Una encuesta se aplicó a 247.102 personas de las 24 provincias del país sobre temas relacionados con la seguridad en casa y en la escuela.
Según los resultados de la encuesta nacional ‘Tu voz, tus derechos’, presentada recientemente en Quito, Ecuador se revela que la mayoría de los niños y adolescentes en el país se consideran felices. Sin embargo, también se detectaron preocupaciones sobre la salud mental de este grupo vulnerable.
El estudio fue realizado por la Red Nacional de Niñas, Niños, Adolescentes y Jóvenes Wamprakunapak Yuyaykuna, con el respaldo de World Vision Ecuador y el Ministerio de Educación. Las respuestas recopiladas son de 247.102 encuestados de todas las provincias de Ecuador mediante un cuestionario virtual, que se llevó a cabo entre el 1 y el 22 de junio.
Según los datos obtenidos, el 76% de los niños y adolescentes se consideran felices, mientras que el 12% se siente estresado, el 6% cansado y el 2% triste. Sin embargo, preocupa que el 20% de los encuestados enfrenta dificultades para reconocer y gestionar sus sentimientos negativos como: la tristeza y el estrés.
En declaraciones recogidas por la agencia EFE, la coordinadora nacional de Incidencia y Protección de World Vision Ecuador, Alejandra Almeida, advierte que estas cifras podrían subestimar la realidad, ya que este grupo etario no siempre puede identificar sus propios sentimientos negativos, lo que sugiere que los índices de tristeza, estrés o ansiedad podrían ser aún mayores.
La salud mental de los niños y adolescentes en Ecuador es motivo de preocupación. Según las estadísticas del Ministerio de Salud, el 20% de ellos presenta síntomas de depresión o ansiedad, y el 10% ha considerado o intentado suicidarse. Almeida enfatiza la importancia de la salud mental en el desarrollo integral de los niños y adolescentes, ya que no sólo afecta su capacidad de aprendizaje, sino también su bienestar general y su habilidad para enfrentar los desafíos del entorno.
La representante de la Red Wamprakunapak Yuyaykun, Emilene Guevara, también dijo a EFE que esta encuesta proporciona argumentos para exigir al Estado el desarrollo de políticas públicas sostenibles que aborden adecuadamente las necesidades de protección y bienestar en materia de salud mental, de acuerdo con los estándares internacionales de derechos humanos.
En cuanto a la sensación de seguridad, el 74% de los encuestados afirmó sentirse siempre seguro en su entorno escolar o familiar, mientras que, el 16% respondió que se siente casi siempre seguro. Aunque, el 8% se siente inseguro pocas veces y el 1% siempre se siente inseguro.
En relación a la experiencia de ansiedad o depresión, el 54% de los encuestados indicó que nunca la ha experimentado, el 34% dijo haberla experimentado pocas veces y el 12% siempre o casi siempre.
En el ámbito del hogar, las cifras mejoran, ya que el 83% indicó no haber experimentado acoso o intimidación emocional, el 12% pocas veces y el 5% siempre o casi siempre.
En cuanto a la comunicación abierta con los padres o cuidadores, el 64% de los entrevistados manifestó que sí lo puede hacer, un 22% mencionó que esto ocurre sólo en algunas ocasiones, mientras que el 8% afirmó no poder hacerlo. Además, un 6% prefirió no compartir sus sentimientos con sus padres.
ACOSO ESCOLAR
El acoso escolar es uno de los principales temas de preocupación que plantea este estudio: el 68% de los encuestados afirmó que nunca ha experimentado acoso o intimidación emocional por parte de sus compañeros, el 25% dijo que sí lo ha experimentado pocas veces y el 7% dijo que que siempre o casi siempre lo ha vivido.
Cifras de la felicidad y la inseguridad de los niños en Ecuador: Resultados de las respuestas de 247.102 personas encuestados de todas las provincias entre el 1 y el 22 de junio de 2023: 1. Sensación de seguridad en el entorno escolar o familiar: – Siempre seguro: 74% – Casi siempre seguro: 16% – Pocas veces seguro: 8% – Siempre inseguro: 1% 2. Experiencia de ansiedad o depresión: – Nunca: 54% – Pocas veces: 34% – Siempre o casi siempre: 12% 3. Acoso o intimidación emocional por parte de compañeros: – Nunca: 68% – Pocas veces: 25% – Siempre o casi siempre: 7% 4. Acoso o intimidación emocional en el hogar: – Nunca: 83% – Pocas veces: 12% – Siempre o casi siempre: 5% 5. Capacidad de hablar abiertamente con los padres o cuidadores: – Sí: 64% – Algunas veces: 22% – No: 8% – Prefiere no decirles a los padres: 6% FUENTE: Encuesta nacional ‘Tu voz, tus derechos’, junio de 2023 |
Estas nuevas estadísticas presentadas hace apenas una semana, no reflejan una mejoría significativa respecto al diagnóstico del acoso escolar realizado hace seis años. En mayo de 2017, el Ministerio de Educación presentó un estudio realizado con el apoyo de Visión Mundial y Unicef que señala que en Ecuador 1 de cada 5 estudiantes entre 11 y 18 años ha sido víctima de acoso escolar.
Para este informe titulado «Violencia entre pares en el sistema educativo: Una mirada en profundidad al acoso escolar en Ecuador», se encuestó en 2015 a más de 5.500 estudiantes, desde octavo de básica hasta tercero de bachillerato, de 126 instituciones educativas públicas y privadas ubicadas en sectores urbanos y rurales de la Sierra, Costa y Amazonía de Ecuador.
Dicho informe reveló los siguientes hallazgos:
Porcentajes:
- El acoso escolar afecta al 23% de los estudiantes entre 11 y 18 años a escala nacional.
- Es decir, 1 de cada 5 estudiantes ha sido víctima de actos violentos de manera reiterativa.
Con mayor frecuencia:
- Insultos, 4 de cada 10
- Rumores, 3 de cada 10
- Sustracción de pertenencias: 3 de cada 10
- Ciberacoso, 3 de cada 10
- Golpes, 1 de cada 10
Por regiones:
- En la Amazonía, 64%%
- En la Costa, 61%
- En la Sierra 61%
¿Cuáles son las soluciones?
Si el acceso a información oportuna y útil sobre esta delicada materia de los problemas de la niñez es una asignatura pendiente. Por ello surge la duda de cómo la sociedad ecuatoriana puede garantizar la paz y salud mental de los niños.
La experta Sara Oviedo señaló que una de las medidas básicas que deben aplicar todos los sectores de la sociedad ecuatoriana, en particular en los hogares y en las escuelas, es escuchar y creer a los niños. A partir de estas dos prácticas, que deberían ser cotidianas y usuales, pero que lamentablemente no se realizan, se comienza a garantizar una verdadera seguridad para los niños, entendida no sólo como medidas de protección física, sino sobre todo emocional.
A continuación, les presentamos los criterios técnicos de Oviedo que entre 2013 y 2017 fue vicepresidenta del Comité Mundial de Derechos del Niño de la ONU.
¿Qué nos están indicando estas respuestas, de que el 64% de los niños si tiene capacidad de contar sus sentimientos a sus padres o cuidadores?
Los niños cuentan una variedad de condiciones para dialogar y decir lo que sienten, mientras que con nosotros, cuando conversamos presencialmente con los niños, estando solos nos podrían hablar y contestar más sueltamente. En cambio, en esta encuesta entiendo que fue virtual y casi siempre en compañía de sus padres.
Estoy seguro que World Vision aplicó una metodología con este tipo de condiciones para que los niños estén más protegidos. Eso puede haber variado un poquito en los resultados de los niños, porque siempre cuenta quién esté ahí, al lado, inclusive quien le haga la pregunta y quién puede enterarse de lo que está poniendo.
En un estudio presencial que realizamos el año anterior no tuvimos preguntas directas en relación con el diálogo, pero sí puedo concluir, por las cosas que dijeron que no les gusta, fue bastante claro que los papás les pegan, les maltratan, que no confían en ellos, etcétera.
Esto fue muy diferente, opuesto inclusive, a la posibilidad de un diálogo tranquilo entre ellos. Esto no quiere decir que, World Vision está mal en lo que está poniendo, simplemente son condiciones diferentes. Por ejemplo, si preguntaban si en la familia le pegan, tal vez la respuesta era sí en un 75%.
En este contexto, ¿cuáles serían las posibles medidas de solución que pueden aplicar las familias, escuelas y otros sectores de la sociedad ecuatoriana para que los niños se sientan más seguros?
Creo que la primera cosa que necesitamos que haga la sociedad es que, les creen espacios de escucha a los niños. Usted sabe que cuando tiene algo que les hace sentir mal, lo que necesita es conversar con alguien. Y esa necesidad de compartir y recibir apoyo es mayor cuando tiene problemas.
Entonces, primero necesitamos escucharles. Y segundo, creerles. Créame que esto que le estoy diciendo no es porque se me ocurre, sino porque les he escuchado todo el tiempo decir eso, sobre todo a los chicos que hayan tenido un tipo de violencia sexual.
El primer problema que ellos plantean siempre es que los papás no les creen, los adultos en el colegio no les creen. Enseguida, se ve el espíritu de cuerpo que se respalda entre adultos ya sean papás u otros profesores.
Entonces, ¿cómo me siento seguro si no me escucha, si no me dan espacio para decir lo que yo siento y si no me creen cuando cuento lo que yo siento? El problema de la seguridad incluye también el aspecto de que haya una serie de medidas que garanticen su seguridad física, emocional, sexual, etc.
¿Qué pasa cuando esto no ocurre?
Lamentablemente, cuando no existen espacios de escucha debido a métodos de enseñanza violentos, los niños se encuentran desprotegidos en los lugares donde deberían sentirse más seguros, como el hogar y la escuela.
En plena época electoral en la que se multiplican discursos y ofrecimientos en búsqueda de votos, ¿qué les diría a los candidatos y, sobre todo, a los electores?
A los políticos que dejen tanta demagogia porque hay demasiados problemas en Ecuador para que nos sigan creyendo que somos tontos y que les creemos todo. Y es muy preocupante ver cómo mienten. Por tanto, por el papel que cumplen frente al futuro del país, es necesario que dejen de ser mentirosos y demagogos. Y esto es sin ninguna distinción porque en el campo de la política todos se vuelven iguales.
Y a las familias, que deben escuchar y cuidar a los niños, que se pongan en los zapatos de ellos, que se acuerden cuando eran niños, cómo se sentían de mal porque no les creían, no les hacían caso, porque no eran tomados en cuenta para nada.
Si no cambiamos ese tipo de cosas la sociedad va de mal en peor al grado de entrar a un límite en cuanto a las seguridades, en cuanto a la violencia, al tema del narcotráfico y en otros aspectos que ni nos imaginábamos en contra de los niños.
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