecer poblaciones de ranas nativas en áreas verdes de la ciudad como los parques y chaquiñanes para seguir contribuyendo a la restauración ecológica y a la revalorización de los ecosistemas urbanos.
“Con el pasar del tiempo hemos visto que el resultado más importante es escuchar nuevamente a las ranas. Esto quiere decir que la rana marsupial está regresando a zonas donde antiguamente hacía sonar su canto”, dijo el director del zoológico.
La rana marsupial andina es importante porque está ligada al agua
Los integrantes de este proyecto consideran que trabajar en la reinserción de esta rana marsupial es importante porque es la última rana que le queda a Quito y que está ligada al agua. Antes eran cuatro especies, ahora solo queda una.
“Trabajar con la rana marsupial y los uilli uillis es importante porque hay estudios que demuestran que la rana está ligada al agua, que dependían del agua, ellas vivían ahí, pero se fueron y ahí debemos todos preguntarnos ¿por qué se fueron?”, agregó Bustamante.
A su criterio, estas ranas se fueron porque las quebradas y los ríos de Quito cambiaron con el paso de los años, dejando como resultados ríos sucios y llenos de contaminación.
“Ahora en estas quebradas ya no hay agua, ahora hay tubos, hay cementos, ahora hay casas. Pero bueno, se fueron tres especies, ahora sólo nos queda una. Por eso es que tenemos que seguir trabajando para que no desaparezcan en su totalidad. Creemos que es importante tener estos símbolos en la comunidad, darles a conocer y crear campañas de concientización sobre estas especies que son tan importantes para los quiteños y la ciudadanía en general”, dijo Bustamante.
Fotografía: Cortesía de Zoológico de Quito.
La ciudad y el cemento crecen, pero los ‘uilli uillis’ desaparecen
Bustamante asegura que los niños quiteños de hace más de 20 años jugaban con estas especies. De hecho, así se divertían en sus tiempos libres, pues era común verlas en cualquier lugar de la ciudad que tenga charcos, pero con el pasar de los años y con la llegada de grandes proyectos arquitectónicos esta especie fue desapareciendo. “Cada vez es más raro que se puedan ver fácilmente a los ‘uilli uillis’. Los niños urbanos ya no saben qué son los ‘uilli uillis’, ya no juegan con ellos, peor aún se ensucian con el agua de los charcos”, aseguró Martín Bustamante.
Por esta razón, vieron la importancia de generar la reconexión entre el humano y la naturaleza. De hecho, cuenta que los primeros ‘uilli uillis’ fueron liberados en el parque Bicentenario. Esto después de varios estudios en los que pudieron determinar que hace 100 años ese lugar era una zona llena de humedades.
“La rana vivía ahí, en el que ahora es el parque. Lo que hemos visto después de estos tres años es que, pudimos hacer que la rana vuelva en los lugares donde sembramos ‘uillis uillis’; ahora ya están grandes, las hembras y machos ya están en la etapa productiva. Entonces, esta es la idea, empezar a devolverles las ranas a Quito”, explicó.
El 5 de octubre, el parque Las Cuadras abrió sus puertas a la rana marsupial andina, Bustamante, cuenta que en este parque, según los estudios municipales, tiene una extensión de casi 20 hectáreas, además cuenta con uno de los viveros municipales más grandes de Quito.
“Elegimos este parque porque provee plantas para toda la ciudad que sean ornamentales, frutales o arbustivas. También cuenta con un sendero ecológico denominado ‘La rana rin-rin’, diseñado para apoyar a la supervivencia de anfibios nativos de la zona.
¿Cómo fue la introducción de la rana marsupial en el parque Las Cuadras?
Se efectuó un rescate de renacuajos en un reservorio de Puéllaro, a este también se agregaron otras ranas juveniles y adultas.
El proceso de rescate implica una primera recolección de lotes de renacuajos a partir de poblaciones abundantes en reservorios de agua para uso agrícola.
El primer paso es que los expertos toman un grupo de 5 renacuajos para realizar un análisis de laboratorio con estos ‘uilli uillis’, lo que permite determinar si existe presencia de patologías.
Luego, con estos resultados, vuelven al reservorio a recolectar más de estas especies con fines de reintroducción.
“Todo esto se hace siempre y cuando sea una acción sin riesgo para el ecosistema donde van a habitar”, enfatizó Bustamante. Posterior a esto, los renacuajos se mantienen temporalmente en contenedores herméticos antes de su reinserción.
Para asegurar su bienestar y un traslado seguro, los especialistas miden la temperatura del momento de recolección como una referencia para el manejo posterior en la liberación.
“Todo este proceso responde a un protocolo para la recolección, manejo y transporte de renacuajos, basado en el manual para translocaciones para la reintroducción de Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza”, contó el experto.
Para el biólogo Juan Manuel Guayasamín, la reinserción de esta especie debería importarnos a todos, pues esto implica que tengamos una mayor diversidad en el país y sobre todo debe interesarnos porque es parte de la cultura quiteña, porque esta especie estuvo siempre en los que ahoran son adultos.
“El hábitat de las ranas siempre ha sido vulnerado, porque están sometidas a las presiones del medio ambiente. Es por eso que estamos en la obligación de cuidar esos pequeños espacios que aún quedan en la ciudad”, aseguró Guayasamín.
En esto concuerda el director del Zoológico de Quito, quien enfatizó que hay que buscar una cultura entre el humano y la naturaleza, para que con el pasar del tiempo los niños no sólo vean a las ranas en los libros de las escuelas.
“Las ranas a más de cuidar el entorno de la ciudad, deben interesarnos para que no solo sea un recuerdo más. Los niños tienen que conocerlas, conocer el porqué son importantes para que en un futuro no sean solo recuerdos”, dijo Bustamante.
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