Hay una disminución del ingreso de agua al reservorio del que dependen tres centrales hidroeléctricas que cubren el 38% de la demanda diaria de electricidad, según datos de Celec.
POR: Juan Camilo Escobar
El registro diario del caudal de agua que ingresa al embalse de Mazar, ubicado entre Azuay y Azogues, en el sur del país, no da margen a la menor duda: después de alcanzar su punto más alto en julio, empieza un desplome.
Así, el promedio mensual de agosto es de 97,25 metros cúbicos por segundo, apenas la tercera parte del pico de 280.67 al que ascendió hace tres meses, según puede constatar usted, lector de Ecuador Chequea, en el reporte gráfico de la Corporación Eléctrica del Ecuador (Celec EP).
Esta caída, lenta, pero sin freno, continúa en medio de la preocupación de autoridades del sector eléctrico y de expertos de la proximidad de la temporada seca, que históricamente ha empezado entre septiembre y octubre.
Mazar y otras centrales hidroeléctricas producen, según datos oficiales, el 72% de la electricidad en Ecuador.
Así, basta con recordar que del embalse de Mazar depende de un complejo de tres centrales hidroeléctricas, que en su conjunto, según datos oficiales, cubre el 38% de la demanda diaria de electricidad del país.
Por ahora, la ‘mira’ no sólo se da a los caudales que ingresan a este gigantesco embalse, sino a sus cotas. Es decir, las alturas máxima y mínima, que dan cuenta de la capacidad de reserva de agua.
Entre octubre y noviembre del año anterior, en plena época seca, las cotas de este embalse se desplomaron a niveles críticos, de apenas 2.110 metros sobre el nivel del mar, insuficientes para operar sus tres centrales. Las consecuencias estuvieron a la vista con racionamientos diarios de electricidad de hasta 14 horas, que fueron divididas en dos y tres “bloques”, que destrozaron cualquier planificación de emergencia de las industrias, comercios y de la ciudadanía.
Por ahora, el reporte gráfico del Celec tampoco da margen de duda: pese al reciente desplome del caudal de ingreso de agua, las cotas se han mantenido altas desde febrero. Esto después de que a inicios del año se registraran fuertes precipitaciones que provocaron inundaciones en el sur del país.
Así, mientras la cota máxima es de 2.153 metros sobre el nivel del mar (msnm), en marzo tuvo un promedio de 2.153,56 msnm, en abril 2.153,61 msnm, en mayo 2.153,69 msnm, en junio 2.153,91 msnm, en julio 2.154,03 y, en lo que va de agosto, 2.153,35.
Hasta el cierre de esta nota, Celec no respondió un pedido de información respecto a las previsiones y estrategias para enfrentar la mencionada disminución de caudales aunque con las cotas altas. En junio, fuentes internas de este medio se limitaron a señalar que se han activado “los protocolos de vigilancia y descarga”, es decir abrir y cerrar de manera controlada las compuertas de desfogue.
Consultado sobre esta situación, el integrante del Consejo Consultivo de Ingenierías y Economía del Ecuador, Luis Ayala, sostuvo que cumplir este protocolo de este embalse, de manera técnica y con mucho cuidado, es una de las prioridades para el manejo del complejo de las tres centrales hidroeléctricas. Sostuvo que de esto depende la propia reserva del embalse, por un tiempo máximo de 30 y hasta 45 días, una vez que inicie la temporada seca.
“Ya está por concluir agosto sin que se concreten los contratos para generación adicional de energía. Por tanto, si hoy no se cuidan las reservas de energía de la represa Mazar, si hoy se empiezan a utilizar por la disminución de caudales, y si empieza a fines de septiembre el estiaje lo más probable es que en diciembre haya apagones”, comentó.
“El proyecto almacena agua para que no haya apagones con el apoyo de las centrales termoeléctricas. Eso permite tres meses de reserva energética. Es decir, ya no habría agua en el proyecto Mazar. Por eso, es importante guardar el reservorio para cuando comience la época seca”, insistió.
¿Qué dice el Inamhi?
El departamento de pronósticos del Inamhi respondió que para hoy se mantiene una alerta de precipitaciones de baja y mediana intensidad en la zona sur del país, incluida la zona de influencia del complejo de las tres centrales hidroeléctricas del complejo Mazar.
Por esta situación, aclararon, la mencionada disminución de caudales, no se puede catalogar como sequía, la cual se declara oficialmente tras 30 días consecutivos sin lluvia como ya aconteció en agosto del año anterior.
Con esta aclaración, el director de pronósticos de la entidad, Vladimir Arrega, dijo que “la temporada seca en la Sierra empezó en julio y se mantiene vigente en la actualidad. En la Amazonía, ingresamos a un periodo donde las lluvias, normalmente, se reducen año tras año. Sin embargo, el comportamiento de lluvias durante este 2025 ha sido diferente a lo ocurrido en 2024”.
“Este año hemos tenido una mejor contribución de las lluvias. Los diagnósticos preliminares no nos indican una condición seca tan severa como la del 2024, aunque las lluvias disminuirán, estas no se irán por completo como sí ocurrió en 2024”, concluyó.
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