Las ventas ambulantes, bicicletas y mascotas también cobraron protagonismo en esta segunda vuelta. Conozca más sobre el desarrollo de la jornada democrática en el país, mientras espera los resultados oficiales.
“Le emplastico su papeleta. Le emplastico su papeleta”, se oye gritar a tres hombres en medio del ‘vaivén’ de personas que llegan, entre los primeros, a votar en el colegio Sebastián de Benalcázar, en Quito.
Son las 07:25 y el sol avanza en medio de un celeste profundo. Con la llegada de la mañana, Ecuador inicia un nuevo día, crucial para el futuro político del país. Hoy, 15 de octubre de 2023, los ecuatorianos acuden a las urnas para decidir quién presidirá el gobierno durante el próximo año y medio.
La jornada empezó sin mayores novedades y se desarrolló con normalidad en más de 4.390 recintos electorales que existen en el país. Así lo informaron las autoridades en sus diferentes transmisiones, en las que se actualizan las cifras electorales y el avance del proceso.
Seguridad
Para esta jornada electoral, el ministro del Interior, Juan Zapata, informó que existen 161 recintos críticos, en los que las autoridades han redoblado esfuerzos para garantizar la seguridad. Esto, a través de tareas de inteligencia previas y el control policial y militar de los espacios.
Hasta las 13:00, la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Diana Atamaint, informó que en todos los espacios destinados al voto se registró presencia militar y policial, para garantizar la seguridad de los electores. Sobre las incidencias reportadas hasta la tarde, Zapata informó que se han registrado 296 citaciones ciudadanas por infringir la ley seca. A esto, se suman 304 citaciones por infracciones electorales, según cifras dadas por Policía Nacional. La institución también informó que entre ayer y hoy se registraron nueve falsas alertas de bomba, incluso en embajadas.
Ecuador Chequea recorrió varios recintos electorales ubicados en Quito. Si bien en algunos, como en el colegio Benalcázar, la presencia militar y policial no pasó desapercibida, junto con sus controles; en otros espacios, como la Unidad Educativa Manuela Cañizares, la escasez del ‘verde camuflaje’, como la presencia militar dejó pequeños ‘huecos’ entre los votantes.
“La verdad he visto que hay seguridad, pero sólo dentro de los recintos electorales. Aquí, por ejemplo, no se ven muchos policías o militares en los alrededores. Entonces, aquí me siento segura pero en el camino a mi casa, que no es lejos, no es lo mismo”, explica Sonia González, de 48 años, quien llegó junto a sus hijos al colegio Manuela Cañizares para ejercer su derecho al voto.
Otras personas como Michael Jaramillo, de 53 años, sí sintieron una mejoría en la seguridad, tanto dentro como en los alrededores de los recintos. “La verdad llegué, voté rápido y salgo por las mismas. Las calles se han sentido seguras en el camino hasta acá”, dice mientras agarra fuerte la correa de su cachorro, que le sirvió de acompañante para ir a votar en el Benálcazar.
Movilidad
El ‘caos’ electoral no sólo se vivió en las aulas y pasillos de instituciones educativas, que velan el proceso democrático. Esto también se sintió en las bocinas de los buses y vehículos, que en Quito transportaban a las miles de personas que buscaban ejercer su derecho al voto.
Grandes filas en el servicio de transporte público y embotellamientos formaron parte de la jornada. A personas como Ximena Mejía, quien tuvo que votar en la Academia Militar Iturralde, en Chillogallo, el colapso del tráfico y el cierre de vías la obligó a caminar parte del trayecto hasta su recinto.
“El tráfico está terrible. Me demoré media hora para venir acá. (…) Me sé hacer unos 15 minutos, pero está el tráfico terrible. Están cerradas las calles y no dejan pasar”, dice la mujer con el brillo que dejó en su frente los rezagos del calor y el sol.
Mientras más cerca a los recintos, más tráfico se generaba en las diferentes calles e intersecciones de la ciudad.
En medio del caos y el ruido, hay quienes prefirieron llegar a sus lugares de votación en bicicletas o caminando. Cristian Ortiz es uno de ellos. Él viajó desde Sangolquí hasta el colegio Manuela Cañizares, donde mantiene su domicilio electoral, en su bicicleta junto a su novia para poder ejercer su derecho al voto.
“Aún no cambio mi padrón electoral. Yo vivía en Chillogallo, me pusieron acá y nunca he cambiado. Pero me gusta tener lejos mi recinto electoral para poder aprovechar el domingo y salir a sufragar en bicicleta. Me parece interesante venir desde el valle hasta acá, porque hacemos unas rutas lindas”, dice con su casco y gafas negras.
Otros votantes llegaron caminando con sus mascotas, que tuvieron que esperar en las entradas de los recintos electorales a sus dueños, en ocasiones en compañía de otros familiares.
Ventas ambulantes
Las ventas ambulantes tampoco perdieron protagonismo en esta nueva jornada electoral. En los alrededores de los recintos electorales no fue raro ver puestos con comida, dulces y, los más comunes, puntos para plastificar las papeletas.
En fila, o parados lejos de las puertas, se encontraban vendedores esperando a los electores cansados o con la necesidad de proteger su documento electoral. Algunos, como Marco Gunsha, de 54 años, llegaron antes de las 6:30 a los alrededores de su recinto electoral, en la Unidad Educativa Cardenal Spellman, para colocar su pequeño puesto. Él vende sánduches, aguas y tiene una máquina para plastificar. Esta es una elección más en la que recurre a las calles en medio del proceso electoral para ‘redondear’ los ingresos.
Otros vendedores ambulantes, quienes también tuvieron que madrugar para llegar hasta la Universidad Indoamérica y ganarse el diario tuvieron que enfrentarse a reubicaciones hasta poder empezar a vender. Este es el caso de Isaac Placio, quien tuvo que mover su puesto ya armado por el cambio en la salida de los electores que llegaron a este recinto.
Sin embargo, más allá de eso no tuvieron mayores inconvenientes. Esto, a pesar de las prohibiciones de ventas ambulantes que se han establecido en zonas cercanas a los recintos electorales.
En un país que tendrá un nuevo Gobierno, la jornada electoral llega a su fin con historias y experiencias. Mascotas, bicicletas, vendedores y otros personajes también fueron los protagonistas de este proceso democrático.