Una estrategia de quienes producen contenidos falsos o engañosos en internet es atacar a los periodistas y pedir a los usuarios que no confíen en los medios. ¿Le son familiares frases como ‘prensa corrupta’ o ‘prensa basura? ¡Huya! Está usted en el reino de la desinformación.
La desinformación se presenta cada vez más como un fenómeno complejo y masivo, que tiene un gran impacto en personas, grupos, organizaciones, pero sobre todo en el funcionamiento de las democracias, según se analiza en el libro ‘El periodismo ante la desinformación’ de Fundación Gabo.
“Su crecimiento parece imparable y ha dado lugar a toda una industria, impulsada por el cambio tecnológico, los beneficios económicos lícitos e ilícitos, los intereses geoestratégicos y la validación de líderes políticos que buscan imponerse en la guerra de narrativas en contextos de creciente polarización”, detalla el texto.
La Unesco establece que la desinformación y la censura también constituyen amenazas para la libertad de expresión y la democracia.
Y la Federación Internacional de Periodistas señala que para disminuir el impacto de la desinformación es importante que los periodistas y los ciudadanos puedan tomar conciencia de que este fenómeno tiene incidencia en la sociedad, afectando la integridad democrática, que debe ser abordada en sus dimensiones política, social y cultural.
“La desinformación y la propaganda afectan intensamente la democracia, erosionan la credibilidad de los medios de comunicación, interfieren con el derecho de las personas de buscar y recibir información de todo tipo, y pueden aumentar la hostilidad y el odio en contra de ciertos grupos vulnerables de la sociedad”, recalca este organismo.
Bajo este actuar, en Ecuador los generadores de desinformación crean nuevas estrategias para llegar a más personas. En varias páginas de Facebook, las redes de la desinformación hacen un llamado a desconfiar de lo que el ciudadano puede ver en los medios de comunicación.
Por ejemplo, en la descripción de varias publicaciones desinformativas suele usarse la muletilla de decir que ‘es algo que no se verá en los medios tradicionales, porque no quieren que nos enteremos de lo que está sucediendo’. ¿Le es familiar esa frase? Pues ésta es una de las trampas que suelen usar los desinformadores para que los ciudadanos caigan en el engaño y crean en ella, apelando más al sesgo y a las sensaciones que a la información real.
Actualmente, las redes de la desinformación han tomado fuerza y su nueva estrategia es el ataque a la prensa o el tratar de desacreditar su trabajo a través de estas prácticas. En una página de Facebook, se asegura que la prensa ecuatoriana es “corrupta” y la acusan de ser “culpable de la destrucción del país”. En el post que se comparte se observa una recopilación de videos de periodistas y medios de comunicación.
El periodismo es la principal arma contra la desinformación; por eso, los alfiles de la desinformación atacan al periodismo. En otra publicación se dice que para este nuevo periodo los ciudadanos ya no escogerán a bachilleres y que no se dejan llevar por lo que ven en la “prensa basura escrita y televisiva”. En otro contenido, se cataloga a la prensa como corrupta y mediocre. Si lee estas frases, huya, seguro está en medio de las redes de la desinformación.
Y como otra de sus estrategias, en una cuenta que difunde desinformación casi a diario, se encontró una imagen en donde se puede ver a una oveja como dibujo comiéndose un periódico. En la descripción se hace referencia a la prensa de Ecuador.
Por ello, las Naciones Unidas recalcan que la proliferación de desinformación en las redes ha provocado que el público deje de confiar en los medios tradicionales. Y además, se explica que esta retórica se está utilizando para censurar a la prensa y evitar críticas o discusiones sobre temas sensibles.
Catalina Botero, exrelatora especial de libertad de expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA), afirma en el libro ‘El periodismo ante la desinformación’, que dentro de estos escenarios, si se pierde la mínima decencia política, ese comportamiento se verá reflejado en las redes. Y los seguidores políticos indecentes van a tener un comportamiento ruidoso, que será perjudicial para la conversación política.
Y menciona que los medios de comunicación no pueden competir con las redes sociales, porque, si lo hacen, les irá mal a los medios, a la sociedad y a la conversación política. Botero recomendó que para enfrentar a la desinformación también hay que trabajar sobre qué significa ser ciudadano digital en todos los ámbitos, desde los colegios y universidades.
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